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El Plan Canje es un éxito, pero muchos quedan a pie

Las concesionarias tardan entre 30 y 60 días para entregar los
cero kilómetros, ya pagado. Los consumidores se quejan. Los
especuladores compran autos viejos y venden los certificados.

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Por Eduardo Videla
t.gif (862 bytes)  El furor que provocó el Plan Canje en sus dos primeros meses de vida, sumado a la imprevisión de las automotrices y las promesas desmesuradas de algunas concesionarias se conjugaron para causar inconvenientes al eslabón más débil de la cadena: el consumidor. Las demoras para la entrega del ansiado cero kilómetro oscilan entre los 30 y 60 días –según distintas fuentes–, cuando el plazo normal no debería superar los siete días. A todo eso, el interesado seguirá todo el proceso de reclamo a pie, pues entregó al principio su viejo auto usado. Y encima ya pagó por el modelo nuevo. El desfasaje entre los autos desechados y los cero kilómetro vendidos puede verse en los números: hasta el viernes último se habían dado de baja 56.520 unidades, mientras que apenas se habían vendido 20.000 autos nuevos. En el medio, los especuladores hacen su agosto en pleno julio: compran autos viejos a 300 pesos y venden los certificados para el plan canje a 2000 (ver aparte).
Aunque por el momento no hay denuncias formales, son numerosísimos los llamados que reciben las asociaciones de defensa del consumidor y los organismos oficiales. El titular de la Asociación de Concesionarios de Automóviles (Acara), Oscar Cortis, reconoció que “existen demoras de “entre 30 y 45 días” en la entrega de las unidades de precio más bajo, que son las más requeridas. Y adjudicó el problema a que “la demanda ha superado la oferta, y las terminales, que venían de un régimen de producción bajo, demoran en ponerse a tono”. Las automotrices, por su parte, atribuyen el problema a la ansiedad de las concesionarias por vender (ver nota aparte).
El Plan Canje apunta a promover la venta de autos cero kilómetro y, a la vez, eliminar el viejo parque automotor. Para ello, quien tenga un auto con más de 10 años de antigüedad podrá entregarlo para desguace, a cambio de lo cual recibirá un certificado. Por ese documento, en la concesionaria le reconocerán un descuento de 4840 pesos en la unidad nueva. El plan se lanzó el 27 de abril y estará vigente hasta el 19 de octubre.
Sandra González, de la Asociación de Defensa del Consumidor y el Usuario (Adecua), afirmó que en la entidad se reciben numerosas consultas sobre demoras en las entregas. “En muchos casos, cuando el cliente envía una carta documento, el auto aparece enseguida”, relató González.
“La demora en la entrega del auto nuevo es sólo uno de los motivos de consulta de los compradores”, dijo a Página/12 José Luis Laquidara, coordinador de los Tribunales Arbitrales de la Secretaría de Comercio de la Nación. Según el funcionario, las otras irregularidades denunciadas por los consumidores son las siguientes:
u Se concerta la operación sobre un modelo, pero luego la concesionaria informa que se ha dejado de fabricar, por lo que se le ofrece otra unidad de mayor precio.
u Algunas concesionarias toman los certificados, pero les reconocen la mitad de su valor.
u Otro de los recursos de los vendedores consiste en inflar los gastos de la operación.
“La concesionaria no puede desconocer que un modelo se va a dejar de fabricar, cuando lo está ofreciendo”, opinó Laquidara, desentrañando la trampa.
Según el coordinador de la Dirección de Industria de la Nación, Alberto Valle, las demoras de entrega “llegan a los 60 días en los modelos de mayor demanda, como el Volkswagen Gol, el Fiat Uno y el Renault Clío”. “Es que las empresas han tenido que reformular su cadena productiva”, justificó el funcionario. Aunque reconoció que las empresas tenían tiempo suficiente para hacerlo desde enero, cuando se anunció el plan.
Valle también sostiene que en su cartera no se han recibido denuncias formales pero sí numerosas consultas. Ante la sospecha de que los concesionarios privilegian la venta de unidades fuera del plan, elfuncionario aclaró que “no debería haber discriminación al cliente que canjea su vieja unidad”.
Cortis, de la Asociación de Concesionarios, indicó que el 90 por ciento de las ventas en los concesionarios corresponde al plan de desguace. “Toda la gente que hoy quiere comprar un auto nuevo trata de conseguir un certificado”, afirmó el empresario. La modalidad ha creado entonces el mercado de los certificados de desguace, comercializados por agencias y revendedores (ver recuadro).
El cuello de botella del sistema no sólo está en la entrega del auto nuevo. La otra traba se sitúa en el desguace: “El volumen desbordó la capacidad operativa de las empresas”, explicó Valle. Por eso, la empresa Scrab Service, a cargo de esa faena en el área metropolitana, tuvo que añadir una nueva procesadora de chatarra en la ciudad de Campana.
Según Laquidara, los compradores tienen derecho a hacer el reclamo ante los Tribunales Arbitrales de la Secretaría de Comercio. Si la concesionaria no lo acepta, se puede presentar la denuncia, “que puede derivar en una sanción a la empresa por incumplimiento, que consiste en una multa de 500 a 500.000 pesos”. También se puede hacer el reclamo ante la Dirección del Consumidor del Gobierno de la Ciudad o asociaciones de defensa del consumidor.

