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COMPARO LA CRISIS CON TUCUMAN EN 1975 Y ASEGURO COLABORACION
Menem quiere combatir en Colombia

Aunque la Cancillería dijo que la Argentina no hará nada sin Brasil y Defensa negó una intervención, el Presidente prometió estar listo “si se nos pide colaboración para frenar esta avanzada de la subversión”.

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Las FARC según Menem ocupan el 30 por ciento del territorio.
“Esto puede desestabilizar toda la región”, dijo el Presidente.

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Colombia recibió 289 millones de dólares para seguridad.
Es el tercero en ayuda de EE.UU., tras Israel y Egipto.


Por Martín Granovsky

t.gif (862 bytes) El Presidente ya está preparado. Sólo falta que Estados Unidos haga el cabezazo de la convocatoria para que el Gobierno de Carlos Menem rinda el último servicio de alineamiento automático en diez años: apoyar a Washington en Colombia para que ninguna maniobra lleve la ilegitimidad de ser un hecho unilateral o intervencionista. “No creo que sea conveniente que Estados Unidos asuma esa responsabilidad de forma unilateral, cosa que nosotros no compartimos”, dijo Menem. Y anunció que se alistará “si se nos pide colaboración para frenar esta avanzada de la subversión”.
En declaraciones a Radio Nacional, Menem no dudó:
–Esto me hace recordar el intento de declarar a Tucumán como zona liberada –dijo Menem.
Agregó que “si no hubiese sido por la firme decisión del entonces presidente de la Nación de combatir a los subversivos” la guerrilla del ERP habría ganado el territorio.
En 1975 Italo Luder como presidente interino por licencia de Isabel Perón y su gabinete de ministros, entre ellos Antonio Cafiero y Carlos Ruckauf, firmaron el decreto ordenando a las Fuerzas Armadas que intervinieran en Tucumán para “aniquilar el accionar de la subversión”. En realidad el golpe ya estaba en marcha y en la selva tucumana el Ejército alternó el combate abierto y legal con el ejercicio del secuestro, la tortura y el asesinato de prisioneros. Mientras, las Fuerzas Armadas quedaban instaladas como el único resorte del Estado en condiciones de ejercer una represión “científica”.
–De acuerdo con los datos que tenemos, más del 30 por ciento del territorio está ocupado por las fuerzas de la subversión y el narcotráfico colombiano –afirmó Menem–. Están combatiendo a las FARC en la capital colombiana y esto evidentemente puede desestabilizar toda la región.
Es decir, una situación bien distinta al cuadro argentino del ‘75, marcado por el pobre arraigo de la guerrilla.
Menem exageró incluso la posición de Estados Unidos, temerosos de que el escenario colombiano pase de la actual ingobernabilidad al cataclismo sin retorno. Ahora el poder está repartido entre el Estado, los 15 mil combatientes de las FARC, los 5 mil del ELN, los narcos y los paramilitares, y ningún análisis político fino habla ya de “narcoguerrilla”. Si las negociaciones de paz vuelven a hacerse imposibles, el riesgo para Estados Unidos es una situación de inestabilidad arraigada en una zona estratégica clave. El general Charles Wilhelm, jefe del Comando Sur de las FF.AA. norteamericanas, acaba de recordar en el Senado que una vecina de Colombia, Venezuela, representa el 18 por ciento de las importaciones norteamericanas de petróleo. Ese número justifica otro: el último presupuesto asignó a Colombia 289 millones de dólares para el combate antinarcóticos, el tercer lugar en ayuda de seguridad después de Israel y Egipto.
La situación colombiana es crítica y, paradójicamente, está congelada:
