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UN INSTITUTO EDUCATIVO NO TIENE EDIFICIO PROPIO
“Los kelpers de la educación”

Autoridades y alumnos del Profesorado en Educación Especial denuncian que en el 2000 se quedarán sin aulas. La Secretaría de Educación porteña garantizó que tendrán su edificio.

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Por Cecilia Sosa
t.gif (862 bytes) “Nos sentimos nómades y parias. Somos los kelpers de la educación”, se lamenta Norma Gil, rectora del Instituto Superior de Profesorado en Educación Especial (ISPE), una de las pocas instituciones públicas que forman profesores para chicos discapacitados. El instituto nunca tuvo un edificio propio. Desde que fue creado, en 1970, tuvo que conformarse con usar aulas prestadas. Por ahora, y con muchos inconvenientes, sus dos millares de estudiantes cursan divididos en el Normal 6 y en un anexo afincado en la escuela Australia. Pero el año que viene, aseguran, también los echarán de allí. Pese a sus temores, el secretario de Educación porteño, Mario Giannoni, quien admitió los problemas, aseguró a Página/12: “Para cuando empiece el ciclo lectivo del año 2000, el instituto va a tener un edificio donde funcionar”, garantizó.
El ISPE nunca tuvo un edificio propio y debió deambular en un largo periplo –casi tres décadas– mendigando aulas. Ahora, los 1939 alumnos (entre los que las mujeres son amplia mayoría) dividen sus actividades vespertinas en dos sedes (Güemes 3859 y Gurruchaga 755) y sus 142 docentes recorren, hasta cuatro veces por día, las veinte cuadras que separan los edificios de Palermo y de Villa Crespo.
“Los profesores llegan tarde a las clases y los alumnos de primer año, que cursan en el anexo, están completamente aislados, no tienen contacto con las carreras, ni pueden usar la biblioteca que sólo está abierta de 18 a 22, en el horario de clases”, protesta Eduardo Nielsen, presidente del centro de estudiantes. “Todos los gastos son dobles. Ni siquiera podemos usar nuestras computadoras porque no tenemos lugar donde instalarlas. Quisimos compartirlas con el Normal 6, pero no aceptaron”, se enoja Gil, desde el minúsculo cuarto que funciona como rectoría.
Desde este año, en el edificio de Güemes también funciona a contraturno el Profesorado de Enseñanza Pre Primaria y una nueva tecnicatura en Indumentaria y Gastronomía. “Con el cambio de estructura, nos sacaron la mitad de las aulas –dice Lorena Battaglia, una alumna que aspira a ser profesora de discapacitados mentales–. Pudimos quedarnos con cinco, pero el año que viene nos van a pedir que nos vayamos”, advierte. “A pesar del nomadismo y el aumento constante de nuestros estudiantes, la formación siempre ha sido de alta calidad. Pero no queremos que se termine”, reclama la rectora Gil.
El reclamo de la comunidad educativa del ISPE corre una carrera contra reloj. “En el 2003, se evaluará nuestra situación y si no tenemos espacio para desarrollar tareas de investigación y capacitación no nos acreditarán y nuestro título no tendrá valor”, se lamenta Battaglia. “La marginación y el rechazo que sufren las personas que tienen necesidades educativas especiales se están reflejando también en nosotros, que nos dedicamos a enseñarles. ¿O se trata de una casualidad?”, se pregunta Gil.
Otro problema es que el Normal 6 sólo presta sus instalaciones de 18 a 22.15. “Sólo tenemos 15 minutos para hacer la limpieza y los que cursan en el anexo ni siquiera pueden usar la biblioteca”, protesta Nielsen. La institución sólo cuenta con una secretaria, dos empleados administrativos y dos empleados de limpieza (uno de ellos, discapacitado motriz y egresado del ISPE: “Nosotros no predicamos la integración, la vivimos con nuestro personal”, alegan). “Que una institución de casi dos mil alumnos pueda funcionar con tan poca gente es casi un milagro. Alguien enfermo es una especie de atentado”, ironiza Gil. Y Nielsen completa: “Lo bueno de todo esto es que la gente todavía tiene ganas de estudiar”.
En diálogo con este diario, el secretario de Educación, Mario Giannoni -con quien se reunieron hace una semana las autoridades y alumnos del ISPE–, reconoció todas las dificultades que está viviendo el instituto. Pero también recordó que el problema se arrastra desde hace muchos años y que el ISPE fue el último instituto de formación docente en ser transferido de la Nación a la ciudad. “El problema es que crecieron mucho tanto el instituto como el Normal Nº 6. Entonces, hay superposición de horarios. Por eso, estamos analizando todas las alternativas para que tengan un edificio para trabajar como corresponde –dijo Giannoni–. Las posibilidades son alquilar algún edificio o encontrar una escuela que tenga el turno vespertino desocupado. Yo ya les garanticé que, para cuando empiece el ciclo lectivo del año 2000, van a tener un edificio donde funcionar.”
Con 30 años de nomadismo y postergaciones sobre sus espaldas, los profesores y estudiantes del ISPE sienten desconfianza. Pero, a pesar de todo, tienen una certeza: “Lo primero que vamos a hacer cuando nos den un edificio es ponernos nombre –asegura Gil–. Por ahora, somos una institución sin identidad.”

