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Cómo los “liberadores” kosovares torturan ahora a los serbios ...

La guerrilla del Ejército de Liberación de Kosovo (UCK) instaló en plena zona de control alemán una cámara de torturas donde un hombre fue encontrado muerto.  En esta página,
un testimonio del descontrol del UCK
y de cómo torturaban los serbios.

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El País
de Madrid

Por José Comas
Desde Prizren

t.gif (862 bytes)  Tropas alemanas de la fuerza internacional de paz para Kosovo (KFOR) desarticularon ayer, a primera hora de la tarde, una “cheka”, que el Ejército de Liberación de Kosovo (UCK) había instalado en unas dependencias policiales serbias, en el mismo centro de Prizren. En el interior del edificio, los soldados alemanes encontraron a unas 12 personas torturadas y un muerto de unos 70 años, que se hallaba esposado a una silla. Los soldados alemanes dejaron en libertad a unos 30 integrantes del UCK que se encontraban en el lugar de los hechos, tras quitarles el armamento y registrar sus datos personales. Horas antes del hecho, el mando militar alemán de Prizren anunció haber logrado un acuerdo con la dirección local del UCK.
Según el acuerdo, a partir de la medianoche de ayer, los miembros del UCK no deberán llevar armas en público y desde el próximo lunes no deberán circular en uniforme por la zona de Kosovo bajo control de las fuerzas alemanas. Pero la pasividad del mando alemán de Prizren ante la presencia de elementos del UCK, armados y uniformados, por las calles de la ciudad y la impunidad absoluta con que ocuparon diversos edificios públicos, ha tenido una primera consecuencia sangrienta. Ante las narices de los soldados alemanes, que en la misma esquina patrullan con sus poderosos vehículos blindados, el UCK había instalado una cámara de torturas. Los hechos ocurrieron en el mismo escenario donde hasta el fin de semana las fuerzas especiales de la policía serbia realizaban su siniestro cometido.
Ahora los roles se han invertido. En el edificio policial, donde ondea la bandera albanesa roja con el águila bicéfala, unos 30 elementos del UCK se dedicaban a torturar a más de una docena de personas. Las víctimas, según informaciones no confirmadas por el mando alemán, eran tres serbios, varios gitanos y el resto albaneses, a los que el UCK acusa de colaborar con los serbios.
El sargento primero Johann Fritsch, que intervino en la acción de liberar a las víctimas de la tortura, declaró a este diario que llegó con una unidad al lugar hacia las 14 de ayer y en el interior encontraron a albaneses y gitanos “seriamente maltratados. Un hombre de unos 70 años estaba esposado a una silla y lo encontramos muerto. No sé si como consecuencia de los malos tratos. Tenía la espalda y los hombros muy dañados”. El lugar del siniestro hallazgo era una habitación de servicio ordinaria de las dependencias de la policía especial serbia. El sargento Fritsch explica que el edificio había sido ocupado por el UCK, tras la retirada de las autoridades serbias, “ahora nosotros lo ocupamos para mostrar que sólo hay una autoridad en este país, la KFOR”. El militar añadió que los individuos del UCK que se encontraban en el interior del edificio “entregaron sus armas, sin plantear problemas”.
Detrás de la barrera del patio de entrada del edificio policial donde ocurrieron los hechos, un gitano con un ojo inyectado en sangre declaraba en alemán sobre las torturas padecidas. El gitano se calló de forma repentina. De un grupo de albaneses, que se entremezclaban, con los periodistas, uno le advirtió: “Si sigues hablando, te vamos a matar”.
El capitán Hanns-Christian Klasing, portavoz de la fuerza alemana de la KFOR, declaró que, además del muerto, hay más de 10 heridos. Sobre los implicados del UCK, Klasing dijo: “Les quitamos las armas y los entregamos al mando competente del UCK, tras registrar sus datos personales”. Klasing admitió que no pueden hacer nada contra ellos, de momento, “porque no tenemos ningún instrumento (legal) para detenerlos. Investigamos el caso”. A la pregunta sobre qué ocurre si se producen asesinatos en Prizren, el militar admitió que no se puede excluir que asísuceda, “pero aquí no hay un sistema legal que funcione. No existe ninguna jurisdicción. KFOR no es ni juez, ni fiscal, ni está encargado de la administración penitenciaria. Se trata de una situación difícil para proceder según los principios de un estado de derecho. No sé qué ocurrirá con los del UCK. Investigaremos el caso y veremos qué ocurre”.
Las palabras del oficial se vieron apagadas por un jeep del ejército alemán, provisto de altavoces, que lanzaba a toda potencia gritos en albanés de “¡Atención, atención!”. Advertía el altavoz: “Se hace saber a la población que, a partir de la medianoche, cualquier persona que lleve armas en público será desarmada por las fuerzas de KFOR. ¡Gracias!”.
Por las calles de Prizren la gente formaba corrillos, en los que se comentaba lo ocurrido en el interior del edificio policial. El tenor de los comentarios era que los torturados eran un grupo de delatores, ladrones y colaboradores de la policía serbia. Eran las cinco de la tarde. Desde la mezquita cercana se escuchó el grito del almuédano para la oración en Prizren, que, por ahora, es una ciudad sin ley.