ron2.gif (93 bytes)  No hay un elemento a la vista que pueda reabrir las negociaciones de paz.
ron2.gif (93 bytes)  Ningún país de América latina esboza una solución imaginativa.
ron2.gif (93 bytes)  Washington quiere una salida multilateral pero no la define.
Por el momento Estados Unidos transita su típica instancia de construcción del problema. Plantean que hay una crisis, preguntan si Colombia puede resolverla, interrogan a los vecinos por su nivel de compromiso, dan a entender que así no va más, pronostican que un desastre será expansivo, envían al zar antidrogas Barry MacCaffrey a Bogotá, sondean a los militares del continente y hablan, hablan mucho del tema.
Por eso hay que tomar como provisorio el comunicado que emitió ayer la embajada de Estados Unidos en la Argentina. “Los informes de prensa que han aparecido en Buenos Aires en el sentido de que Estados Unidos procuraorganizar una intervención militar regional en Colombia no son verdaderos”, dijo. “Tampoco Estados Unidos tiene intención de intervenir unilateralmente”, añadió.
Es que, por lo que se sabe, no hay plan, y cualquier plan para Colombia es tremendamente complicado. Pero América latina no define un papel autónomo frente a la crisis y entonces para el propio presidente colombiano Andrés Pastrana las opciones son limitadas. Si quiere ayuda debe pedirla. El problema es a quién. Si la pide por ejemplo a Brasil y Chile es una cosa. Es otra si la pide al sistema interamericano, que incluye a Estados Unidos, o a los garantes de la paz entre Perú y Ecuador, que son Chile, la Argentina, Estados Unidos y Brasil. En cualquier caso no se trataría de una intervención, ni uni ni multilateral. Y el texto de la embajada habrá sido artísticamente preciso.
Hace mucho que Menem nacionalizó la preocupación norteamericana por Colombia. En 1989 regaló aviones Pucará para participar de la guerra contra la droga piloteada por George Bush. Ahora se muestra dispuesto a colaborar. Y tendrá cuándo repetirlo.
El próximo 29 participará en Nueva Orleans de la Conferencia Mundial de Energía.
El 20 de setiembre volverá a Estados Unidos para intervenir en su última Asamblea General de la ONU como presidente.
Y el 30 de setiembre regresará para participar de un encuentro auspiciado por el diario The Wall Street Journal.
Menem quiere despedirse a lo grande del establishment y de Washington, y busca ser un blanco diplomático fácil para que el 10 de diciembre la Casa Blanca lo añore.
Ese motivo obligaría a descartar que, si Brasil no toma una iniciativa firme, la Argentina encabece una maniobra diplomática multilateral que mantenga informado a Washington pero no lo incluya como protagonista. Podría expresarse así: ante la crisis colombiana los países de la región buscan presionar hacia una negociación interna del gobierno y la guerrilla y, si el intento fracasa, acuerdan tender un cordón sanitario común para que la explosión colombiana no salpique al resto.
Pero el gbierno de Menem no impulsa este tipo de diálogo ni con los vecinos ni con la Alianza y viene rechazando cualquier compromiso real con una solución. Sólo vale la opinión de los funcionarios que interpretan los deseos –reales o imaginarios, según el caso– de la Casa Blanca. Además del mismo Presidente, el ministro del Interior Carlos Corach, el secretario de Planeamiento Estratégico Jorge Castro, el secretario general de la Presidencia Alberto Kohan y el jefe de los espías Hugo Anzorreguy. El vicecanciller de Guido Di Tella, Andrés Cisneros, dijo el jueves que la Argentina no hará nada sin Brasil. Pero ayer Brasil estuvo ausente en el análisis de Menem, y Di Tella no lo enmendó siquiera sutilmente.