 

 

Profesores de norte a sur
El Profesorado en Educación Especial dura cuatro años y tiene tres especialidades: audición, voz y lenguaje (AVL); discapacidad mental; y discapacidad visual. El primer año es un ciclo común en el que se cursan Psicología, Didáctica, Biología y Neurología, además de una Introducción a la Educación Especial. A partir de segundo año, comienzan las orientaciones. En el último, los alumnos realizan prácticas en escuelas de educación especial. Sólo en Santiago del Estero y en La Plata se dictan profesorados públicos y gratuitos similares al ISPE. Por eso, sólo el 37 por ciento de los alumnos del ISPE son porteños; el 56 por ciento viaja desde distintos puntos de la Provincia de Buenos Aires y el 8 por ciento llega desde el interior del país. Más de la mitad, trabaja, según estadísticas brindadas por la propia institución. “En todas las escuelas diferenciales, de Jujuy a Tierra del Fuego, trabajan egresados nuestros. Y muchos son directores”, dice, orgullosa la rectora Gil, que además de ser egresada del ISPE, es licenciada en Psicología de la UBA.


PARA EL TIEMPO LIBRE.....(SI QUEDA)

Cine. Hoy, a las 16.30, se proyectará Ultimos días de la victoria en la Casa de los Estudiantes, Uruguay 969, Tel. 4814-2830. Y, a las 20, Happy together, en la Facultad de Psicología (UBA), Independencia 3065.
Capacitación. El viernes cierra la inscripción para los cursos de capacitación de la UBA en las áreas de Salud, Educación y comunidad, Artes y oficios, e Informática, entre otros. Informes: Corrientes 2038, Tel. 4954-5524.
Saxo. Clases de técnica, lectura e improvisación. Todos los estilos. Tel. 4566-7560.
Orquesta. Hoy, a las 19, se presentará la Orquesta Sinfónica Juvenil en la Facultad de Medicina (UBA), Paraguay 2155.
Poesía. El miércoles a las 21.30, los poetas Rodolfo Edwards, Susana Cerda, Mercedes Roffe y Maximiliano Abengot, recitarán en Babilonia, Guardia Vieja 3360.
Posgrado. El jueves, a las 19, Javier Auyero dará una charla sobre estudios de posgrado para sociólogos en el exterior. En Marcelo T. de Alvear 2230, aula 100.
Portugués. Está abierta la inscripción para los cursos de idioma portugués de la Fundación Centro de Estudios Brasileros, Esmeralda 965, Tel. 43135222.


Una escuela para terminar con los vicios y las mañas de los políticos

La Universidad de San Luis dicta un curso abierto y gratuito para fomentar la conciencia democrática de la gente y de los funcionarios.

