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Las reglas para los dirigentes que los dirigentes se olvidan

Ya están reformados los artículos que obligan a tener economías sólidas. Si se
aplicaran no quedarían equipos en Primera.

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Por Gustavo Veiga

t.gif (862 bytes) Si hay una parte de la reforma estructural del fútbol que avanzó en su instrumentación, es la que compromete a los clubes y a sus dirigentes a mantener economías sanas y descontaminadas de las irregularidades conocidas hasta hoy. Los dirigentes depositaron sus energías en la modificación del artículo sexto del estatuto de la AFA que antes tenía cuatro breves incisos y ahora tiene seis bastante más largos. El cambio aprobado por la Inspección General de Justicia rige desde el último verano y fija sanciones como la expulsión, desafiliación o pérdida de la categoría, según corresponda.
Las obligaciones más importantes que deberán contraer los dirigentes son no convertir a sus entidades en sociedades comerciales, no asumir compromisos que afecten el patrimonio de los clubes por más tiempo que el conferido en sus mandatos, la obligación de informarle a la AFA el procesamiento de cualquiera de los integrantes de la comisión directiva, el impedimento que tendrán los directivos condenados en sede penal a ejercer sus cargos en las instituciones afiliadas, el cumplimiento del presupuesto anual bajo apercibimiento de pérdida de categoría y el control de las cuentas por parte de la AFA.
Para que estos lineamientos se apliquen, sólo resta que sea designado el ente que tendrá a su cargo el control de los clubes. Caben tres posibilidades: 1) que la función sea cumplida por el actual Tribunal de Cuentas de la AFA; 2) que se constituya un nuevo órgano de verificación dentro de la AFA; 3) que se contrate a un servicio de auditoría externo. “Estamos buscando pautas que sean aplicables tanto para Boca como para Dock Sud”, confió una fuente que trabaja desde enero pasado en la reglamentación del artículo 6.
Tres dirigentes se abocaron de lleno a este tema: José Luis Meiszner (Quilmes), Héctor Domínguez (Gimnasia y Esgrima La Plata) y Salvador Stumbo (Gimnasia y Esgrima Jujuy). Junto al doctor Mario Schmoisman –uno de los abogados de la AFA– tienen en sus manos la instrumentación de los cambios estatutarios. Un objetivo que en principio no resultará sencillo. A raíz de los pasivos que arrastra la mayoría de los clubes, aún no se determinó cómo se tomarán en cuenta las viejas deudas. Si se arribara a un mecanismo satisfactorio de control, la aplicación del artículo 6 recién arrojaría resultados a mediados del 2000. Aquel club que, por ejemplo, no se ajuste al presupuesto presentado un año antes, correría el riesgo de perder la categoría. Una situación que en Europa ya se ha dado en más de un país.
¿Acaso sea este el primer paso hacia la profesionalización total de la dirigencia? El ex presidente de Ferro y ex subsecretario de Deportes porteño, Santiago Leyden, ya lo vislumbraba hace unos años: “Se va a terminar en eso. Habrá una comisión directiva que dé los lineamientos principales, que fije una política, pero los ejecutores de la misma serán todos cuadros rentados”.
Lo curioso de la reglamentación que se está intentando, es que el inciso c del artículo sexto niega a los directivos la conversión de sus clubes en sociedades anónimas. Todo un problema para los espíritus privatistas. También se presenta una seria dificultad con los presupuestos si se toma en cuenta que en todos los clubes están integrados los deportes amateurs con los profesionales. ¿Cómo podrían separarse estatutariamente las cuentas del fútbol y el hockey sobre patines en San Lorenzo?
Por último, queda otro asunto pendiente. Las instituciones deben adecuar sus estatutos al de la AFA. Boca, por ejemplo, ya modificó el propio. ¿Deberá volver a cambiarlo o hacerle agregados? Todo es demasiado complejo e impensado. Como la dinámica del fútbol de la que hablaba el fallecido periodista Dante Panzeri.

 


 

ESCUELAS PARA DIRIGIR
Educando a don Julio

Por G. V.

t.gif (862 bytes) Una contribución, aunque parcial, al desarrollo y capacitación de la dirigencia deportiva se comenzó a dar a través de las escuelas para directivos. “Hoy el negocio del deporte está en movimiento. Prepárese para dirigirlo”, se sostiene en la carátula de un folleto que River dio a conocer para presentar su carrera de “Técnico en dirigencia deportiva”. La experiencia que arrancó este año en la institución de Núñez no es la primera en el país. El Club de Amigos, una entidad ubicada en lo que fuera el ex circuito KDT, posee una oferta educativa similar desde hace tiempo. Su titular es Hugo Masci, un ex presidente de Atlanta ahora convertido en hombre de consulta para temas deportivos de la candidata a gobernadora bonaerense, Graciela Fernández Meijide.
En River, el gestor de la idea es el directivo José María Aguilar. El instituto educativo del club estableció que la carrera tiene una duración de tres años y demanda una asistencia de dos días por semana, con el equivalente a seis horas cátedra. El plan de estudios fue aprobado con carácter experimental por el secretario de Educación del Gobierno porteño, profesor Mario Alberto Giannoni.
Las materias que se dictan son informática, introducción a la filosofía, comercialización, teoría y práctica de la comunicación, en el área de formación general básica. Durante el segundo año están previstas las asignaturas sociología, políticas de conducción, psicología e infraestructura deportiva, entre otras. Por último, en el tercer año se agregan medicina del deporte, recursos humanos, legislación deportiva y ética y deontología profesional, más otras cuatro materias.
Poner en práctica estas experiencias resultaría adecuado sólo si la dirigencia futbolística acompañara proyectos como el de River o el Club de Amigos con el consiguiente debate y autocrítica que se requieren para estos tiempos de replanteos y cambios bruscos. Siempre existirán los buenos y malos ejemplos, aunque, como los primeros son escasos, resulta complicado imitarlos.

 

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