 

Claves

ron2.gif (93 bytes)  Menem quiere colaborar de cualquier modo en la crisis colombiana.
ron2.gif (93 bytes)  El Presidente no sugirió la reanudación de las negociaciones de paz.
ron2.gif (93 bytes)  Prefirió comparar Colombia con la Tucumán de 1975 y a las poderosas FARC con el pobre arraigo de la guerrilla argentina en la selva tucumana.
ron2.gif (93 bytes)  El Gobierno quiere sobreactuar para que los argentinos queden como los ingleses de América: principales aliados de Washington y capaces de participar en maniobras internacionales por encima de su poder real.
ron2.gif (93 bytes)  La embajada norteamericana comunicó que su país no busca una intervención multilateral ni unilateral en Colombia.
ron2.gif (93 bytes)  No habló del escenario posible ante un pedido del presidente Pastrana.
ron2.gif (93 bytes)  Brasil confía en la Argentina aún menos que antes después del pedido de ingreso a la OTAN como miembro pleno.


RAUL ALCONADA SEMPE.
“Política de Estado, no”

Por M.G.
“Sobre Colombia no quiero una política de Estado porque pensamos muy distinto del Gobierno”, dijo a Página/12 Raúl Alconada Sempé, ex subsecretario de Asuntos Latinoamericanos del gobierno de Raúl Alfonsín.
En los primeros años de la administración radical Alconada fue el encargado de seguir de cerca la crisis de Centroamérica. En 1979 los sandinistas habían derrocado a Anastasio Somoza en Nicaragua. En 1981 Ronald Reagan resolvió apoyar a los contras antisandinistas. Para evitar una escalada del conflicto que terminase en la intervención abierta Panamá, Venezuela, Colombia y México formaron el grupo de Contadora. Y después la Argentina, Uruguay, Brasil y Perú integraron el grupo de apoyo a Contadora.
–¿Hoy haría lo mismo para Colombia?
–No es lo mismo –respondió Alconada Sempé–. La crisis de Nicaragua transcurrió en plena Guerra Fría, con un gobierno norteamericano que veía a los sandinistas como un enemigo en ese contexto. No hay más guerra fría y el gobierno de Colombia, además, ni es realmente ni es percibido como un adversario de los Estados Unidos.
–Si no es Contadora o el grupo de apoyo, ¿usted respaldaría una movida diplomática similar en su espíritu?
–Para que el resto de los países nos sumemos a una iniciativa debe convocarnos Colombia.
–Y si los convocan, ¿qué harían?
–Ofrecer nuestros servicios en Bogotá. Preguntar allí qué hace falta para garantizar un diálogo en busca de la paz. Y servir de puente hasta conseguir un arreglo.
–¿Usted respaldaría una intervención militar en Colombia?
–No, y tanpoco me gustaría que la Argentina funcionase como cabeza de playa. Yo entiendo la preocupación de los Estados Unidos por la situación, pero el bien jurídico supremo a tutelar en Colombia es el bienestar de los colombianos.
–Si estuviera hoy en el gobierno, ¿por dónde empezaría?
–Por fortalecer el diálogo con Brasil. Pero observo que los latinoamericanos están muy preocupados por el proyecto del gobierno argentino de entrar a la OTAN. Eso significaría separarnos de la idea de nuestros vecinos y, de paso, buscar la incorporación a un organismo que decidirá sin la Argentina dónde intervenir, cuándo hacerlo y cuánto meterse.

 

 

BRASIL DESCONFIA DEL OTANISMO ARGENTINO
Intervención tem filamento grosso

Por M.G.

