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DOMINGUEZ DIJO QUE LA ARGENTINA NO INTERVENDRA EN COLOMBIA
Carnales seremos, belicosos aún no

Salió al cruce de versiones sobre sondeos de Estados Unidos tendientes a que la Argentina
encabece una “iniciativa de paz” en Colombia.

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t.gif (862 bytes)  “La Argentina no está de acuerdo con la intervención militar a ningún país de la región”, aseguró el ministro de Defensa, Jorge Domínguez. Con esa sentencia, el funcionario intentó conjurar la versión sobre el sondeo de diplomáticos de Estados Unidos para que la Argentina encabece una iniciativa de paz –que no excluye la hipótesis bélica– en Colombia. “No recibimos ningún tipo de propuesta y no existe ninguna posibilidad de que el gobierno nacional participe en movimientos que afecten los intereses de ningún país de la región”, dijo Domínguez después de recorrer con el presidente Carlos Menem la exposición de la flota de mar de la Armada. Menem optó por no hablar sobre la conflictiva situación colombiana que para su amigo estadounidense Bill Clinton se transformó “en un problema de seguridad nacional”.
Después de dos días de desmentidas en boca de la segunda línea del Gobierno, ayer salió Domínguez a calmar el malestar que provocó el posible rol de la Argentina como gestor de los deseos de Estados Unidos. “Tenemos excelentes relaciones regionales y no tenemos ninguna posibilidad de que se analice o se participe en movimientos que afecten los intereses particulares de ningún país de la región”, insistió el ministro.
La actitud de Brasil, que tiene más de 1600 kilómetros de fronteras en común con Colombia, fue decisiva para definir las voces oficiales. El presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso, rechazó de plano una eventual intervención militar extranjera en el territorio de Andrés Pastrana. “La Argentina siempre ha intervenido con fuerzas de mantenimiento de la paz, no de imposición de la paz”, repetían en la cartera de Defensa y recordaban que “si bien la situación por la que está atravesando Colombia es muy difícil, no se trata de un conflicto entre países sino de un conflicto interno y nosotros respetamos la soberanía de cada nación”.
Los grandilocuentes desmentidos oficiales no alcanzaron, sin embargo, para disipar las dudas sobre las intenciones de Estados Unidos en la región. Desde el momento en que Clinton analizó el histórico enfrentamiento entre la guerrilla, los militares y los paramilitares colombianos como un problema que compromete “la seguridad nacional” de Estados Unidos, las hipótesis de una intervención directa o a través de una fuerza latinoamericana se acrecentaron.
“No hay nada de eso. Ni pedidos, ni sondeos, ni nada”, aseguraban anoche en Defensa con el objetivo de salir del centro de la escena. El problema para los funcionarios es la actitud de “mejor alumno” con que el gobierno menemista se ha plantado frente a los deseos de Estados Unidos. La propuesta de creación de un Comité Interamericano contra el Terrorismo –aprobada el pasado mes de junio por la Organización de Estados Americanos- fue una iniciativa del ministro del Interior, Carlos Corach, en sintonía con los deseos de Washington.
A fines de noviembre del año pasado, el secretario de Defensa estadounidense, William Cohen, felicitó a Domínguez en la III Conferencia Americana de Ministros de Defensa de América por esa propuesta que acababa de presentar Corach. El terrorismo y el denominado “narcoterrorismo” son los nuevos enemigos identificados por Washington para homogeneizar una lucha común de las democracias latinoamericanas. Terminada la Guerra Fría, con el comunismo como un peligro sepultado con el Muro de Berlín, Estados Unidos apostó a la democracia continental. El problema es encontrarles un nuevo rol a las Fuerzas Armadas. Excepto en Colombia y Perú, la participación de los militares en la resolución de conflictos internos está prohibida o se evita por los nefastos antecedentes de la historia reciente.
El vicecanciller, Andrés Cisneros, consideró que “no existe ninguna especulación del gobierno argentino sobre la posibilidad de enviar tropas a Colombia y, suponer tal cosa, implica desconocer los mecanismos que rigen las relaciones regionales” y aclaró que “los procedimientos de la OEA requerirían para mucho menos que eso una solicitud del Estado miembroinvolucrado”. La petición del gobierno de Pastrana es la vía que, para muchos, está esperando Washington.

 

Rechazo de Chacho y Jaunarena
El candidato a vicepresidente de la Alianza, Carlos “Chacho” Alvarez, y el ex ministro de Defensa radical, Horacio Jaunarena, rechazaron una eventual participación argentina en una intervención militar en Colombia.
Alvarez consideró que hay que acordar una “estrategia común” entre los países del Mercosur para evitar una acción militar extranjera en caso de que fracasen las negociaciones de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla.
Por su parte, Jaunarena consideró “sin asidero” que países latinoamericanos participen de una incursión militar a Colombia. El ex ministro evaluó como oportuna una acción común de la región “siempre que sea limitada a lo diplomático, que se respete el derecho a la no intervención, el derecho a la autodeterminación y a la no injerencia militar”.



Claves

ron2.gif (93 bytes) Jorge Domínguez aseguró que “la Argentina no está de acuerdo con la intervención militar a ningún país de la región”.
u La declaración pretendió salir al cruce de la versión sobre conversaciones con diplomáticos norteamericanos para que Argentina encabezara una iniciativa de paz en Colombia.
ron2.gif (93 bytes) El jueves, el vicecanciller Andrés Cisneros había anticipado que “no existe ninguna especulación del Gobierno sobre la posibilidad de enviar tropas a Colombia y, suponer tal cosa, implica desconocer los mecanismos que rigen las relaciones regionales”.
ron2.gif (93 bytes) La actitud del presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso rechazando de plano una eventual intervención militar extranjera en Colombia tuvo influencia decisiva sobre las decisiones del gobierno argentino.

 

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