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Luz verde a la paz tras un pacto crucial en Israel

El apoyo del partido sefaradí Shas da al laborismo la mayoría y la legitimidad que necesita para la paz con los palestinos.

Ehud Barak más suelto de hombros con el apoyo de Shas.
Lo crucial fue lograr la salida del desprestigiado Arie Deri.

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El País de Madrid
Por Ferrán Sales Desde Jerusalén

t.gif (862 bytes) El Partido Laborista, vencedor de las elecciones generales celebradas hace un mes en Israel, puede ya contar con el apoyo de los ultraortodoxos judíos de origen sefaradí del partido Shas para configurar el nuevo gobierno de coalición, que deberá ser hecho público antes del 8 de julio. La actitud tolerante de los fundamentalistas de Shas con respecto a la causa palestina permitirá al nuevo primer ministro, Ehud Barak, acudir sin ningún rubor con ellos a Washington el próximo mes de diciembre, cuando se celebre una cumbre tripartita –Estados Unidos, Israel y palestinos– para desbloquear el proceso de paz.
El camino de Barak para configurar un gobierno de coalición amplio quedó desbloqueado el martes por la noche, cuando los ultraortodoxos del Shas decidieron doblegarse a las peticiones de los laboristas y deshacerse de su máximo líder Arie Deri, condenado a cuatro años de prisión por un delito de corrupción y apropiación indebida, cometido cuando se encontraba al frente del Ministerio del Interior en el anterior gobierno laborista de 1992 y cuya causa se encuentra pendiente de recurso ante el Tribunal Supremo. Deri, de 44 años, originario de la ciudad marroquí de Marrakesh, anunció el mismo martes por la noche la dimisión de todos sus cargos en el partido, con lágrimas en los ojos, desde el estrado de un estadio de Tel Aviv, ante cerca de 10.000 seguidores y militantes, quienes a gritos le pidieron que continuara en la dirección del partido Shas, la tercera formación política del país, que cuenta en esta Legislatura con 17 diputados, tras haber conseguido incrementar en un 70 por ciento sus electores en los pasados comicios.
“No quiero ser un obstáculo para la reconciliación nacional”, había asegurado el propio Deri, minutos antes de su despedida multitudinaria, en una carta dirigida al Consejo de Sabios de la Torah, la plataforma religiosa que tutela la formación Shas, y que se encuentra constituida por varios rabinos, entre ellos el influyente Ovadia Yosef.
La cúpula dirigente del Shas ha pedido a los laboristas, a cambio del “sacrificio” de su dirigente, el control al menos de cuatro ministerios, entre los que podrían encontrarse los de Interior, Asuntos Exteriores, Finanzas y Asuntos Sociales, desde los cuales intentarían continuar subvencionando su red de instituciones asistenciales.
En los próximos días, Barak deberá hacer compatibles las exigencias de los dirigentes de Shas con las reivindicaciones de sus propios 26 diputados de Un Israel, a las que debe sumar las peticiones de los otros partidos invitados a formar parte del Ejecutivo, entre los que se encuentran los laicos de Meretz, los rusos de Ysrael Ba aliya, los pacifistas del Partido de Centro y los ultraortodoxos ashkenazis -originarios de Europa– del Partido Nacional Religioso; un total de 70 diputados, en una cámara de 120 escaños.
Una vez formado el gobierno, la primera cita de Ehud Barak, en su camino hacia la paz, está en Washington, donde el presidente Bill Clinton ya le tiene preparada una cumbre tripartita –Israel, Estados Unidos y la Autoridad Palestina–, una especie de Wye River 2 con la que se pretende desbloquear los Acuerdos de Oslo y que podría celebrarse el próximo mes de diciembre, según develó ayer el ministro de la Cooperación Internacional palestino, Nabil Chaat, en unas declaraciones efectuadas a la agencia de prensa egipcia Mena.

 

Hagamos la guerra india y no el amor

La inscripción del cartel y la expresión de su portador lo dicen todo sobre la temperatura que han alcanzado las escaramuzas entre India y Pakistán por una franja no delimitada de sus fronteras en los altos Himalayas. Ayer, India ganó terreno en la reconquista de nuevas cimas en las altas montañas del Kashmir indio, mientras protestaba enérgicamente contra Pakistán por la tortura y el asesinato de un piloto y seis soldados indios. Los dos países realizaron el año pasado sus primeras pruebas nucleares, y esta nueva escalada del conflicto emerge de acusaciones indias de que Pakistán infiltró sus posiciones en su zona de la línea de demarcación.

 

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