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EL RECHAZO DEL UCK A FUERZAS
RUSAS COMPLICA EL PANORAMA EN LA EX YUGOSLAVIA
Rusia dice que sí; la guerrilla, que no

Mientras Rusia y EE.UU. parecían haber logrado ayer un acuerdo sobre la distribución de sus fuerzas en Kosovo, surgió un nuevo frente de conflicto cuando la guerrilla albanokosovar del UCK rechazó la presencia de Moscú en la provincia.

Mariscal Igor Sergeyev, ministro de Defensa ruso, en Finlandia.
Daba la espalda al presidente Ahtisaari, pero luego la cosa cambió.

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t.gif (862 bytes)  La guerra parece terminada, pero la paz aún no empezó del todo. Estados Unidos y Rusia se acercaban ayer a un acuerdo sobre la estructura de mando de la fuerza internacional de paz (KFOR), que incluirá al contingente ruso. Pero un nuevo conflicto amenazó con generar otro enfrentamiento entre los países de la Alianza Atlántica y Rusia. La guerrilla separatista del Ejército de Liberación de Kosovo (UCK) –que, según el acuerdo firmado por Yugoslavia y la OTAN, deberá ser desarmada– advirtió que considera a los efectivos rusos como “fuerzas enemigas”. La OTAN aseguró que “desmilitarizará” al UCK pero le permitirá seguir teniendo armas cortas, una decisión que Rusia y Yugoslavia rechazan por temor a que la guerrilla gane control en Kosovo.
“(Los rusos) no son bienvenidos y los trataremos como una fuerza enemiga”, advirtió el portavoz del UCK, Jakup Krasniqi. El UCK anunció ayer en Pristina, la capital kosovar, que no habrá paz si las tropas rusas no están bajo el comando de la OTAN. El apoyo de Rusia a Serbia durante todo el conflicto supone para el UCK que la presencia rusa es una continuación de la serbia. El UCK pareció confirmar los temores de Yugoslavia y ocupó el espacio libre dejado por el éxodo serbio en Prizren, al sur de Kosovo, al hacerse cargo de la seguridad y la administración. Los combatientes de la guerrilla habían entrado en la ciudad el lunes, un día después de la llegada de las tropas alemanas de la KFOR. “No tenemos ninguna base legal que nos permita desarmarlos. No podemos hacer nada”, aseguró el comandante Hans Klasing, portavoz de las tropas alemanas en Prizren.
Ante la advertencia del UCK, el jefe de la KFOR, el general británico Michael Jackson, aseguró que los líderes del UCK firmarán en estos días un acuerdo sobre su desmilitarización. El ministro ruso del Exterior, Igor Ivanov, reclamó desde Helsinki –después de reunirse con el presidente finlandés Martti Ahtisaari– que “el UCK debe ser desarmado como lo prevé la resolución de la ONU. Es una obligación de la KFOR, que debe encargarse de ello lo más rápidamente posible, si no habrá graves problemas y la solución pacífica para Kosovo se verá amenazada”.
El embajador ruso ante la ONU, Sergei Lavrov, se mostró “preocupado por la extrema complacencia de los contingentes de la OTAN ante las acciones del UCK”, y aseguró que la actual situación del UCK podría “constituir una violación de la resolución” del Consejo de Seguridad, que exige la desmilitarización según modalidades que deberán ser definidas por la KFOR.
“La desmilitarización no puede comenzar realmente hasta que el despliegue de la KFOR concluya”, adelantó el portavoz de la Alianza Atlántica, Jamie Shea. El objetivo de la OTAN sería quitarle el carácter militar al UCK pero no desarmarlo totalmente, porque confiscará sus armas pesadas pero le permitirá conservar en su poder armas cortas, con la perspectiva de que pueda convertirse en una policía local.
Al mismo tiempo, el ministro de Defensa ruso, Igor Sergeyev, y su par estadounidense William Cohen, llegaron ayer a un acuerdo en Helsinki sobre el rol ruso en la KFOR, después de que los aliados ofrecieran a Rusia un papel central en el disputado aeropuerto de Pristina, pero no un sector bajo su control. “La cuestión de la estructura de mando de la operación de paz con un contingente militar ruso está solucionada”, declaró Sergeyev. Una solución que reafirma que el mando estará a cargo de la OTAN. Según fuentes diplomáticas, el acuerdo entre la OTAN y Rusia contempla:
ron2.gif (93 bytes)  un a importante presencia rusa en el aeropuerto de Pristina;
ron2.gif (93 bytes)  el nombramiento de un vice comandante de la KFOR que provenga de un país neutral, como Finlandia, al que las tropas rusas se reporten;
ron2.gif (93 bytes)  el trato con el comandante británico de la OTAN, el general Michael Jackson, no como representante de la OTAN sino de Gran Bretaña;
ron2.gif (93 bytes)  la responsabilidad directa de Rusia sobre un enclave geográfico, pero sin tener el control de un sector separado.
El acuerdo podría ser discutido desde mañana en la cumbre de ministros de Defensa y del Exterior del Grupo de los Ocho (las siete potenciasindustriales y Rusia) en la ciudad alemana de Colonia, donde por primera vez desde el inicio de la ofensiva aliada se encontrarán los presidentes de Estados Unidos, Bill Clinton, y de Rusia, Boris Yeltsin.

