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“El crecimiento solo no resuelve el desempleo”

Mientras se estima que la desocupación habría saltado a casi un 15 por ciento, expertos y legisladores bonaerenses coincidieron en que harán falta políticas sociales para atender a los desocupados.

Roberto Frenkel, economista de la Alianza. En el crecimiento del PBI no está la solución.
“Un crecimiento del 6 por ciento anual daría una reducción de un punto por año en la tasa de desempleo.”

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Por Raúl Dellatorre

t.gif (862 bytes) Los analistas, y aun el propio Gobierno, descuentan que la tasa de desempleo que el Indec dará a conocer a mediados de julio rondará entre el 14 y el 15 por ciento. En el contexto de este crecimiento de la desocupación, que no llega a recoger todavía el efecto pleno de la actual recesión, el Gobierno lanzó una serie de propuestas para atenuar el impacto sobre el mercado laboral, con resultados dudosos. Mientras tanto, analistas del sector público y privado, y aun desde la Alianza, advierten que ni en las mejores condiciones de crecimiento podrá asistirse a una reducción sensible del nivel de desempleo en los próximos años, lo que impondría la necesidad del debate de políticas sociales de contención para una gran masa de trabajadores que no encontrarían lugar en el mercado.
Roberto Frenkel, uno de los principales referentes de la Alianza en temas económicos, advirtió ayer que “suponiendo que los ajustes y el reacomodamiento de la economía ya estén concluidos, un crecimiento del producto de seis puntos anuales nos daría una reducción de un punto anual en la tasa de desempleo”. Ello supondría que tendrían que sucederse diez años de óptimos resultados macroeconómicos para alcanzar una desocupación inferior al 5 por ciento.
El ex jefe de asesores de Juan Sourrouille –durante el gobierno de Raúl Alfonsín– explicó que la baja elasticidad del empleo al crecimiento
–respuesta del primero a crecimientos en el segundo– “está asociada a la poca flexibilidad del mercado laboral”. Los empleadores, de acuerdo con este criterio, se verían limitados de tomar más personal cuando crece su producción debido a los elevados costos laborales. Por otra parte, señaló que el empleo que se generaría en una economía en crecimiento no se reflejaría plenamente en la baja del desempleo, “ya que una parte importante sería absorbida por los actualmente subempleados, cuya proporción es similar a la de los desempleados, y por los nuevos trabajadores que se incorporan al mercado”.
El economista radical advirtió, sin embargo, que esta proyección optimista de crecimiento no se observará en lo inmediato, “ya que todavía estamos en plena recesión”. De ello se deriva, entonces, que el punto de partida será una desocupación más alta que el 15 por ciento estimado para mayo.
Frenkel fue uno de los expositores del Foro en Defensa del Empleo, organizado por la Comisión de Políticas de Empleo de la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires. Alejandro Mosquera, presidente de la Cámara, señaló en la apertura que “el problema del desempleo, el subempleo y la mala calidad de trabajo responde a un modelo político, social y económico que necesita de estos elementos, que los tiene como consecuencias naturales, por lo que se hace necesario cambiar el rumbo, con un Estado planificador”.
La Comisión de Políticas de Empleo, presidida por Daniel Cieza, realizó una estimación de desempleo en base al comportamiento del mercado en respuesta a la evolución del PBI durante la convertibilidad. Del mismo resulta que, a nivel nacional, hoy la desocupación alcanzaría al 15,3 por ciento y a nivel de la provincia de Buenos Aires, al 17,7 por ciento.
Carlos María Vila, director nacional del Instituto Nacional de la Administración Pública, que compartió panel con Frenkel, se preguntó “qué hacer con una enorme masa de trabajadores que han quedado desocupados y, por edad u otros condicionamientos, se han quedado sin capacidad de reinserción en el mercado de trabajo”. Puntualizó que “cuando el aparato productivo se reactiva, se nutre de otra mano de obra, los jóvenes o los sobreeducados, es decir, aquellos a quienes se les piden requisitos de estudio que no tienen nada que ver con la actividad que van a desempeñar”. En ese marco, los desocupados con amplia experiencia pero de edad madura quedan descartados, advirtió.
“Hasta hace una década, la discusión era si un desocupado era un marginal o fuerza de reserva, pero la dinámica de la economía resolvió eldebate: hoy no son reserva de nada, son prescindibles, podrían borrárselos y la economía no lo sufriría”, se quejó Vila. “Es necesaria una estrategia nacional de desarrollo, plantear desde el sector público políticas activas para generar canales más equitativos, un desarrollo más sostenible. Ese no es un tema del mercado”, concluyó.

 

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