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Por Washington Uranga ![]() Maccarone, que cumplirá 59 años el próximo octubre y es obispo desde 1993, se venía desempeñando como titular de la diócesis de Chascomús desde 1996, después de haber actuado como auxiliar de Lomas de Zamora. Pero más allá de su diócesis, el obispo Maccarone es uno de los teólogos e intelectuales más prestigiosos del Episcopado argentino y, en 1994 con ocasión de la reforma constitucional asistió a la Convención en Paraná, oportunidad en la que consolidó viejas amistades y generó otras con diversos interlocutores de la política argentina. Titular de la muy importante Comisión Episcopal de Fe y Cultura, Maccarone ha participado activamente en la redacción de varios de los últimos documentos del Episcopado y quienes lo conocen de cerca sostienen que a su mesa del obispado de Chascomús se han sentado en los últimos tiempos dirigentes políticos de todas las orientaciones, incluyendo al ex presidente Raúl Alfonsín, al secretario de la Presidencia, Alberto Kohan y al diputado Carlos Chacho Alvarez. La muerte accidental del obispo Gerardo Sueldo le generó el año pasado e imprevistamente a la Iglesia la necesidad de encontrar una figura de recambio que debía reunir varios requisitos en virtud de los problemas planteados. La grave situación social por la que atraviesa la provinciafue motivo de predicación permanente por parte del obispo Sueldo, quien mantuvo un enfrentamiento y cruces verbales constantes con el gobernador Juárez. A los problemas políticos de la Iglesia santiagueña hay que sumar las dificultades propias por la falta de clero, por las divisiones ideológicas y pastorales entre los mismos sacerdotes y por la necesidad evidente de atender a la misión propia de la Iglesia sin dejar de preocuparse por la acción social. Maccarone, quien fue amigo personal de Sueldo, había visitado varias veces la provincia e incluso llegó a predicar retiros espirituales a los sacerdotes de la diócesis de Santiago del Estero. Este conocimiento personal, el prestigio del hasta entonces obispo de Chascomús, pero también su reconocida capacidad para el diálogo con los políticos, terminaron sumando argumentos para inclinar hacia Maccarone el nombramiento como diocesano de Santiago. La presencia de una importante delegación de dirigentes políticos en Santiago para la asunción del nuevo obispo puede leerse también como un mensaje dirigido al propio Juárez y una suerte de respaldo anticipado a Maccarone para el caso de que el gobernador quiera repetir con él los enfrentamientos que ya tuvo con Sueldo. Sin embargo, esta posibilidad parece al menos lejana por el momento, dado el tono más conciliador adoptado por Juárez hacia la Iglesia y, al mismo tiempo, por la habilidad política y el estilo dialogante del propio Maccarone, lo que no le impedirá seguramente hacer señalamientos y advertencias cuando lo considere necesario para guardar su autonomía, denunciar o defender derechos que están siendo avasallados. Nadie espera, por otra parte, que estando en Santiago del Estero el obispo Maccarone se aísle de la vida nacional, dado que por lo menos hasta noviembre próximo seguirá presidiendo la Comisión de Fe y Cultura del Episcopado y, con posterioridad a esa fecha, es muy posible que encabece otra de las comisiones importantes dentro de la Conferencia Episcopal.
Llamamiento de obispos correntinos Inseguridad de cobro
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