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Por Miguel Jorquera ![]() La lista menemista había alquilado 4000 vehículos a un costo de 150
pesos, cada uno de los Nada había sido dejado al azar. Los improvisados remiseros firmaron un contrato, elaborado por la propia lista menemista que, para garantizar el trabajo, adelantó 50 pesos en concepto de gastos a cada uno de los vehículos. También tenían previsto el control de los votos y los gastos. Los choferes recibían una planilla con el nombre de los votantes, que ellos mismos habían aportado, previa verificación en los padrones. En ella tenían el nº de mesa, la escuela y un lugar en blanco que debían sellar los fiscales de la lista en cada colegio, que a su vez se encargarían de pagar los 10 pesos por cada voto "independiente". En tanto, los inexpertos fiscales de mesa recibirían otros 50 pesos por controlar la votación y el escrutinio. Una cifra que aumentaba para los que tenían la responsabilidad de fiscalizar toda una escuela o un circuito electoral. Pero la cuidada estrategia empezó a hacer agua la madrugada del día de la elección. La plata para terminar de garantizar los votos no apareció y una violenta discusión entre los propios referentes de la lista menemista terminó a golpes de puño: el precandidato a intendente, Enrique Barrionuevo, tuvo que ser hospitalizado con problemas coronarios. La misma suerte corrió Luis "Pichi" Aguilera, dueño de una bailanta, una radio de baja frecuencia y apoderado "económico" del funcionario nacional Jesús González. Mientras que la precandidata a concejal y actual consejera escolar, Miriam Juárez, denunció un secuestro y "un apriete", aunque no aclaró de quién. A las 10 de la mañana de ayer, los choferes más madrugadores hacían cola para cobrar por el trabajo realizado; otros habían tenido menos suerte y también se habían agolpado para reclamar: quienes debían encargarse de pagar a los votantes no aparecieron y tuvieron que poner la plata de su bolsillo. A otros, en su desesperada búsqueda de la persona que debía ponerle el sello en la planilla terminaron con los vehículos rotos y corridos "a patadas" por los fiscales de las otras listas. Una frase colmó la paciencia de los acreedores: "El sistema de computación se cayó y le vamos a pagar después". Los más enardecidos se dieron cuenta de que "la plata no estaba", entraron en el local y comenzaron a destruir las computadoras y a quemar toda la documentación. La llegada de los bomberos primero y la presencia policial después terminaron con el fuego y la furia de los más belicosos. La noticia recorrió rápidamente todos los lugares de votación y en pocas horas una multitud reclamaba el pago de los servicios electorales en el local de Marcos Paz al 200, en pleno centro de Moreno. A las 3 de la tarde, dos personas cargando un bolso lograron abrirse paso entre más de 50 policías uniformados con chalecos antibalas y los manifestantes, y entraron en el local. La plata que aportó Jesús González había llegado y comenzó a formarse una larga cola para recibir el pago pactado. Ya era tarde, y la mayoría de choferes y fiscales se pasaron la jornada reclamando. Un grupo identificado como seguidores del director nacional de Vías Navegables se abrazaba, lloraba y emprendía consignas contra Mariano West, el intendente duhaldista que iba por su reelección, a quien acusaron de "fraude y de robar la elección". Pero los más francos admitían que habían perdido la interna con una curiosa interpretación política: "Nos faltó financiamiento, porque la plata estaba".
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