Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira

Repeticiones
Por Juan Gelman

na36fo01.jpg (7556 bytes)

t.gif (862 bytes) El hecho es absurdo y aun increíble –como Borges solía decir–, pero lo documentó el profesor Jacques Labrunie en Leçons de l’Histoire, histoire des leçons (Giraud, París, 1854). Un día del duro invierno del año 1571, Philippe Payrouzet, rico agricultor, asesinó a cielo abierto en Nancy al sastre Jacques Tissé de 14 puñaladas. La ejecución de las dos últimas fue presenciada por el matrimonio Poirier –Charles y Elise– que pasaba accidentalmente por el lugar. Denunciado, el asesino da con sus huesos en la cárcel y espera la sentencia. El profesor Labrunie conjetura que el reo era amigo o pariente del juez –cuyo nombre curiosamente no figura– porque éste cambia la sustancia de la acusación: encuentra que no hay pruebas fehacientes de que el homicida haya robado la vaca del vecino y lo absuelve sin más trámite.
“La historia se repite” es un lugar común del tipo que Bernard Shaw consideraba “el menos común de los lugares”. En 1999, a más de cuatro siglos de distancia, un tribunal de honor militar –cuya integración se desconoce– ha absuelto “sin más trámite” al general Cabanillas porque “no ha surgido prueba fehaciente alguna que demuestre la presencia del entonces capitán Eduardo Rodolfo Cabanillas en un lugar de detención de personas” (Clarín 8/6/99). Otra vez vaca por cadáver.
No se trata de si el capitán Cabanillas estuvo físicamente en Orletti o no: se trata de que en 1976 fue su segundo jefe en la cadena militar de mandos de la SIDE y, en esa calidad, responsable mediato del asesinato de mi hijo, la desaparición de mi nuera y el robo de su bebé, mi nieta o nieto. Sobre eso hay pruebas fehacientes, empezando por la declaración del propio capitán Cabanillas en el sumario militar que se inició en 1977 por orden del general Arturo Gumersindo Centeno, comandante de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada con asiento en Córdoba. Su declaración -”que se desempeñó como segundo jefe de la OT dieciocho, ya que como dijera anteriormente el Jefe lo era el Mayor Calmon, realizando Actividades Especiales de Inteligencia ordenadas por la SIDE”– fue reproducida facsimilarmente por Página/12 y La Nación. Tal vez los miembros del tribunal de honor no leyeron el sumario (Letra: 417. Nro.: 0035. Cde: l. Carpeta 10720, expediente 80739, Archivo Judicial de las Fuerzas Armadas). Tal vez no lean los diarios, no, al menos, esos dos.
Clarín (8/6/99) me atribuye la afirmación de que “Cabanillas falsificó o alteró su legajo, para que aquel antecedente no influyera en sus ascensos”. La información es errónea: fue la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos el organismo que señaló al teniente general Balza que, teniendo “a la vista el legajo enviado al Senado con los antecedentes del General Cabanillas para su último ascenso”, halló que “con sólo mirarlo se advierte que voluntaria o involuntariamente fueron omitidos datos esenciales”. En efecto, de los cinco destinos que tuvo el militar durante la dictadura, para cuatro se precisa su “rol de combate”, pero el destino de la SIDE aparece con un escueto “sin datos”, omisión que sería incomprensible si no fuera tan evidente y direccionada. El período “sin datos”, agosto 1976-enero 1977, pertenece al tiempo en que el hoy general Cabanillas, con el grado de capitán, prestó servicios en la “OT 18” conocida como “Automotores Orletti”. Y sin duda alguna: en su dictamen Nº 3029 que integra el sumario militar, el Mayor Auditor Guillermo Ramón Freytes señala: “De acuerdo con el testimonio de ex integrantes de la SIDE, fundamentalmente los aportados por el Tcnl (R) D JUAN RAMON NIETO MORENO (fs 279/286) el Mayor D MARCOS ALBERTO CALMON (fs 253/257) el hoy Mayor D EDUARDO RODOLFO CABANILLAS (fs 146/148) y el Agente Civil EDUARDO ALFREDO RUFFO (219/221), a fines del mes de marzo de 1976 se organizó por orden del entonces Secretario de la SIDE General de Brigada D OTTO CARLOS PALADINO, una base operativa OT dieciocho, dependiente del Departamento de Operaciones Tácticas Nro 1 y de la Dirección III de la SIDE. La base OT 18tenía por misión efectuar la actividad operacional antisubversiva de la SIDE y el grupo ‘Gordon’ la de ejecutor de los blancos operacionales. Su asiento físico se encontró sucesivamente en la calle BACACAY y en la calle VENANCIO FLORES (Automotores Orletti) de la Capital Federal (fs 281)”. “Durante ese año (1976) fue su Jefe el Mayor CALMON y segundo Jefe el Capitán CABANILLAS” (fs 148, 219 vta, 221, 253 vta). La Nación informó (86-99) que el tribunal de honor del Ejército dispuso la absolución del general Cabanillas “al considerarse que el militar no desarrolló durante su paso por la SIDE alguna actividad que lo vinculara de modo directo o indirecto con un centro ilegal de detención”. Es decir, la OT18 no era Orletti y Orletti no era un centro clandestino de detención. Ya ni cadáver hubo.
¿Y en qué consistirá el honor militar? Supongo que no en mentir, en cohonestar la mentira y en defender el terrorismo de Estado. El capitán (R) español José Luis Pitarch se hizo la pregunta en Honor y honor militar. ¿Será algo distinto del honor civil, o el honor es una sola y misma cosa para todos? ¿En qué se diferenciarían? ¿En el componente heroico del honor militar? La realidad argentina indica que la sociedad civil cuenta con millones de “héroes”, por ejemplo, los desocupados que viven en condiciones durísimas y buscan trabajo en vez de suicidarse o delinquir. Recordando lo dicho por el general español Juan Cano Hevia acerca del “envilecimiento profesional” de “algunos militares argentinos”, el coronel del ejército español Prudencio García anota (El drama de la autonomía militar, Alianza Editorial, Madrid, 1955) que el general se refería “precisamente a esos militares argentinos que planificaron y ejecutaron aquella ‘lucha antisubversiva’ que los ‘carapintadas’ de hoy -algunos de ellos torturadores de ayer– reivindican en nombre de un supuesto honor y una supuesta dignidad. Resulta evidente que ese concepto del ‘honor’ –cargado de contenido fuertemente corporativista y descaradamente antidemocrático–, que se sitúa por encima de la disciplina, por encima de la autoridad constitucional, por encima y al margen de toda moral, por encima y en contra de las exigencias mayoritarias de la sociedad, constituye una peligrosa fuente de intervencionismo militar y de violación masiva de los derechos humanos, como los hechos se han encargado reiteradamente de demostrar”. Vale.

REP

 

PRINCIPAL