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EL TRIBUNAL ANULO LA CAUSA DEL MANAGER Y ORDENO INVESTIGAR A BERNASCONI
Coppola recuperó hasta el jarrón

Los jueces fueron más allá del pedido del fiscal: no sólo anularon la causa y absolvieron a Coppola, sino que sumaron cargos contra Bernasconi, a quien ordenaron investigar. Y enviaron el caso a las comisiones de Juicio Político de ambas cámaras. Coppola anunció un juicio al juez: “Es un delincuente”, dijo.

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Por Cristian Alarcón

t.gif (862 bytes)  Y llegó, con cierta mesura, el momento de las lágrimas. Lloró el manager Guillermo Coppola, y lo hizo también Diego Maradona. Lagrimearon sus esposas, la nena, y hasta algunos de los abogados descomprimieron el lagrimal. Pasadas las siete de la tarde, una compleja y escandalosa historia que llevó 904 días finalizó con una sentencia inédita: la nulidad de todo lo actuado por graves irregularidades y la absolución de los cuatro acusados, además de gravísimas imputaciones al juez que inició el expediente. Fue así que apenas leído el dictamen del tribunal oral federal 2, el affaire Coppola se convirtió en uno nuevo: el caso Bernasconi. El juez de la causa fue acusado por el tribunal de ocho delitos, entre ellos asociación ilícita y privación ilegal de la libertad agravada. También decidió enviar las actuaciones a las comisiones de Juicio Político de las cámaras de Diputados y Senadores.
Tal como fue solicitado por el fiscal Raúl Perotti en su alegato del miércoles, y por los defensores del representante y de Héctor “Yayo” Cozza, Tomás “Paco” Simonelli y Claudio Coppola, los jueces decidieron declarar la nulidad de todas las actuaciones de la causa, basados en principio en la falsedad ideológica de la foja 2 del expediente. Esto es, una denuncia inventada, con la supuesta complicidad del juez Bernasconi, para poder intervenir teléfonos e iniciar una investigación llena de agentes encubiertos y testigos de identidad reservada. Entre otras cosas, el tribunal integrado por Jorge Tassara, Eduardo Mugaburu y Luis Velasco anuló hasta el acta de allanamiento a la casa de Guillermo Coppola por los vicios de los que culpa al magistrado.
Casi justo a las siete de la tarde ingresaron los magistrados a la sala. Esta vez la corte de los milagros que ha acompañado al manager de Diego se había ampliado. En la sala de esperas se vio pasear a amigos como el empresario Pablo Cosentino y la mujer de Hugo Gatti, Nacha. “El Loco” se quedó en su casa a mirarlo por TV por simple cábala. “Como no había ido a ninguna audiencia y todo salió tan bien ...”, explicó Gaby, un chico de pañuelo en la cabeza y gorra de visera al revés, que cumple con la ardua tarea de asistir a Guillermo y Diego. Estaban también el inefable Jacobo Winograd, y el empresario y personaje platense, Juan Carlos Ferro Viera, amigo de Diego. Ferro, como lo conocen en la noche, estuvo preso por una investigación también anulada y a cargo de Bernasconi. Fue el gran protagonista del escándalo del éxtasis en el verano del ‘96.
Los jueces tomaron sus precauciones. Hicieron que el secretario leyera los artículos del Código que hablan sobre el decoro necesario en una sala de audiencias, frenando cualquier ánimo altisonante de los beneficiados por el dictamen. Lo lograron. Después de leída la nulidad y la absolución, cuando se retiraron, Coppola abrazó largamente a Diego. Luego a su hija Natalia, a sus abogados. Fuerte a los otros acusados. El más emocionado fue Claudio Coppola, el remisero que, sin ningún parentesco con Guillermo, estuvo preso por comercialización hasta abril último. Maradona mostró su efusión haciendo chiches en la sala con un bollo de papel. Pronto los abogados comenzaron con los balances de la sentencia. Coincidieron en que el tribunal fue aún más duro con Bernasconi que el fiscal en su alegato. Los jueces piden que se investigue a Bernasconi, a su secretario Roberto Schlagel y los ex policías Daniel Diamante y Antonio Gerace –presos por irregularidades en otras causas–, y a los también ex policías Gustavo Prellezo y Sergio Camaratta –detenidos por el crimen de José Luis Cabezas– y a Héctor Colo por los delitos solicitados por el fiscal: privación ilegal de la libertad, falsedad ideológica de instrumento público, falso testimonio, prevaricato, asociación ilícita agravada, violación de los deberes de funcionario público, más uno que agregaron, el abuso de autoridad. También informan que envían los testimonios del juicio al juez Gabriel Cavallo, quien en primera instancia investiga a la mayoría de estos personajes por irregularidades en otras causas, siemprerelacionadas con supuestos tráficos. Y remiten la información a las comisiones de Juicio Político de ambas cámaras.
Promediaban los abrazos todavía en la sala de audiencias cuando Guillermo Coppola se acercó a darle la mano al fiscal de la causa, Raúl Perotti, quien pidió la nulidad y la absolución concedida por los jueces. –Para que vea que esa persona que le dijo que crea en la Justicia tenía razón –le dijo el fiscal, como un abuelo a un chico.
–No me cabe la menor duda –le respondió el manager.
El tribunal ordenó además que se envíe a la Cámara Federal de Dolores el testimonio de Prellezo sobre el caso Cabezas. Resolvió también que se devuelvan las pertenencias secuestradas a los imputados y que se destruye la droga incautada en los procedimientos de Bernasconi. Coppola volverá a lucir su pareja de jarrones en el departamento de Libertador. Anoche insistía en que no había nada que festejar. Su hija le dijo a Página/12 con los ojos húmedos: “Siento alegría porque se demuestra lo que ya sabía de mi papá. Pero todo este tiempo, quién te lo devuelve”. Su padre remató: “Ahora quiero hacerle juicio a Bernasconi. Quiero que se siente en el banquillo de los acusados, porque es un delincuente”.