Por C.S.
T.gif (862 bytes) ”La formación y la preparación de quienes ejercen la política en la provincia son deficitarias. Hay poca gente con condiciones intelectuales para trabajar en la función pública”, dijo, convencido, Alberto Puchmüller, rector de la Universidad de San Luis, desde la provincia que yauniver01.gif (3542 bytes) cumplió quince años gobernada por Adolfo Rodríguez Saa (PJ). Apoyada en ese diagnóstico, la universidad creó una novedosa Escuela de Formación Política, que dictará un curso gratuito de dos años con una perspectiva apartidaria, según aseguran los organizadores. ¿El objetivo? “Fortalecer la cultura democrática local y capacitar recursos humanos para diseñar y ejecutar políticas públicas”, explicó Alfredo Bisquert, director de la flamante escuela. Las clases empezaron el mes pasado y ya se inscribieron 350 personas, que superaron ampliamente las expectativas y cumplieron el único requisito exigido: los estudios primarios completos. Entre los alumnos hay estudiantes secundarios, amas de casa, funcionarios estatales, dirigentes vecinales y profesionales.
“Si Max Weber analizara la sociedad puntana diría que es un sistema de dominación tradicional”, apuntó Bisquert, mientras Puchmüller abundaba: “No hay diálogo ni convivencia entre los adversarios políticos. Además, los problemas trascendentales para el Estado no se discuten”. “Por todo esto, intentar fortalecer la cultura democrática es un desafío enorme -aseguró Bisquert–. Esto nunca lo enseñó nadie. Ahora la universidad empezará a hacerlo.” Y el rector radical añadió que se busca que “las futuras generaciones no incurran en los mismos vicios que los políticos actuales”.
La escuela surgió de un testeo social realizado por la universidad. “Detectamos que existía una demanda muy fuerte de gente interesada en la conformación de un proceso democrático. Y, en conjunto con la comunidad, empezamos a actuar sobre ella –explicó Bisquert–. El éxito en la convocatoria demostró que la demanda existe”, festejó. Desde mediados de junio, 350 alumnos se reúnen todos los sábados a las 10 de la mañana y asisten a clase hasta las 17. “El almuerzo lo hacemos todos juntos, en el comedor de la universidad. Esto ayuda al intercambio de experiencias muy diversas”, dijo Bisquert.
El plan de estudios tiene dos ciclos. En el primero, se estudian las principales corrientes del pensamiento político universal (socialismo, liberalismo, neoliberalismo y autoritarismo, entre otras), y la historia política argentina hasta la actualidad. También incluye un recorrido por la historia de San Luis. El módulo final está dedicado al análisis de los principales temas de la coyuntura: ética y política, la comunicación política y derechos humanos, mercadotecnia electoral y más. “El objetivo del ciclo inicial es nivelador. En el segundo año, vamos a trabajar directamente en el diseño de las políticas públicas”, explicó Bisquert.
“El Estado ya casi no ejecuta políticas públicas, que quedaron en manos de diversos actores sociales. En el país hay más de 40 mil organizaciones no gubernamentales: uniones vecinales, centros de estudiantes o fundaciones de discapacitados. Una organización de vecinos que pelea para conseguir gas para su barrio lleva adelante, sin saberlo, una política pública. Cuando consigue el gas, la ejecuta”, dijo el director de la escuela. “Para fortalecer la sociedad civil, la capacitación de recursos humanos es fundamental. Pero nadie enseñó esto hasta ahora”, agregó.
Los estudiantes inscriptos integran un grupo muy heterogéneo. “Hay desde profesionales con experiencia en la gestión pública, hasta estudiantes secundarios, dirigentes de unidades vecinales y gente sin experiencia, ni militancia política, ni tampoco vinculación con la universidad”, enumera Bisquert. El propio rector Puchmüller es uno de los alumnos.
La escuela tiene tres tipos de docentes: los especialistas –que dictan conferencias de temas puntuales–, los panelistas y los docentes integradores que profundizan la discusión y orientan las lecturas de losalumnos. Osvaldo Alvarez, Mempo Giardinelli, Miguel Gaya e incluso Alberto Rodríguez Saa, hermano del gobernador. “Cualquiera puede participar -apuntó Bisquert–. No hay límites ideológicos ni censura.”


La garantía de igualdad
“La universidad es el lugar más adecuado para brindar una educación política general y formar una conciencia democrática. Es un ámbito plural, donde todas las ideologías se pueden escuchar en igualdad de condiciones”, afirmó el rector Alberto Puchmüller. De hecho, para delinear el plan de estudios de la Escuela de Formación Política, la universidad convocó a todos los partidos con representación parlamentaria y a los directores de los principales medios de comunicación locales. “Esta es la garantía para que el funcionamiento sea democrático y apartidario”, explicó Alfredo Bisquert. De allí surgió un consejo consultivo que contribuyó a diseñar el plan de estudios y a sugerir los temas y profesores adecuados. Los medios colaboran con la difusión gratuita de la nueva escuela.



EL DATO
Simposio en Económicas

La Facultad de Ciencias Económicas de la UBA será sede del IV Simposio Nacional de Análisis Organizacional, que se realizará del 11 al 13 de agosto. Bajo el título “Nuevos roles y desafíos del analista organizacional. Tensiones y paradojas” se tratarán temas como ecología y evolución de las organizaciones, metodologías de investigación, y estrategias de intervención en organizaciones. Informes e inscripción: Secretaría de Investigación y Doctorado de la facultad, Córdoba 2122, Tel. 4370-6151/6130.

Aprender a investigar

El 9 de agosto se realizará un seminario internacional sobre “Metodología y técnicas para la investigación en ciencias sociales”, en la Universidad Notarial Argentina (UNA). Durante la jornada se abordarán, entre otros temas, los modelos de análisis; la investigación grupal; el informe final; la publicación; y la financiación y ejecución de proyectos. Informes e inscripción: antes del 4 de agosto, en Guido 1841 (Capital Federal), Tel. 4804-7743 o en Av. 51 Nº 435 (La Plata), Tel. (0221) 4210552/9283. Se entregarán certificados de asistencia avalados por la Universidad de California y la UNA.

EL NUMERO
24

Es la cantidad de becas de investigación de posgrado en el campo de la microempresa que entregarán este año la Comisión Foncap y la Organización de Estados Iberoamericanos. Informes: Santa Fe 1461, Piso 2º, Tel. 48130033, http://www.foncap.com.ar. La convocatoria cierra el 30 de julio.

 

 

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