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“El cine argentino debería hacer autocrítica, pero no tiene ganas”

Luego del éxito de “Pizza, birra, faso”, el director Adrián Caetano está terminando el film “Bolivia”, que hizo casi todo a pulmón.

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Por Luis Vívori
t.gif (862 bytes)  ”Quiero que al diariero que mira Rambo también le guste una película mía”, es la síntesis que utiliza Adrián Caetano, uno de los directores de Pizza, birra, faso a la hora de definir su lugar en el mundo poblado de internas y posicionamientos del cine argentino. Inmerso aún en el “¿Y ahora qué?” posterior a un éxito, Caetano parece desvelado por “generar desde el hecho cultural que puede ser una película, un cine de impronta nacional”. Mientras tanto espera terminar Bolivia, la historia de un inmigrante en la Argentina, “viendo la forma de no transar para conseguir la plata”.
–¿Piensa que Pizza... cambió algo en el contexto del cine nacional?
–No creo. Tal vez sí en el mundo de los estudiantes y periodistas de cine. Pero por sobre todo me cambió a mí. Además, la vieron unas cien mil personas, que no es demasiado. Por ahí Tango Feroz sí cambió algo, porque nadie pensaba que a una película argentina la podían ver un millón y medio de tipos. Lo importante es que demostró que la gente quiere ver cine argentino. Si antes no iban es porque se aburrían.
–¿Qué tiene que tener una película para que la vayan a ver masivamente?
–La gente quiere entretenerse, pasarla bien. Habrá quien tiene sus ambiciones intelectuales, o desea que le bajen línea o asombrarse ante el arte. Pero entretener es fundamental. Me cago en los que se creen artistas y nadie ve sus películas. No me considero un artista, pero aquellos que sí lo creen deben entender que su misión es comunicar. El narcisista que lo hace por un goce personal no debe ser subsidiado por el Estado.
–Esto ¿sucede muy a menudo?
–Seguro. El cine argentino no es visto por la gente. Tiene que hacer una autocrítica, pero no tiene ganas. Dicen que hay que apoyarlo porque es de acá y yo me pregunto: ¿Por qué hay que ver cine argentino? Con ese criterio apoyemos a Massera, que es argentino. Es sólo retórica. Hay que pelearla y no quedarse con la excusa de que no se puede con el mercado yanqui. Hagamos buenas películas.
–¿Cuáles serían los mejores recursos para hacer un buen cine argentino?
–Entretener contando algo. Hay que salir del hecho artístico y llegar al hecho cultural, crear una cultura de cine nacional. Una comunicación diferente. Y no deben suceder cosas extrañas como que las películas con más dinero del Estado son las que menos se ven.
–Más allá de la calidad de sus films, ¿piensa que los multimedios están creando una industria del cine?
–Yo creo que no hay una industria del cine aquí. Lo de los multimedios es un negocio chiquito que está bien hecho y le da guita a un par de tipos. Para que haya industria tiene que haber un producto y un consumo, y que eso no se pare. Económicamente no están dadas las condiciones. Para copar el mercado hay que entrar con un montón de películas y con una economía de guerra. Que se filme con poca guita, y el que no puede que no filme. Suena un poco facho, pero en cuestiones de plata no hay democracia. –¿Filmar con tan poco dinero no se transforma con el tiempo en una cuestión de principios, algo así como una estética de las carencias?
–A mí me encantaría filmar con más plata, no quiero hacer un culto de eso. No quiero hacer negocios, pero quiero que tener mejores medios se traduzca en la pantalla. Pero aunque esto de la carencia es algo militante en algún sentido, siento que teniendo más posibilidades económicas se está demostrando que hay una carrera, que puedo hacer algo que me gusta mucho y vivir de eso. Pero sé que nunca voy a filmar con actores conocidos, no van a ir a ver mis películas por eso. Nuestro juego pasa por la calidad, por cómo contamos la historia y por los desconocidos que participan.
–Trabajó en “Magazine For Fai” y en un piloto que no salió al aire. ¿Qué le interesa de la televisión como medio? –La TV tuvo un gran auge en los ‘70. Se producía, se inventaba. Ahora las reglas son mandar fruta, pero lo piola es que se llega a la gente. Yo consumí más tele que cine, es un medio de puta madre. Veo fútbol, a Tinelli, que me parece honesto porque no subestima al espectador. No me interesan programas como “CQC” en el que piensan que la gente es imbécil y se lo recuerdan todo el tiempo, o el de Portal. Es un gran cocoliche en el que no hay punto de vista, no hay postura que valga la pena. Pero no es sólo un problema de la tele, pasa en todos lados. Un río revuelto en el que cualquiera con un anzuelo grande pesca.

 

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