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LA CAMARA REABRIO UNA CAUSA CONTRA ASTIZ POR EVASION IMPOSITIVA
Un futuro similar al de Al Capone

La APDH le promovió una denuncia fundada en que no justificó el origen de los fondos que depositó en su cuenta en el exterior.  Speroni había decidido archivar la causa pero la Cámara le ordenó seguirla

Astiz entrando a los Tribunales esposado por apología del delito.
Ahora lo acusan de evasión de impuestos y puede terminar preso.

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Por Adriana Meyer

t.gif (862 bytes) El juez en lo penal económico Julio Speroni reabrió una causa contra el ex capitán de fragata Alfredo Astiz por presunta evasión impositiva. En febrero de 1998 la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos –APDH– había formulado la denuncia. En aquel momento la fiscal suiza Carla del Ponte había informado al juez español Baltasar Garzón sobre la existencia de varias cuentas abiertas en ese país por represores argentinos. Astiz reconoció que es titular de una de esas cuentas en la que hay depositados 75 mil dólares. “Esperamos que algunos represores tengan el destino de Al Capone y terminen en la cárcel al menos por evadir impuestos”, aseguró a Página/12 el presidente de la APDH, Simón Lázara.
La medida de Speroni es consecuencia de una resolución de la sala A de la Cámara de Apelaciones en lo Penal Económico que ordenó la reapertura del expediente en el que está imputado Astiz y que había sido archivado por “inexistencia de delito”. El ex marino declaró el año pasado ante el juez Adolfo Bagnasco. En esa oportunidad admitió que en 1990 abrió una cuenta en Suiza donde depositó los sueldos que cobró cuando se desempeñaba como agregado militar en Sudáfrica. Ahora el juez deberá profundizar la pesquisa para establecer si Astiz tributó al fisco por esa cuenta y si la misma figura en su declaración jurada. Speroni habría cerrado el sumario por errores “formales” del dictamen mediante el cual la fiscalía formuló su requerimiento de instrucción, según fuentes consultadas por la agencia DyN.
La APDH también había denunciado al ex gobernador de Tucumán, al general retirado Antonio Bussi, al torturador Jorge “Tigre” Acosta, al fallecido Adolfo Arduino y al ex sargento Carlos Alberto Vega por los delitos de enriquecimiento ilícito y falsedad ideológica. Todos ellos y Astiz habrían traficado divisas “de origen dudoso” al exterior para ocultar la presunta apropiación de bienes de ex detenidos y desaparecidos. Unos meses atrás, la Cancillería envió a la fiscal Del Ponte el pedido del juez en lo penal económico Marcelo Aguinsky para saber si existe en ese país una cuenta bancaria secreta a nombre de Vega, acusado de haber actuado en el centro clandestino de detención La Perla durante la dictadura.
Esta denuncia se dividió en varias causas. Los jueces porteños Servini de Cubría y Ceballos se declararon incompetentes en relación con Bussi y el expediente fue agregado a la causa que se seguía en Tucumán. Del Ponte le informó a Garzón sobre la existencia de una cuenta a nombre del gobernador. En marzo el fiscal Paulo Starc lo denunció, el Tribunal de Honor del Ejército lo sancionó con una amonestación grave y la Legislatura tucumana lo enjuició pero no fueron suficientes los votos a favor de su destitución. Los denunciantes también pidieron explicaciones a la DGI sobre cómo había ido a parar el dinero al exterior, pero nunca hubo respuesta. “La APDH no pudo ser querellante y la DGI casi no intervino, se limitó a esperar a ver qué pasaba”, explicó Lázara a este diario. El ex vocero de Raúl Alfonsín relató un cruce verbal que tuvieron con el titular del ente recaudador, Carlos Silvani, quien les había contestado que el secreto fiscal le impedía actuar en este caso, al mismo tiempo que publicaba la lista de “ricos y famosos” evasores.
En la cuenta de Arduino fueron detectados dos millones de dólares y varios movimientos, pero la Justicia no siguió investigando dado que su titular había muerto. Las cuentas secretas suizas no sólo contendrían el producto de los bienes saqueados a los desaparecidos, sino también dinero de operaciones como la venta ilegal de armas. Del Ponte informó que otros militares argentinos habían efectuado operaciones de giros y transferencias de dinero y otros valores desde la Argentina. Mencionó entre otros a Bussi, Astiz, Acosta y al teniente coronel Roberto Roualdes. Astiz, conocido como El Angel Rubio, había sido imputado de numerosos crímenes de lesa humanidad pero fue favorecido por las leyes de impunidad que extinguieron las sanciones penales contra los represores. Camina en libertad pero es repudiado cada vez que se muestra en lugares públicos. Lajusticia francesa lo condenó en ausencia a cadena perpetua por la desaparición de las monjas Alice Domon y Leonie Duquet ocurrida en 1977, y Suecia lo requiere por la desaparición de Dagmar Hagelin. Actualmente sólo está procesado por presunta apología del delito en virtud de las declaraciones que la revista Trespuntos le atribuyó en enero de 1998, cuando publicó un reportaje en el cual el marino se definió como el hombre “mejor preparado para matar a un político o a un periodista”.

 

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