 

Las claves del fallo

ron2.gif (93 bytes)   El Tribunal resolvió declarar la nulidad de las actuaciones iniciales de la causa Coppola y, por lo tanto, todo lo actuado posteriormente.
ron2.gif (93 bytes)  En consecuencia, absolvió de culpa y cargo del delito de tenencia de drogas a Guillermo Coppola, Tomás Simonelli y Héctor Cozza y de comercialización de estupefacientes a Claudio Coppola.
ron2.gif (93 bytes)  Remitió al juzgado de Gabriel Cavallo –que ya acusó a Hernán Bernasconi en otra causa y pidió su juicio político– las actuaciones para que se investigue al juez federal de Dolores, su secretario y los policías que actuaban a sus órdenes.
ron2.gif (93 bytes)  También ordenó encausar a los ex policías Gustavo Prellezo y Sergio Camaratta.
ron2.gif (93 bytes)  En cuanto a Bernasconi, fue más duro que el fiscal: a los siete delitos mencionado por Raúl Perotti –asociación ilícita, privación ilegítima de la libertad y violación de domicilio, entre otros– sumó uno más (abuso de autoridad).
ron2.gif (93 bytes)  Y también le pasó la pelota al Congreso: ordenó remitir todas las actas en las que se incrimina a Bernasconi a las comisiones de Juicio Político tanto de Diputados como del Senado.
ron2.gif (93 bytes)  Además, ordenó enviar la declaración de Camaratta –que dio su propia versión del caso Cabezas, por cuya muerte está acusado– a la Cámara de Dolores.


 

MARADONA DEDICO EL DIA A CRITICAR AL JUEZ FEDERAL
“Que vaya a un calabozo”

Por C. A.