    TESTIMONIO DESDE UN CENTRO DE INTERROGACION ABANDONADO
... que torturaban antes en Kosovo

The Guardian
de Gran Bretaña

Por Julian Borger
Desde Pristina

t.gif (862 bytes) Las paredes de un sucio sótano eran lo último que veían en vida muchos de los kosovares arrestados por la policía para ser interrogados. Nadie sabe cuántos fueron, pero las tristes caras de algunos de ellos miran desde las tarjetas de identidad y fotografías que quedaron tiradas en el suelo de cemento. Tampoco nadie sabrá jamas lo que pasaba por sus mentes en esos momentos terminales, pero hay motivos para pensar que estaban parados enfrentados al yeso húmedo con las manos detrás de las cabezas, esperando los disparos.
La policía serbia había tenido varios días para limpiar el centro de tortura de Pristina antes de que entraran los paracaidistas británicos el lunes, pero parece que estuvieron quemando documentos la mayor parte del tiempo. Dejaron las herramientas de su tarea desparramadas por todo el edificio. En el suelo de un cuarto oscuro, había un gran bate de baseball con la palabra “Bingo” inscripta.A En la manija algún oficial de policía había tallado el saludo serbio para los que recibían los golpes: “Cestitamo”, felicitaciones. En el mismo espíritu, un bate de madera más pequeño llevaba la inscripción “Bingo mini”.
Algunos de estos implementos no habían aguantado el uso. Los vecinos de este suburbio de Pristina dijeron que, durante los últimos meses, miles de “sospechosos” kosovares habían sido procesados en el sucio edificio de cinco pisos que una vez fue un dormitorio de estudiantes. En algún momento un bate se había partido en dos, igual que una sólida cachiporra de goma. Pero otros estaban intactos. Días después de que el último policía se fuera, todavía tenían el poder de conmocionar y consternar. Había un machete de una yarda de largo, con un filo negro y afilado. En otro rincón alguien había dejado un garrote de alambre con manijas de madera. Tiradas en medio de todo esto había una docena de llaves inglesas. La mayoría había sido cortada de manera tal que sus dientes rompieran la piel de las víctimas. Eran de fabricación casera, y les debe haber llevado horas diseñarlas; una había sido improvisada de una pesada bisagra de puerta.
La voz del cabo de los paracaidistas que mostraba a los reporteros esta cámara de horrores denotaba una fuerte impresión. “Es horrendo lo que la gente pasó acá, tanto hombres como mujeres. Y hay ropas de niños tiradas por ahí”.
Caminó hacia una cama de metal con manijas de cuero en una punta, para las manos o los cuellos, él no estaba seguro. Afuera, un hombre del lugar, Riza Krazniqi, estaba dándose la mano con cada paracaidista que encontraba. Sabía exactamente lo que significaba el edificio, después de pasar seis horas adentro el 26 de mayo, golpeado con cachiporras de goma, antes de ser liberado sin razón. Dijo: “A algunos los dejaban ir, y otros quedaban. Cuando yo estuve ahí, había tres tipos a los que llevaban a las letrinas y los golpeaban con bates y les gritaban. No sé qué sucedió con ellos.”
El teniente coronel Nick Clissitt, un vocero del ejército británico, dijo que el centro de investigación indicaba abuso y la tortura sistemática por parte del régimen de Milosevic. Los investigadores del tribunal de crímenes de guerra de La Haya estuvieron dos días revisando los cuartos de tortura en el sótano y las oficinas de arriba. Para cuando ellos llegaron, un montón de papeles había sido reducido a una pila de cenizas humeantes en la calle. Ali Kilokoqi, un albanés de 44 años que vive en la zona, dijo que la hoguera de los documentos que quemaron los serbios duró por tres días. “Todavía estaba encendida cuando se fueron”, dijo. Pero un funcionario del tribunal de La Haya dijo que los restos que quedan pueden ser útiles para establecer una “cadena de papel” directa entre Milosevic y las nuevas tumbas que se encontraron alrededor de Kosovo. “Nos dice mucho sobre cuánto sabía Belgrado de lo que sucedía aquí.”

Traducción: Celita Doyhambéhère.

Desarme en Kosobretaña

Por Paul Beaver
Desde Pristina

t.gif (862 bytes) La delicada tarea de desarmar al Ejército de Liberación de Kosovo comenzó aquí, capital de Kosovo administrada por fuerzas británicas, el jueves, cuando bandas de guerrilleros entregaron sus primeras armas. El UCK tiene 30 días para entregar sus armas de guerra. También tendrán que entregar sus uniformes a la OTAN y aceptar una prohibición de realizar desfiles militares como primeros pasos hacia un desarme total. En Lijplan, un pueblo en el centro de Kosovo, guerrilleros del UCK entregaron una pequeña cantidad de armas al Regimiento Real Irlandés. El teniente coronel Simon Fordham, perteneciente al primer batallón del regimiento, dijo que temía que muchos de los ex combatientes del UCK intentarían esconder sus armas. “Sería ingenuo pensar que van a entregar todas sus armas –admitió-. Pero ya para hoy (por ayer) no espero ver ninguna portación de armas en las calles”. Los oficiales británicos dicen que hasta ahora el UCK ha colaborado con ellos. El jueves, su alto comando se reunió en Malisevo, al sudoeste de Pristina, para discutir un plan de desmovilización presentado por la OTAN, y se espera que cumpla con las principales exigencias: el desarme y el regreso a la vida civil. Bajo el “plan de cese del fuego, salida de combate y reintegración”, el UCK deberá entregar más de 4000 piezas de armamento al ejército británico. Bajo el plan de la OTAN, el UCK también deberá traer de vuelta a sus hogares y granjas –particularmente en la zona de Pristina–, a los kosovares desplazados que se encuentran ahora en las colinas que limitan con Albania. También han empezado los desarmes en la zona norteamericana.

 

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