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El presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasser Arafat, se reunió ayer en El Cairo con el presidente egipcio, Hosni Mubarak, y con el canciller Amr Mussa. Los tres estuvieron analizando las implicancias del triunfo de Barak, pero evitaron, como ya hizo Arafat durante la campaña electoral israelí, cualquier acercamiento explícito al nuevo premier. "Somos optimistas, pero nuestro optimismo es cauto porque queremos ver un cambio real en el proceso de paz", dijo Mussa. Arafat anunció que se está preparando una cumbre árabe con los líderes de los países vecinos de Israel: Jordania, Egipto, Siria, Líbano y los palestinos. En su campaña electoral, Barak prometió que su gobierno iba a retirar al Ejército israelí del sur del Líbano en el plazo de un año. Para legitimar esta decisión, que generará varias controversias, Barak someterá esta decisión a un referéndum, seguro de ganarlo por el creciente descontento de una campaña militar que provoca muchas víctimas del lado israelí. Pero el nuevo premier considera que cualquier retirada será una solución a medias si al mismo tiempo no se desarma al Hezbollah, la guerrilla pro iraní que actúa en el Líbano. Y para ello hay que negociar con Siria, paso obligado por donde entran las armas del Hezbollah.
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