t.gif (862 bytes) El hombre clave para compensar el atlantismo de una buena parte del Gobierno de Carlos Menem regresa mañana de vacaciones. Sebastiao do Rego Barros, embajador de Brasil en la Argentina, llegará a Buenos Aires con instrucciones de subrayar la posición brasileña expresada en Lima el último jueves por Fernando Henrique Cardoso: intervención en Colombia, nada.
Palabras más, palabras menos (quizás menos, por su conocido estilo sutil), Rego Barros será el encargado de transmitir a la Argentina dos convicciones de Brasilia:
ron2.gif (93 bytes)  La enorme preocupación por Colombia no significa apoyar o ser protagonista de una incursión armada.
ron2.gif (93 bytes)  El pedido argentino de ingresar como miembro pleno a la OTAN es preocupante.
El segundo tema fue tratado en exclusiva el último domingo por Página/12, cuando informó que diplomáticos de Itamaraty advirtieron al embajador Jorge Hugo Herrera Vegas el peligro de los bamboleos argentinos. “Ustedes eligen, o la OTAN o el Mercosur”, fue el mensaje.
El jueves, el vicecanciller Andrés Cisneros dijo que la Argentina está preocupada por Colombia pero no hará nada sin consultar con Brasil.
Y los brasileños no dejan gesto sin hacer para indicar que no quieren convertirse en una dependencia del Comando Sur.
Este diario pudo saber que el miércoles y el jueves sesionó en Asunción la Primera Conferencia Subregional sobre Cooperación y Defensa. La auspiciaban el Comando Sur y el Ministerio de Defensa paraguayo. Chile envió a dos generales. Bolivia al comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. La Argentina al jefe de Inteligencia del Estado Mayor Conjunto, el brigadier Pergolini. Brasil, en cambio, no equiparó el rango de ninguno de sus vecinos.
Un dato interesante de la Conferencia fue el comportamiento del general Alfred Valenzuela, número dos del Comando Sur. En las sesiones no pudo conseguir que los delegados centraran su atención en Colombia.
–Hablamos de defensa como queríamos nosotros, y no de seguridad como querían ellos –se jactó ante Página/12 un delegado argentino.
Fuera de las sesiones, Valenzuela se vengó. Dijo al diario El Día de Asunción que no habrá una institución castrense única pero que en la cooperación tiene que reinar la armonía, y dio como ejemplo de cooperación necesaria la lucha contra el narcotráfico. La idea del general fue que los enemigos no pasan hoy por los países sino por las drogas, el tráfico de armas y las catástrofes naturales. Valenzuela dijo que ése había sido el contenido de la Conferencia. Y no, pero hacia afuera quedó instalada la agenda Made in USA.

 


 

“Tenemos que hacer como los ingleses: sobreactuar”

El Golfo, Kosovo, ahora Colombia, son  casos donde el menemismo aplicó su “doctrina inglesa” y mandó tropas.

El “Invincible” en operaciones contra Irak, uno de los muchos casos en que Londres se alía con EE.UU.
“Gran Bretaña parece el segundo país del mundo, y es más chico que Italia, económicamente. Porque sobreactúa.”

