Lo que no sabemos Por Washington Uranga |
Sin embargo, esta no es la única materia pendiente. Hay muchos silencios descomprometidos (los hay también cómplices) y sobre todo falta de canales para que la participación dispersa que hoy se registra en la base social, en las organizaciones e instituciones intermedias y vinculada a demandas y necesidades primarias se exprese en el espacio de la toma de decisiones. En este año atravesado por campañas políticas y luchas por el poder, todo parece limitado a la burocratización de los discursos partidarios, a las mismas promesas de siempre apenas maquilladas por el trabajo de los publicitarios y los especialistas en imagen. Es cierto que una tercera parte de la humanidad se muere de hambre, que la mitad de los habitantes del planeta está debajo del límite de pobreza y que cuatrocientos súper-ricos tienen en sus bolsillos lo que debería corresponderle a mil millones de seres humanos. También que casi el único dato que certifica que la Argentina ingresó al "Primer Mundo" es que esos mismos porcentajes (número más o menos) se repiten en nuestro país. Pero no menos cierto que en el país surgen centenares de iniciativas solidarias, de propuestas, de trabajos concretos y redes que comienzan a vincularlos. Tan cierto como que, por precaución o por desconfianza, estas iniciativas no quieren contaminarse con la política partidaria y que la mayoría de los dirigentes políticos sólo piensan en este sector como clientela política y no abren los canales de participación porque temen no poder "controlar" otro modo de hacer política que se sale de los carriles conocidos. Para todos ¿no será el momento de buscar la verdad en lo que no sabemos?
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