t.gif (862 bytes) Diego Maradona llegó a Comodoro Py hecho un fuego. Tenía la facha de un púgil sin entrenamiento y sobrealimentado. Parecía un “Mano de Piedra” Durán argentino, exultante como si se casase su hija o la última de las hermanas solteras y él pagase la fiesta. Llevaba puesta una campera de matelasé en satén negro y anteojos de divo. Así anduvo, eléctrico, medio ronco, hinchado. Firmando autógrafos y escupiendo declaraciones rabiosas, unos Exocet de su estilo. Dijo que el gobernador Duhalde ya “lo dejó solo a Bernasconi”. Y que el presidente Carlos Menem, en su momento, le ofreció lo que él quisiera, lo que estuviera a su alcance. A lo que él contestó: “Mire, Presidente, si acepto algo de usted voy a ser un corrupto más”.
Había llegado último entre las visitas. Estaban ya en sus sitios su mujer, Claudia Villafañe, y la de Coppola, María Fernanda Callejón. La una platinada, con un impecable brushing a domicilio, y un tapadito de cabritilla. La otra, morocha, con un planchado riguroso, despojada del gris judicial del martes, tenía un personal abrigo turquesa. A su lado el hermano mayor de Coppola, Juan Carlos, un hombre enorme que camina con dificultad, y es atendido cariñosamente por los Maradona, con la fidelidad de la familia napolitana.
Diego entró a la sala poco antes de las 10.30. Irrumpió ante fiscales y defensores gastando al abogado de su manager, Alejandro Melik. “¡Qué hacés Bilardo!”, le largó para romper el hielo matinal, apuntando a lo obvio del tamaño de su nariz. Enseguida cargó a Yayo Cozza, que el martes llegó tarde. Y a Paco Simonelli le dijo que temprano lo había visto como personaje de Cablín, el canal para chicos. El buen humor se le fue apenas le acercaron un micrófono y le mencionaron a Bernasconi. “Lo máximo que sacó de esto fue casarse”, se burló, en referencia al matrimonio del juez con la periodista Alicia Barrios, con quien se conoció por este caso.
En tren de imaginar qué buscaba Bernasconi al encarcelar a Coppola, Maradona opinó que “a lo mejor quería estar en el programa de Tinelli el próximo año, bailando al lado de él”. Imaginó destino también para Barrios: “Por ahí está el año que viene en el programa con Moria”. Para él no ahorró veneno. “Ojalá que le den 26 (años), porque él gozó cuando metió en el calabozo a Guillermo.” Y hasta aclaró las instalaciones que preferiría: “Si yo pudiera juzgarlo le daría calabozo, como él se lo dio a mi amigo”.
–¿Qué le dirías si lo tuvieras cara a cara?” –le preguntó un periodista.
–Delincuente –contestó.
Antes de enfrentar las cámaras que esperaban tras una reja en la vereda, Diego hizo zaguán en la entrada a Tribunales. Una radio consiguió que se largara a hablar por celular. Mientras se paseaba por el hall con esa estampa de chico malo, a su alrededor se formó una medialuna de gente, que lo miraba como a una aparición. Cortó y fue hacia el resto del clan, a un costado. Firmó una decena de autógrafos. Salió para enfrentar las cámaras. Una nena de la calle se insultaba a sí misma por no haber conseguido esa firma única. Y envidiaba a un recién liberado que consiguió el propio en un papel oficial. “Guacho, ¡eso es oro!”, le dijo.
Antes de largarse a hablar ante el tumulto periodístico, Maradona ordenó a los movileros, le llamó la atención a uno, y amenazó, caprichosamente, con irse, si no se tranquilizaban a su alrededor. Comenzó por Menem: no sólo dijo aquello de que si aceptaba su ayuda sería “un corrupto más” y que prefería ayudar a su amigo “con mi fuerza y mi plata”. Le pegó también al Senado por ser “tan lerdo” en la tramitación del juicio político a Bernasconi. “Acá te la ponen, y después no te la sacan más”, simbolizó. Habló entonces de la imagen manchada de su manager: “Durante dos años y medio soportamos que digan que se comía los chicos crudos, o que los tiraba de los helicópteros –dijo buscando una imagen más terrible–. Eso lo hacían los militares y acá nadie dijo nada”, reprochó.

 

“Tres años de sufrimiento”

“En lo personal quiero decir que fueron casi tres años de sufrimiento. no sólo mío sino de mis hijas, de mi amigo Diego Maradona y de su familia. La gente se colgaba y decía ahí va el traficante de drogas, el jefe de la banda... pero la banda era otra y tiene a su jefe aún dictando justicia.” Esas fueron las palabras de Guillermo Coppola a la hora de hacer uso de su descargo, ayer a la mañana, antes de la sentencia que lo absolvió de culpa y cargo a él y los otros tres imputados de la causa.
Antes del manager hicieron sus descargos los procesados Claudio Coppola, Tomás Simonelli y Héctor “Yayo” Cozza. El primero, único acusado de comercialización, casi cae de la silla cuando al sentarse se desarmó. El remisero que supuestamente vendía droga a Coppola y sus amigos, pasó dos años en la cárcel. Se limitó a pedir justicia y a reiterar su inocencia. Lo siguió en el turno Paco Simonelli: “En estos años sufrí demasiado pero aún confío en la Justicia y quiero decir que soy inocente”. Simonelli contó después que, como consecuencia de la prisión que sufrió por el caso, no pudo saldar la hipoteca de su casa. Están a punto de rematársela.
Yayo Cozza aprovechó el descargo para decir: “Me sentí una víctima del juzgado de Dolores y de los policías Daniel Diamante y Antonio Gerace... pero quiero confiar en la Justicia porque sé que soy inocente”. Más tarde, después de la sentencia, Cozza se abrazó a Maradona y cargó contra Bernasconi diciendo que “al final queda claro que fuimos sus víctimas. Como un montón más de personas a las que encarceló ilegalmente, por eso tiene que estar preso. En mi caso la sentencia me emociona”. En cuanto pudo miró a cámara y le pidió perdón a sus dos hijos “por haberlos hecho sufrir durante dos años y medio”.

 

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