 


 

EE.UU. Y GRAN BRETAÑA YA BUSCAN DERROCAR AL DERROTADO
Complotando con los enemigos de Slobo

The Guardian de Gran Bretaña
Por Ian Black y Philip Willan Desde Londres y Roma

t.gif (862 bytes) Estados Unidos, Gran Bretaña y otros países europeos se mantienen en contacto con los líderes de la oposición serbios, pero no hay señales de una inminente amenaza al presidente Slobodan Milosevic, quien ayer reapareció ostentosamente en escena buscando proyectar una imagen de “unidad nacional”. Con el líder yugoslavo tratando de reunir apoyo en su país, y enfrentándose a nuevas críticas de la influyente Iglesia Ortodoxa, se informó que EE.UU. estaba planeando establecer estaciones de TV en Montenegro y Bosnia para llegar a los televidentes en Serbia.
En el fin de semana, un alto funcionario del Departamento de Estado se encontró en secreto en Montenegro con varias figuras democráticas claves serbias y las instó a que presionaran para tratar de remover a Milosevic. “Haremos todo lo que podamos para ayudarlos, pero está en sus manos el liberarse del régimen,” les dijo el norteamericano no nombrado. El diario romano La Repubblica dijo que había recibido la confirmación de la reunión en la costa montenegrina de Vladan Batic, de boca del presidente del Partido Demócrata Cristiano, y del muy bien considerado ex general Vuk Obradovic, ambos participantes del encuentro. También estuvieron presentes Zoran Dzindzic, presidente del Partido Demócrata y el presidente y primer ministro de Montenegro, Milo Djukanovic. El diplomático de los Estados Unidos estaba acompañado por el ex presidente yugoslavo, Milan Panic, y logró evadir la atención de los agentes secretos serbios.
Los políticos serbios habían decidido encontrarse en Montenegro para evitar las restricciones de la ley marcial en Belgrado, pero no esperaban encontrarse con el enviado de Estados Unidos. La Repubblica dijo que algunos de los participantes habían decidido hacer público el encuentro para contrarrestar el riesgo de que fuera descubierto por la policía secreta serbia y explotada por el régimen para propósitos de propaganda. El general Obradovic dijo que estaba planeando desafiar la ley marcial y viajar a Budapest para presentarse ante una manifestación política. Se cita que dijo: “El colapso del régimen ya comenzó”. El llamado de la Iglesia Ortodoxa serbia a la renuncia de Milosevic parecía un fuerte indicador en ese sentido.
Los funcionarios británicos dijeron que sus diplomáticos de relaciones exteriores mantuvieron un discreto contacto con las figuras de la oposición serbia durante toda la campaña aérea de la OTAN, reuniéndose en Macedonia, mientras que el representante de la Unión Europea en las conversaciones de Rambouillet, Wolfgang Petrisch, hizo lo mismo en Montenegro. Mientras tanto, y dentro de la política de alto perfil del gobierno de Tony Blair ante Kosovo, ha trascendido que Londres presiona a la ONU para que acepte al veterano político británico Paddy Ashdown como jefe de la administración civil de la organización internacional en la provincia.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

 

¿Kosovo? ¿Nosotros? ¡Noo!

La mayor parte de los argentinos está en desacuerdo con el envío de tropas argentinas a Kosovo. Los datos aportados por la consultora Media Personalizada, que realiza trabajos para la campaña electoral de Domingo Cavallo, muestran una tendencia que ya es habitual: la gente se opone a la participación en conflictos bélicos de cualquier índole, más aún si se trata de conflictos que la opinión pública no entiende bien y se desarrollan en países que la mayoría ni siquiera conoce. El mayor rechazo a la postura del gobierno de Carlos Menem –que ya ofreció el envío de tropas– se produce en la Capital Federal, donde la oposición trepa a más del 60 por ciento.

 

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