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Por Sergio Kiernan

t.gif (862 bytes) “Gran Bretaña es un país que de a ratos parece el segundo del mundo -dijo la alta fuente gubernamental–, pero es más chico económicamente que Italia. Los ingleses tienen un rol en el mundo muy superior al que se esperaría de sus posibilidades materiales. ¿Por qué? Porque sobreactúan, están en todas, combaten, mandan tropas. Sobreactúan, a la Carlos Menem.” Con una sonrisa, el funcionario, que tiene mucho que ver con las iniciativas con que el presidente Carlos Menem logra aparecer en los diarios internacionales, definió la filosofía del gobierno al que sirve.
Esta “doctrina inglesa de la exageración” le dio amplias satisfacciones a Menem, aunque el balance real para el país puede ser y es altamente cuestionado. El entusiasmo menemista por las intervenciones multinacionales nació hace casi una década, cuando buques de guerra argentinos participaron en la guerra del Golfo y el entonces presidente George Bush mencionó a su par argentino como uno de los líderes a los que había consultado antes de invadir Irak. Esta “nueva tradición” explica la presencia de gendarmes argentinos en Kosovo, como parte de las fuerzas de ocupación y bajo el mando de la OTAN. Entrar a la alianza atlántica es, justamente, la nueva ambición de la política internacional menemista (ver aparte).
El nuevo escenario donde Menem podría hacer su último “favor” de alto perfil a Estados Unidos es Colombia. “Todavía nadie planteó el caso colombiano en términos de seguridad global, ni Estados Unidos ni mucho menos la OTAN,” explicó a Página/12 el funcionario. “Pero la velocidad de los eventos hace que el tema tenga que ser encarado, y pronto.” Mientras, EE.UU. ya está tanteando abiertamente a los latinoamericanos para “ver qué piensan sobre la crisis en Colombia”.
Los argentinos muestran una ansiedad especial por participar en una operación que ni Washington está seguro que sea deseable y necesaria. “No sé si vamos a mandar tropas, pero aunque mandemos azafatas para los aviones de los marines, vamos a estar, políticamente”, ilustró gráficamente el funcionario.
–Bueno, pueden mandar unos gendarmes, en vez de azafatas ...
–Si no hay gendarmes para mandar, les damos los uniformes para que se disfracen unos marines y se saquen la foto.
–Usted se da cuenta de que estamos hablando de mostrar la bandera para que Estados Unidos pueda decir que hay una alianza, que no es una invasión.
–Sí, y también sabemos que no estamos hablando de Grenada o Panamá, sino de algo más parecido a Ruanda o a Kosovo. No es lo mismo.
El sueño de los funcionarios que pilotean la doctrina inglesa es que el gobierno de Andrés Pastrana pida a los gobiernos democráticos del hemisferio ayuda para controlar a su propio país. El cálculo es que ni Brasil tendría demasiados argumentos para oponerse a que se atienda un pedido directo de un gobierno electo. “Eso solucionaría todo.”
Mientras Colombia no haga el pedido, los operadores menemistas están dispuestos a ayudar a Washington a convencer o al menos a ablandar a Brasil. “Armar la alianza es un juego que nos excede, pero como sabemos que esto no va a ser unilateral sino consensuado, nos preparamos para hacer nuestra parte.”
Los “intervencionistas” que rodean a Menem no ven nada especial en lo que ocurre en Colombia, apenas un caso particular de “la nueva seguridad global”. Para este grupo, hay un vacío en el mundo que las Naciones Unidas no pueden llenar, el de los conflictos civiles o étnicos, dentro de un Estado. “La ONU sirve para mediar y regular conflictos entre los Estados y no dentro de un Estado”, explicó a Página/12 uno de los elaboradores de esta doctrina. “Y eso no va a cambiar porque reformar la ONU es difícil, los rusos y los chinos se oponen y tienen veto. Entonces, la OTAN asume tareas que no tenía porque es la única organización que tiene iniciativa real.” Según esta óptica, la Argentina puede ignorar esto pero sólo con ciertos riesgos. “También te puede tocar a vos, que te pase lo que a Colombia o Kosovo. Mejor estar adentro. Por eso, hay que acercarse a una OTAN que no es lo que era.” Sin decirlo explícitamente, queda flotando que quien dice OTAN, dice EE.UU: la alianza atlántica ni piensa darse por enterada de la crisis en Colombia, pero el socio principal sí.
Por eso los menemistas preparan los cañones. O los uniformes de las azafatas.

Cómo va la operación OTAN

Casi no lo pueden creer: el pedido argentino de ingresar a la OTAN no terminó en un papelero sino que está siendo considerado con cortesía. Esta semana, el jefe de los espías argentinos y diplomático paralelo, Hugo Anzorreguy, aseguró a sus colegas de gabinete que obtuvo expresiones de apoyo del rey de España, de Felipe González y del jefe de gobierno español, José María Aznar. Según Anzorreguy, el gobierno italiano de Massimo D`Alema también apoya el pedido. Fuentes cercanas a la “operación OTAN” juraron con indisimulable alegría que hasta el secretario general de la alianza atlántica, el español Javier Solana, también entró en el juego. “Le mandó copia de la carta a todos los países miembros solicitando sus comentarios,” dijeron las fuentes consultadas.

 

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