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REPORTAJE AL EXPERTO EN EDUCACION SUPERIOR MARCO ANTONIO R. DIAS
“Los pobres pagan por los ricos ”

Dias defendió la enseñanza gratuita y advirtió que los alumnos del Tercer Mundo
financian a muchas universidades europeas.

Por Javier Lorca

t.gif (862 bytes)  Alerta uno. Muchas universidades europeas se están financiando con lo que les cobran a losuniver01.jpg (11173 bytes) estudiantes extranjeros y con la venta de cursos y carreras (vía nuevas tecnologías) al Tercer Mundo: “Los pobres están pagando por los ricos”. Alerta dos. Los gobiernos de Europa están impulsando en todo el mundo una reforma para que las universidades imiten el sistema norteamericano: esto atenta contra la vida social en los claustros y, además, dificulta que los alumnos tengan una visión integrada de las diferentes disciplinas. Entrevistado por Página/12, el experto en enseñanza universitaria Marco Antonio Rodrigues Dias (brasileño; director de la División de Educación Superior de la Unesco entre 1981 y principios de este año, ahora asesor de la Universidad de las Naciones Unidas) alertó sobre la expansión de esas y otras tendencias. Defendió la gratuidad de la enseñanza y criticó al Banco Mundial por intentar imponer aranceles.
Convocado por la Organización Universitaria Interamericana para dictar un curso dirigido a autoridades académicas, Rodrigues Dias estuvo la semana pasada en el país –vive en París– para difundir las conclusiones de la Cumbre de Educación Superior de la Unesco, en la que más de 180 países (Argentina incluida) consensuaron importantes decisiones (ver aparte).
–¿Fue difícil para un latinoamericano ser durante 18 años director de un área de la Unesco?
–Muy difícil. Todo el tiempo hubo presión de los países ricos, sobre todo de los anglosajones. Querían a algún egresado de Oxford.
–¿Qué opina de la presión del Banco Mundial para guiar las políticas educativas? (En estos días, el BM volvió a la carga para imponer el arancel en la Argentina.)
–Hay una disfunción dentro de las Naciones Unidas. La única institución que debe orientar en educación es la Unesco, que fue creada para eso. El Banco Mundial es un banco y debería financiar proyectos. Pero, como siempre pasa con los que tienen la plata, no se quiere limitar a servir. Quiere controlar. Pero esto es inaceptable. Establecer o no aranceles es un problema de soberanía nacional. Pero al BM sólo le interesan las finanzas y la educación es mucho más que un problema contable.
–¿A favor o en contra de los aranceles?
–Los aranceles no son ninguna solución. Lo que aportan al presupuesto es ridículo. Al contrario, siempre está el riesgo de excluir a gente que hoy va a la universidad. Dirán que se soluciona con becas, pero la gente de pocos recursos muchas veces no accede a la información. Además, siempre hay influencias políticas y distorsiones en la entrega de becas. Un ejemplo claro es el de Chile, donde rige un sistema de aranceles. Ahora se verifica que, incluso según el BM, es uno de los países donde el elitismo es más grande en las universidades. La mayoría de los estudiantes pertenece al 20 por ciento del estrato más alto de la sociedad.
–¿Cómo mejorar los presupuestos?
–Hay que buscar plata en todas partes. Se pueden hacer investigaciones para los gobiernos y las empresas, y cobrar servicios. Hay un caso en Brasil muy interesante. La Universidad de Mato Grosso tiene haciendas y empezó a producir soja y café. También organizó un criadero de caimanes, de yacarés, como aquí hay de vacas. Venden la carne y el cuero. Los fondos se usan para dar becas e invertir en investigación. Además, también tiene que hacer un esfuerzo para evitar el despilfarro.
–¿Qué reformas curriculares se están gestando en Europa?
–Los países europeos están queriendo adoptar el modelo de los Estados Unidos. Tiene cosas positivas, como el sistema de créditos, que permite a los alumnos armar un programa de acuerdo con sus posibilidades e, incluso, tiene una configuración más democrática. Pero despolitiza la universidad, impide que los alumnos formen grupos y tengan una vida social, que es tan importante como los simples cursos. Además, provoca un aislamiento de las disciplinas. El estudiante se gradúa y no tiene una visión global, ni ha visto el conjunto de los problemas.
–¿Qué cambios están produciendo las nuevas tecnologías?
–Hay distorsiones escandalosas y esto debe ser denunciado. Grupos universitarios asociados con empresas de comunicaciones están vendiendo programas académicos, paquetes cerrados, cajas negras, que están llegando a todo el mundo, incluso a América latina. Un curso que fue preparado para una parte de los Estados Unidos donde hay cowboys va a ser tomado por jóvenes de Mendoza. Algo hecho para una realidad completamente diferente. Los mismos grupos están lanzando un sistema de acreditación, un certificado de calidad internacional para las universidades. Esto es escandaloso.

 

Distorsión
“Hoy, gran parte de los fondos de muchas universidades europeas, sobre todo en Inglaterra, proviene de los alumnos extranjeros (latinoamericanos y árabes) y de la venta de cursos a otros países –dijo Rodrigues Días–. Si yo fuera responsable de la educación en algún país, no enviaría jóvenes a estudiar a Europa, porque cuesta muy caro. Con el mismo costo se pueden establecer programas de calidad en el mismo país y se pueden traer especialistas o hacer intercambios de profesores. Hay una gran distorsión. Este modelo no tiene sentido: los pobres están pagando por los ricos.”