 

La compra de chatarra
Puede ser que alguien quiera aprovechar el Plan Canje pero no tenga auto usado. No importa. En las páginas de los clasificados aparecen los avisos de intermediarios que se encargan de comprar los autos chatarra, por un valor de entre 300 y 500 pesos, para luego vender los certificados para el canje a los futuros compradores. Como el certificado es intransferible, el intermediario no se deshace de la chatarra hasta que aparece el interesado. Recién entonces le da de baja al vehículo viejo en el Registro Nacional del Automotor, a nombre del cliente. Por todo el trámite, le podrá cobrar hasta 2000 pesos. El negocio es para ambos: al comprador le reconocerán 4840 pesos contra entrega del certificado.
“La operatoria no es ilegal –dice Alberto Valle, de la Dirección de Industria– porque cumple con una de las finalidades del plan, que es sacar de circulación los viejos modelos”.


LAS EXPLICACIONES QUE DAN LAS TERMINALES
“Nadie se esperaba esto”

Por Pablo Ferreira
t.gif (862 bytes) ”El trámite es muy engorroso”. “Nos superó la demanda”. “Se piden los modelos de más bajo equipamiento que las concesionarias no tienen en stock”. Estas son algunas de las explicaciones que esgrimieron las terminales ante Página/12 para explicar las demoras en la entrega de unidades adquiridas mediante el Plan Canje. Además, en el mercado señalan a las concesionarias como parte del problema. Estas, para aprovechar al máximo el esperado “veranito”, comprometen entregas a los usuarios en plazos que terminan siendo incumplibles.
En Volkswagen, por caso, explicaron que la demanda superó su capacidad de producción. “Nadie se esperaba que se demandaran 25 mil autos el primer mes de vigencia del plan”, señaló José María Martínez, de Relaciones Institucionales, aludiendo al total de órdenes de compra recibidas por las terminales durante ese mes a través del nuevo sistema. El ejecutivo destacó que la fábrica alemana tiene que importar pieza de Brasil y adecuar la velocidad de la línea de producción, lo que les impide ponerse rápidamente a tono con los pedidos.
En ese sentido, General Motors parece no tener inconvenientes. “No tenemos demora en la entrega”, aseguró Alberto García Carmona, director de Relaciones Institucionales de la terminal estadounidense. En este caso, lo que resulta un problema para otras automotrices, para ellos es un alivio. “Podemos regular bien la producción porque hay un colchón de tiempo entre la seña del cero kilómetro y la entrega del certificado de canje de 15 días como mínimo”, explicó García Carmona. Además, señaló que si bien los pedidos son más numerosos que los normales, “el plan canje sirve para mantener los volúmenes que veníamos proyectando tres meses atrás”.
En tanto, Javier Vernengo, vocero de Fiat Auto, también admitió que hay demoras en la entrega de autos a los concesionarios. Entre los motivos puntualizados a este diario el más importante en su opinión es que “el trámite es engorroso”. Según sus datos, el trámite más rápido es en la Capital Federal “donde tarda con todos los papeles en regla un mínimo de 17 días”. Pero si se presenta algún problema, sobre todo en el interior del país, la demora se eleva a 40 o 45 días. Otra de las razones argüidas apunta a que la gente, en general, está pidiendo los modelos de más bajo equipamiento, los cuales no suelen tener en stock los concesionarios. A lo que debe sumársele que “el proceso de producción en línea es de ocho semanas”, con un turno de producción. Una capacidad que las terminales no están dispuestas a modificar dado que –dicen– “esto dura tres meses y después no se sabe qué va a pasar”.

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