India sigue
buscando su última oportunidad de ganarle en el terreno a los combatientes islámicos
pro-paquistaníes atrincherados en las montañas de su estado fronterizo de Kashmir.
Mientras tanto, la escalada de amenazas recíprocas alcanzó, con una facilidad rehusada a
las tropas indias, cimas nunca igualadas desde que hace un año las dos potencias
estrenaran sus armas nucleares. Nadie puede decir que no habrá guerra, dijo
ayer el ministro indio del Interior, Lal Krishna Advani. Si quieren una guerra, esta
es una decisión, pero que sepan que aquí estamos en alerta y listos para recoger el
guante, fue la respuesta del brigadier paquistaní Rashid Qureshi.
El jefe del ejército indio afirmó que no había duda alguna en cuanto a que
las intrusiones en el norte de la parte india de Kashmir, que sufren desde hace seis
semanas, fueron decididas, planificadas y ejecutadas por soldados
paquistaníes. Intensos combates de artillería tienen lugar en los macizos de
Batalik y Tiger Hills, muy cerca de la Línea de Control trazada por la ONU
después de la guerra de 1971 entre las dos naciones, y que separa al Kashmir indio del
paquistaní. Entre 50 y 60 combatientes procedentes de Pakistán siguen resistiendo en
Tiger Hills, a 4590 metros de altura, a pesar de los nutridos bombardeos indios, señaló
un responsable militar. Este macizo es el objetivo principal del ejército indio después
de la reconquista de los altos desde donde los guerrilleros mantenían a tiro la carretera
entre Srinagar y Leh, único eje de carreteras indio para aprovisionar el frente del
glaciar de Siachen, más al norte, a 7000 metros de altura. Los combates, que tienen lugar
desde hace casi mes y medio, provocaron 165 muertos y 322 heridos entre las tropas indias
y 339 paquistaníes muertos, según cifras brindadas por India; para Islamabad, más de
400 soldados indios murieron y unos 750 resultaron heridos desde comienzos de este mes en
enfrentamientos y tiroteos de artillería en Kashmir. Los refugiados de ambas naciones
superarían los centenares de miles.
India afirmó que no quiere franquear la línea de control (desde donde
provienen los combatientes islámicos para después cortar las vías de aprovisionamiento
enemigas del lado paquistaní, porque esto significaría internacionlizar el conflicto.
Pero si se revela necesario franquear la línea de control por el supremo interés
de la seguridad nacional, el gobierno lo hará.
El ministro del Interior indio, Lal Krishna Advani, número dos del gobierno
fundamentalista hindú, calificó a Pakistán de Estado maligno e
irresponsable. No puedo decir que no podría haber una guerra,
advirtió. La prudencia recomienda que el país esté preparado para enfrentar
cualquier situación. Estas declaraciones hicieron caer la bolsa de Bombay en el 2,3
por ciento. El ministro de Defensa George Fernandes explicó a los soldados que las
fuerzas indias gozarán de la oportunidad de dar al enemigo una lección que no olvidaría
nunca.
SE ACERCA UN GOBIERNO DE UNIDAD EN JERUSALEN
Israel y Siria cambian guiños
El País de Madrid
Por Ferrán Sales Desde Jerusalén
Los dos
partidos más importantes de Israel, Laborista y Likud, tratan de ultimar los detalles
para formar una potente coalición gubernamental que permita reabrir con firmeza el
proceso de paz. La intención es reactivar la negociación con Siria, que quedó
interrumpida en 1996 tras el triunfo en las pasadas elecciones del derechista Benjamin
Netanyahu. En las últimas horas, el líder israelí Ehub Barak y el sirio Hafez Al Assad
se han cruzado gestos de paz pidiendo la reapertura del diálogo.
La alianza puede poner al primer ministro electo Ehud Barak al frente de una coalición
constituida por 85 diputados sobre un total de 120, contando para ello además con el
apoyo de otros seis partidos menores: el de centroizquierda laico Meretz, los
antirreligiosos de Shinui, el Partido de Centro, la formación de inmigrantes rusos Israel
Be alia y los ultraortodoxos judíos Partido Nacional Religioso y Unidad de la Toráh.
Quedarían los ultraortodoxos sefardíes del partido Shas, cuyas reivindicaciones resultan
exageradas para los laboristas.
Un Ejecutivo fuerte permitirá a Israel negociar con firmeza la reapertura del proceso de
paz con los palestinos, pero sobre todo con Siria, cuyos gobiernos se cruzaron ayer gestos
de confianza y amistad, a través del periódico saudí Al Hayat. Siria ha querido
siempre la paz, y la queremos ahora, asegura el presidente sirio Hafez Al Assad en
una entrevista. De Barak dice que es un hombre fuerte y sincero, y del que
asegura que quiere hacer la paz con Siria y que avanza con un ritmo bien
planificado.
El nuevo premier sostiene que el único medio de establecer una paz duradera y
global en Medio Oriente pasa por un acuerdo con Siria, que para Barak es la
piedra angular de la paz en la zona. Barak dirige también elogios hacia Hafez Al
Assad, afirmando que ha jugado un papel capital en la estabilidad de la zona.
El diálogo entre Israel y Siria se ha convertido para el presidente Hafez Al Assad en uno
de sus objetivos prioritarios: aquejado por un delicado estado de salud, pretende cerrar
estas negociaciones antes de ceder el poder a su sucesor, su hijo Bashir.
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