Por Horacio Cecchi
Permiso, venimos de
parte del jefe de mantenimiento, tenemos que solucionar un problemita, dijo uno de
los operarios a un guardia de seguridad, en la casa matriz de la Banca Nazionale del
Lavoro Florida y Diagonal Norte. Con la venia del guardia, los cuatro obreros
pasaron al subsuelo, donde funciona el centro de atención a clientes especiales. Allí se
supo que no eran operarios ni venían de parte de nadie: los guardias de Segubank y los
empleados del subsuelo supieron la verdad cuando fueron encañonados por los cuatro. El
asalto duró unos 15 minutos, tiempo suficiente para que el grupo se llevara una cifra
cercana a los dos millones de pesos, incluidos 100 mil que pensaba depositar un cliente.
También se alzaron con los videos de las cámaras de seguridad donde habían sido
registrados sus rostros. Después, se fueron caminando tranquilamente por Florida con el
problemita prolijamente distribuido en sus cajas de herramientas. La policía
sospecha que los asaltantes contaron con la asistencia de un entregador.
En principio, en la casa matriz de la BNL sólo había desconcierto. El método utilizado
por los asaltantes no había seguido los cánones clásicos a que están acostumbrados los
bancarios: no hubo demostraciones de armas, muchos menos violencia, disparos, ni nada que
se le parezca. Al contrario, todo fue sucediendo con un perfil bajo y costumbrista.
A las 10.45 de ayer, cuatro sujetos, disfrazados como empleados de mantenimiento del
banco, con sus pantalones y chaquetas azules, entraron por la puerta principal, en Florida
40, cuando el salón principal se encontraba atestado de clientes. Con evidente
conocimiento de los movimientos internos, el grupo se dirigió a la cabina de seguridad,
donde uno de ellos dijo: Nos mandaron para arreglar un problemita de la
ventilación. También dio el nombre del jefe de mantenimiento quien, supuestamente,
los había mandado.
Pasen, indicó el guardia de turno. Los cuatro se investiga si existía
un grupo de apoyo fueron derecho a las escaleras que se encuentran a la derecha del
salón principal, que conducen al sector de grandes operaciones y de atención a clientes
especiales, en el subsuelo de la entidad, donde también se encuentra el tesoro chico.
Allí, los cuatro operarios truchos abrieron sus cajas de herramientas y, en lugar de
pinzas y tornillos, sacaron cuatro pistolas 9 milímetros. A la voz de ¡esto es un
asalto!, dejaron paralizados a la cajera, a otros dos empleados que pasaban por el
lugar, y a dos custodios, que se echaron obedientemente al piso. La situación fue
dura, más por la sorpresa que por otra cosa, pero no hubo violencia. Hablaban con tono
amenazante, algún insulto, pero nada más, dijo a Página/12 el gerente de
Relaciones y Comunicaciones Institucionales de la BNL, Carlos Martínez.
Dominada la situación, los operarios truchos fueron distribuyendo a los cinco rehenes en
el baño, para luego dedicarse cómodamente a solucionar el problemita de la ventilación.
Se llevaron casi dos millones de la caja destinada a grandes clientes,
calcularon fuentes policiales de la Comisaría 1ª, con jurisdicción en la zona, aunque
Martínez, más reticente, señaló que la cifra es importante, sin abundar en
más detalles.
Según el comisario inspector Antonio Dinisio, es casi seguro que actuaron con un
entregador porque tenían una noción exacta de los datos internos y dónde estaba la
plata. Tanto parece ser así que, en los quince minutos que duró el incidente, los
falsos operarios tuvieron tiempo para acercarse hasta el bunker de seguridad del banco, de
donde, tras sacar a punta de pistola al vigilador a cargo, extrajeron los cuatro
videocasetes que habían registrado sus rostros.
Antes de retirarse, dejaron como seña una granada en la caja principal del subsuelo,
supuestamente lista para estallar. Pero, los asaltantes fueron coherentes con todo su
operativo: después de un concienzudo análisis, efectivos de la Brigada de Explosivos
determinaron que se trataba de una granada de plástico, incapaz de explotar. Después,
los cuatro salieron con sus cajas de herramientas y bolsos caminando, de la misma forma en
que habían entrado, y se perdieron entre los transeúntes de Florida. También sus
presuntos cómplices que, según estima la policía, serían otros cuatro. Mirá si
no podían darse una lustradita, protestó el lustrabotas que se sienta junto a la
puerta de entrada del banco. Yo no vi nada. Recién me di cuenta cuando todo era una
bola de gente, policías y periodistas, aseguró.