La cumbre  de París
Cuatro mil personas, 180 países y 120 ministros de todo el mundo participaron en octubre del ‘98 de la Cumbre de Educación Superior de la Unesco. Las conclusiones del encuentro confirmaron como misiones de la universidad a la investigación, la formación y el servicio a la comunidad. “Se hizo énfasis en que la educación superior no puede ser considerada de calidad si no busca solucionar los problemas de la humanidad. Si es solamente para una elite, no sirve”, explicó Rodrigues Dias. “Tanto para los países ricos como para los pobres, se acordó que todos los jóvenes de 17 a 24 años tienen que tener acceso a alguna forma de educación superior, un acceso basado en el mérito”, dijo. Y aclaró: “Para poder decir que se defiende una política de mérito, la universalización de la educación tiene que empezar por la base, por la democratización del acceso a la escuela”.

 

Reclamo
Las universidades nacionales reclamaron ayer una deuda de más de 73 millones de pesos, correspondientes al presupuesto de este año, que el Gobierno aún no giró a las casas de estudios. El Consejo Interuniversitario Nacional –que reúne a los rectores de las instituciones públicas– denunció que el Ministerio de Educación aprueba fondos inferiores a los consignados por el Congreso en la Ley de Presupuesto 1999 y que, a su vez, la cartera de Economía recorta esos montos y sólo envía lo necesario para el pago de salarios. De hecho, la deuda consta de 61 millones que deberían ser destinados a gastos de funcionamiento y otros 12 millones, acordados en paritarias para recomponer los salarios de los docentes y empleados.

García Solá y el arancel
“Quiero una profunda reforma universitaria que contemple una política masiva de becas” y también “el esfuerzo de las familias de mejor nivel económico que puedan pagar un arancel que permita estudiar a los hijos de los humildes”, dijo ayer el ministro de Educación, Manuel García Solá, en un seminario organizado por la propia cartera. Desde que el ministerio cambió de manos, las nuevas autoridades se están esforzando por, como legado de un gobierno en retirada, dejar asentado en la agenda de debates el tema del arancel en la universidad pública.

EL DATO.
Campaña en Veterinarias

Mañana, a las 18, se abrirá la primera sede del programa “Alfabetización Ciudadana 1999-2000” de la FUBA. Allí se formarán alfabetizadores y se trabajará en diversas áreas: Apoyo escolar, Escuelas rurales, Recreación, Atención de la salud y Educación sin barreras. El nuevo centro funcionará en la Facultad de Ciencias Veterinarias (UBA), Chorroarín 280. Informes: 4951-2238.

Los deportes entran en la cancha de la filosofía

Un equipo de investigadores de Filosofía y Letras (UBA) estudia a la sociedad desde el deporte y reniega de la concepción del fútbol como opio de los pueblos.

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Por Cecilia Sosa
t.gif (862 bytes)”No somos deportistas, sino estudiosos. Nos oponemos radicalmente a la idea de que el fútbol es el opio de los pueblos. El deporte representa fenómenos identitarios muy fuertes a los que vale la pena estudiar.” Así se presentan el sociólogo Roberto Di Giano y el psicólogo Tulio Guterman, coordinadores del Area de Estudios Interdisciplinarios del Deporte de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Desde allí, profesionales de diferentes especialidades cinchan por darle entidad académica al deporte. “A partir de un equipo emblemático de fútbol se puede analizar mejor la sociedad que desde una artillería de encuestas”, dice Di Giano y advierte: “En la universidad todavía hay muchos prejuicios para estudiar estos temas”.
Para suplir ese vacío, un grupo formado por profesionales de diversas disciplinas buscó refugio en la Secretaría de Extensión de la facultad afincada en Caballito. “Nuestra iniciativa tuvo un efecto multiplicador –asegura Guterman a Página/12–. Nos visitan desde pibes de las escuelas primarias para hacer trabajos sobre violencia en el fútbol, hasta académicos de las más prestigiosas universidades del mundo.” Si bien todavía no cuentan con espacio físico propio, no dejan de recibir consultas de estudiantes y periodistas que llegan ávidos de datos novedosos. El equipo ya publicó un libro (Deporte y sociedad, de Eudeba) y hay otro en camino, El fútbol de la Argentina. Aproximaciones desde las ciencias sociales.
Con la premisa de que “el deporte sintetiza los conflictos culturales que impactan en una sociedad”, los investigadores de Filosofía y Letras cocinan curiosas hipótesis. “El mito primermundista argentino nace con la derrota de la Selección en el Mundial de Suecia de 1958. Marcó el inicio de la modernización: los clubes empezaron a funcionar como empresas, se privilegió la función del director técnico y se generalizaron la presión y el exitismo”, asegura Di Giano.
La violencia en el fútbol y el doping –dicen los expertos– son dueños del rating de los programas deportivos. Pero, para ellos, la fórmula usada no es la mejor. “El periodismo tradicional hegemoniza el campo y lo obtura. La minucia del resultado empaña la mirada reflexiva”, asegura Guterman. Y agrega: “Siempre se enfoca a esos temas desde visiones moralistas. Cuando se organizan comisiones para estudiar la violencia, ponen abogados y policías, pero nunca verdaderos especialistas”, protesta.
El equipo se especializa en organizar jornadas de discusión donde no faltan invitados internacionales, ni deportistas famosos. El objetivo, subrayan, es lograr un nivel de debate distinto de la charla de bar. Pero, aseguran, el trecho a recorrer sigue siendo largo. “Cada vez que traemos a un panel a jugadores como Pablo Aimar o Juan Pablo Sorín, no faltan las chicas que les gritan cosas como ¡qué lindos ojos tenés, chiquitito!”, lamentan. Los interesados en contactarse con el Area de Estudios Interdisciplinarios del Deporte pueden llamar a los teléfonos 4432-0606/0334, interno 128.

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