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SUBRAYADO

Una región inestable

Por Claudio Uriarte


t.gif (862 bytes)  Puede que haya sido cierto lo que Arturo Valenzuela, director de asuntos hemisféricos del National Security Council, le dijo a Página/12 en un reportaje exclusivo publicado ayer: "No se plantea una fuerza de intervención para América latina". Puede que también haya sido cierto lo que el estratega norteamericano Edward Luttwak le dijo a Página/12, en otro reportaje exclusivo publicado el miércoles 7: "Intervenir en Colombia supondría mandar la infantería, y eso es lo que EE.UU. no está dispuesto a hacer". Y también pueden ser ciertas las reiteradas desmentidas que produjo esta semana Peter Romero, subsecretario de Estado para Asuntos Latinoamericanos, cuando le preguntaron por similares perspectivas.

Pero también es cierto que en América latina hay signos preocupantes de involuciones antidemocráticas y violentas, y nada puede descartarse por completo. El escenario más caliente es Colombia, donde las guerrillas de las FARC, que ocupan 42.000 kilómetros cuadrados al sur del país, postergaron la semana pasada el reinicio del diálogo con el gobierno sólo para lanzar una fulminante --e inesperada-- demostración de fuerza en las afueras de Bogotá. Previamente, ya habían golpeado los casquetes paramilitares del norte del país, acercándose peligrosamente a la estratégica zona del Canal de Panamá. Si el dominio de esta zona estuviera en cuestión, el cambio podría forzar una reorientación estratégica.

Aun si se quita de la vista el volcán colombiano, lo que a comienzos de la década parecía un tránsito suave hacia una relativa democracia en la mayoría de los países se está deteriorando. Perú, que en el mejor de los casos sólo puede calificarse como "dictadura democrática" (hay oposición y Congreso, pero Fujimori hace lo que quiere) se retiró la semana pasada de la competencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. En Venezuela, el colapso de los partidos tradicionales, de la economía y del Estado significan que el ex golpista y actual presidente populista Hugo Chávez arrasará con el Congreso gracias a una nueva constituyente que diseñará una Carta Magna a sus corpulentas medidas. En Paraguay, una fracción de la vieja oligarquía colorada derrotó a una nueva con el apoyo de la oposición liberal y del Departamento de Estado, pero la verdadera democratización no se concreta. México sigue en manos de la "dictadura democrática" del PRI --aunque debilitada-- y en Chile se mantienen los cerrojos militares sobre la Constitución. Hay relativa democracia, entonces, pero también creciente inestabilidad.

 

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