A partir de los testimonios obtenidos, la policía demoró a dos personas en la Comisaría
1ª, sospechadas de haber tenido algún tipo de participación en el asalto, y sigue la
pista que hasta el momento resulta más firme: la existencia de un entregador dentro del
banco.
La actividad más lucrativa Después de la farmacéutica, la de los robos a los bancos debe ser
una de las industrias más redituables en los últimos tiempos. Con disfraces o no,
armados o con tecnologías de punta, amenazantes o pacíficos, los últimos logros de los
asaltantes puede resumirse en el siguiente síntesis:
El 12 de enero, una banda asaltó la sucursal del Banco Francés de La Lucila.
Robaron 50 mil pesos, hubo persecución y tiroteos. Un policía y un delincuente
resultaron muertos.
Cuatro días después, en la sucursal del Galicia de la capital sanjuanina, un
grupo comando se llevó, en 10 minutos, 2,5 millones de pesos.
El 14 de abril, hubo una seguidilla de tres asaltos. Uno en el Banco Francés de
Palermo y los otros dos en Bernal y Cañuelas. El de Bernal fue el más espectacular:
robaron casi medio millón.
El 21 de mayo, tres asaltantes disfrazados de obreros de la construcción
ingresaron al Banco Ciudad de Esmeralda al 660 y, sin disparar un solo tiro, se llevaron
927.000 pesos. |
EN CINCO MESES ROBARON 1,5 MILLONES MAS QUE EN
1998
Con el tesoro como objetivo
En lo que
va del 99, los ladrones de bancos ya embolsaron casi un millón y medio de pesos
más que en todo el año pasado. El balance de casi cinco meses arroja 44 asaltos y casi 8
millones de pesos robados. El rédito de los ladrones es notoriamente mayor al de 1998,
cuando en 126 operaciones registradas en bancos de todo el país, se alzaron con casi
6.500.000 pesos. En estos hechos se empezó a formalizar la modalidad de aprovechar
el descuido y hacerse pasar por empleados para ingresar a los bancos. En esos casos,
los grupos prefieren llegar hasta el tesoro y llevarse cifras millonarias. Pero también
está la moda de los robos relámpago, concretados en cuestión de segundos.
Ante esta situación, el gremio de los bancarios ya realizó un paro y adoptará una
conducta similar el próximo 3 de junio, en Buenos Aires, para reclamar políticas
de prevención que den seguridad a los empleados y a los clientes de los bancos.
Por segunda vez en dos meses, un grupo de ladrones eligió la casa central de la Banca
Nazionale del Lavoro como blanco. La primera vez, el 12 de abril, se llevaron 45.000
pesos. Ayer se llevaron casi dos millones. De manera similar, hace una semana, fue
asaltada una sucursal del Banco Ciudad de Buenos Aires (ver aparte). En los dos casos, el
asalto se produjo por la mañana, en pleno centro porteño; los autores simularon ser
trabajadores del lugar y no necesitaron disparar un solo tiro. La modalidad parece una
marca registrada de los últimos meses.
Para Alberto Alonso, presidente de la consultora en seguridad bancaria Sasetech, estos
robos se producen por deficiencias burdas de seguridad. Desde este año,
agrega por fallas operativas, con ardides muy simples, los grupos armados
llegan al tesoro de los bancos. Según Alonso, se puede hablar de dos tipos
generales de asaltos. Por un lado, el grupo comando que roba las cajas, en cuestión de
segundos o minutos, y se lleva montos de menos de 100.000 pesos. Y por el otro, los que
actúan con una mayor planificación del robo, acceden a los tesoros y se llevan grandes
sumas.
Empezamos a notar un incremento serio de la cuestión en 1995, pero ahora los
episodios se hacen cada vez más frecuentes y se multiplican, señala Eduardo
Berrozpe, vocero de la Asociación Bancaria sucursal Buenos Aires.
Para Alonso, esto no se soluciona con la colocación de alarmas o cámaras: de hecho, en
el atraco a la Banca Nazionale del Lavoro los ladrones se llevaron los cuatro videos que
registraban el robo y lo mismo pasó varios asaltos previos. Falta seguridad
operativa, normas internas de control. Porque estos robos se concretan siempre de la misma
forma, aprovechando el descuido, señala Alonso. Si la norma no existe, no se
puede investigar a nadie explica. Está comprobado que en el 70 u 80 por
ciento de los robos hay alguien adentro que brinda información.
Berrozpe, por su parte, opina que la ausencia de medidas de prevención en los
bancos son generalizadas. Están más dirigidas a justificarse ante un seguro que a
prevenir situaciones de este tipo en donde se pone en riesgo la vida humana.
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