Paralizado
por el paro de los transportistas, Ecuador registró el primer choque y las primeras bajas
del levantamiento popular e indígena llamado contra el presidente Jamil
Mahuad. Nueve indígenas resultaron heridos, uno de ellos grave, luego de un
enfrentamiento con soldados del ejército que intentaban romper un corte de ruta. El
ministro del Interior Vladimiro Alvarez proclamó ayer que seguirá usando la fuerza para
contener las protestas. Las principales ciudades del país amanecieron aisladas y sin
transporte interurbano por los cortes de los gremios transportistas, que desde hace una
semana reclaman la revocación del aumento del 13,1 por ciento en el combustible. Mahuad
congeló ayer este precio hasta diciembre, en una concesión para quebrar el paro del
transporte. Pero los taxistas rechazaron la oferta como una burla, y los
camioneros afirmaron que la baja del precio era indispensable.
El presidente Mahuad está inquieto por lo que está sucediendo,
afirmó ayer el secretario de la Presidencia Jaime Durán. La situación llegó a un punto
que sería raro que no lo estuviera. El frente más explosivo se encuentra con los
indígenas, que aportaron las primeras víctimas al levantamiento contra el
gobierno que llamaron junto a grupos de izquierda. Según el ministro de Defensa José
Gallardo, el incidente se produjo cuando 1000 indígenas embriagados avanzaron
para quitarle las armas a una patrulla militar que se aprestaba a romper un corte de ruta.
Luego de que los soldados agotaran las bombas de gas lacrimógeno, abrieron fuego con sus
armas para repeler a los indígenas. La policía informó que se produjeron ayer
disturbios en provincias sureñas, pero que fueron sofocados antes de que se produjeran
choques. Las autoridades agregaron que esperan una semana convulsionada.
Actualmente, los indígenas bloquean la mayor parte de las rutas del interior del país
cavando zanjas, y atravesando árboles y piedras en el camino. Piden la renuncia de
Mahuad. En las zonas urbanas, la principal fuerza de la protesta la constituyen los
taxistas y camioneros, quienes han logrado paralizar todo movimiento motorizado en las
ciudades. Los taxistas bloquearon las calles, avenidas, y las autopistas, mientras que los
miembros de los gremios de camioneros rehúsan usar sus vehículos para el transporte de
productos. En total, se estima que 110.000 vehículos están inmovilizados por el paro.
Además de la parálisis urbana, se espera que el paro del transporte resulte pronto en el
desabastecimiento de alimentos y productos de primera necesidad. Para quebrar la huelga
antes de que esto suceda, el gobierno anunció ayer un congelamiento de los precios de la
gasolina hasta diciembre de este año. El líder del sindicato de taxistas, Pedro Alava,
rechazó la oferta recalcando que su demanda por la baja del precio es
irreversible. El líder del sindicato de camioneros, Nelson Chávez, afirmó
que un congelamiento podría ser parte de la fórmula para resolver el paro, pero que
antes este precio debía bajar. Chávez condenó asimismo la represión de los indígenas,
afirmando que con bala y sangre no se puede tratar. El gobierno intentó
además sin éxito tentarlos con precios preferenciales de gasolina, en vistas a aislarlos
del frente opositor contra Mahuad. |