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SUBRAYADO
Si produce no le prestan

Por Julio Nudler

El gran fracaso de la actual gestión financiera es que los bancos no están dedicados a dirigir sus créditos a la producción. Por primera vez, el volumen total de créditos personales es mayor que los fondos destinados al sistema productivo. Las entidades financieras sólo quieren prestar vía créditos hipotecarios, prendarios, personales y tarjetas.” Estas son declaraciones recientes y bastante pesadas de Javier González Fraga (dos veces presidente del Banco Central en los primeros tiempos del menemismo) a Ambito Financiero.
Por las dudas, pueden cotejarse esas afirmaciones con la realidad, acudiendo a la información diaria que entrega el BCRA sobre préstamos y financiaciones en pesos y en dólares. Pero en lugar de zambullirse directamente en los números, nadie puede evitar distraerse con el epígrafe que encabeza cada página: “1999-Ano de la Exportación”. Sí: no año sino ano, lo cual condice mejor con la marcha de las exportaciones. (Entre paréntesis, ¿qué medida de estímulo acompañó ese lema inútil?)
Ya en las cifras, el último parte informa que el saldo de los préstamos en pesos y en dólares al sector privado no financiero era al jueves 16 de 66.639 millones (62,4 por ciento de ese monto en dólares). Los préstamos personales sumaban 8676 millones (13,0 por ciento); los hipotecarios, 15.497 millones (23,3); los prendarios, 5336 millones (8,0). En estos conceptos pueden estar mezclados particulares y empresas, pero hay seguramente un gran componente de financiación de viviendas, autos y otros durables.
Hay además 6572 millones (9,9 por ciento) otorgados como adelantos en cuenta corriente, que es la forma más cara y cortoplacista de crédito, por lo general para empresas. Otra modalidad, que acumula 12.968 millones (19,5 por ciento), es el descuento de documentos a sola firma. Al final aparece el rubro Otros, donde pesa especialmente el descuento de los cupones de tarjetas de crédito que presentan los comerciantes. El saldo es de 16.058 millones (21,1 por ciento del total). Y quedan otros conceptos menores.
Hay por tanto buenas razones para deducir que los números brindados por el BCRA le dan la razón a González Fraga. Este sostiene que, como hacen estadounidenses y europeos, la Argentina debería haber condicionado la instalación de bancos extranjeros a que financiaran a los sectores productivos, en lugar de suponer que lo harían.
Uno podría preguntarse si los bancos no le prestan a la industria porque con esta política económica no va a poder devolver los créditos, o las fábricas se caen como hojas secas porque la financiación es escasa y cara. Es posible que estas dos alternativas sean tan ciertas la una como la otra. En todo caso, sería bueno reunir a Roque Fernández (Economía), Alieto Guadagni (Industria) y Pedro Pou (BCRA) para que decidan quién de ellos es el más culpable de la desfinanciación productiva.

 

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