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BUSCAN ACUERDO PARA EVITAR INTERNA EN EL FG
Para no empachar a la gente

La menguada concurrencia al enfrentamiento entre Ibarra y Caputo motiva al chachismo  porteño a tratar de llegar un acuerdo con Jozami.

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Darío Alessandro es el principal operador de Chacho en Capital.

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Eduardo Jozami, actual legislador porteño cabeza de la oposición.


Por José Natanson
t.gif (862 bytes)  Los dirigentes del Frente Grande (FG) de la Capital Federal están decididos a evitar uno de los virus políticos que más aqueja a sus socios radicales: el de la interna crónica. Por eso, luego de la escasa convocatoria de la disputa Aníbal Ibarra-Dante Caputo, los chachistas porteños iniciaron gestiones para llegar a un acuerdo con Eduardo Jozami, quien decidió pelear por un lugar en la lista de diputados nacionales en las internas del 8 de agosto. Aunque todavía no hubo ningún avance concreto, lo cierto es que la conducción del distrito no pierde la esperanza de evitar los comicios, que a su entender generarían desgaste político y que absorberían una cuota importante de recursos.
El legislador porteño Eduardo Jozami comenzó hace ya varios meses a cuestionar públicamente algunas políticas del Frepaso, como la decisión de modificar el Código de Convivencia Urbano, en lo que constituyó un abierto desafío a la conducción de Carlos “Chacho” Alvarez. Estas críticas lo llevaron a lanzar, en abril de este año, una línea interna –la Corriente Participación Popular– y su candidatura para diputado, que se definirá en las internas del 8 de agosto.
“Yo no me meto”, suele decir Alvarez cada vez que lo consultan. De todos modos, el jefe del Frepaso conoce mejor que nadie el desgaste que generaría una interna minúscula en pleno año electoral. En diálogo con Página/12, uno de sus principales lugartenientes lo graficó de la siguiente manera: “La verdad es que la gente no está pendiente de la disputa con Jozami. No es un tema que se discuta en la mesa de la familia argentina. Este es el riesgo de las internas: cuando va mucha gente se traducen como una ‘fiesta de la democracia’; cuando no va nadie, parece una pelea absurda por los puestos”.
Con este diagnóstico, los hombres de más confianza de Alvarez –como Alberto Flamarique– intentaron sondear a Jozami. Hasta el momento, las negociaciones resultaron infructuosas. Pero, de todos modos, están dispuestos a garantizarle el lugar que disputa, aunque no saben con exactitud si el legislador porteño se conformará con esta candidatura o si prefiere pelear por más.
Cerca de Jozami explican que la disputa no es sólo por espacios de poder y aseguran que también tiene un costado ideológico. Es que, cuando decidió lanzarse, Jozami acusó a las autoridades partidarias de limitar la participación de las minorías y de vaciar el discurso opositor para “contentar a algunos sectores del establishment”.
–Todavía no hubo ningún ofrecimiento. Nosotros seguimos en la misma -respondió uno de los hombres de Jozami consultado por este diario.
De las doce bancas en juego, la Alianza tiene posibilidades ciertas de que ingresen ocho diputados que, a su vez, deberán repartirse en partes iguales entre radicales y frepasistas. Para obtener el cuarto lugar dentro de los candidatos de su partido (el octavo en la lista), Jozami debería cosechar el 25 por ciento de los votos. En caso de que lo consiga, la lista estaría quedaría conformada de la siguiente manera: el socialista Alfredo Bravo en el primer lugar, Alessandro en el segundo, y en el tercero podría anotarse Nilda Garré, Irma Parentella o Raúl Zaffaroni. Para adjudicarse un lugar, Jozami deberá obtener más del 25 por ciento de los votos en los comicios del 8 de agosto.

 

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