Si usted es un filántropo –o una empresa– y quiere invertir su dinero en una causa loable, firme un cheque a nombre de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Ante la crisis presupuestaria, la unidad académica más poblada de América latina, donde estudian cerca de 60 mil personas, está a punto de crear un nuevo departamento destinado a recaudar, buscar e incentivar las donaciones de empresas y particulares. Según los estudiantes opositores, tras la iniciativa avanza un proyecto privatizador que atentaría contra la autonomía universitaria y que podría expandirse sobre las demás facultades e, incluso, otras universidades públicas. “Esto es peor que el tijeretazo del Gobierno. Es quebrar el financiamiento público de la universidad. Si se aprueba, la UBA sí tendría que cerrar. Empezaría a ser una sociedad anónima”, sentenció Daniel Vigo, integrante de un frente de agrupaciones estudiantiles independientes de la UBA.
La creación del nuevo departamento se está discutiendo en la comisión de Hacienda del consejo directivo desde hace dos semanas. La intención inicial era aprobarla en la sesión de esta noche, pero la votación se postergaría hasta mediados de agosto. La propuesta, tarde o temprano, será aprobada porque es apoyada por la mayoría de los consejeros y es impulsada por el decano de Económicas, Juan Carlos Chervatín, un viejo amigo personal del rector Oscar Shuberoff. “Tenemos que salir a buscar ayuda –explicó Chervatín, en diálogo con Página/12–. Si nos quedamos esperando que se resuelva el problema presupuestario, en unos pocos años no nos va a quedar ni el nombre de facultad”, dijo. Y agregó: “Sé que voy a ser carne de los discursos de la década del 60, que yo mismo defendí. Pero hoy la crisis de la universidad es tal que estamos obligados a salir a buscar cualquier apoyo. Pero no vamos a poner en venta ni la facultad, ni los principios de la reforma universitaria, ni la calidad de la enseñanza”, aseguró. Lo cierto es que las autoridades de la UBA saben que, gane quien gane en octubre, no será fácil aumentar el presupuesto educativo y ya se preparan para afrontar una larga sequía.
El Departamento de Desarrollo (que podría ser bautizado como de Proyectos Especiales) trabajará para incentivar y ordenar la llegada de donaciones a través de los egresados “estrella” de la facultad y de sus contactos en el mundo de las empresas. Lo recaudado se destinaría, principalmente, a equipamiento. De hecho, Económicas ya recibe aportes privados: el aula 15 fue refaccionada con fondos cedidos por Ford; Procter and Gamble obsequió un equipo de teleconferencia; Irsa cedió 10 mil pesos para comprar proyectores. “Una importante fuente de ingresos para todas las universidades públicas y privadas del mundo son las donaciones de sus egresados y las empresas. Nosotros queremos recibirlas para poder sostener la calidad y la gratuidad de la educación. Pero, para hacerlo bien, debemos ordenar y transparentar el proceso con un nuevo departamento”, justificó el decano.
“La Alianza quiere poner esto en marcha para ya no tener que aumentar el presupuesto cuando sea gobierno, y tampoco tener que recurrir al arancel”, afirmó Matías Mosse, de TNT, una agrupación de Económicas. En diálogo con este diario, Iván Heyn, otro alumno de la facultad, sentenció: “Es una pérdida flagrante de la autarquía financiera de la universidad. La pérdida de la autonomía está a un paso”. El principal punto de conflicto gira en torno de la propuesta concreta que estudia el consejo directivo (ver recuadro) y de la figura de donación. “Nadie tiene problema en recibir donaciones –ironizó Carlos Ros, de Agronomía–. Que se abra una cuenta corriente y se reciban donaciones anónimas. Pero está claro que no lo son; está claro que las empresas podrán obtener algo a cambio. Y lo que puede dar la universidad no es otra cosa que conocimiento”, razonó. La sospecha se funda en varios pasajes de la propuesta mencionada, por ejemplo: “Se puede obtener lo que uno quiere si se ayuda a otros a obtener lo que ellosquieren”. “Las empresas que aporten dinero van a querer participar en las decisiones, delimitar proyectos de investigación, influir en el perfil de los graduados”, conjeturó Vigo. “Las donaciones con contraprestaciones son inaceptables para la universidad pública. El proyecto es inconstitucional, aunque disfrazado”, disparó. Consultado por este diario, Chervatín aseguró que los donantes no percibirán nada a cambio: “Van a recibir un beneficio en su imagen o en sus conciencias. Y va a quedar a nuestro criterio si publicitamos o no quién y cómo nos ayudó”. El decano también se preocupó por destacar que la busca de fondos no va a opacar los reclamos por un aumento presupuestario. Pero, pese a sus argumentos, la oposición no ceja. “Más allá de los intentos de recortar y arancelar, hasta ahora seguía siendo el Estado el que financiaba la educación. Así lo estipula la Constitución –cuestionó Vigo–. Sin esta garantía, se va a diluir la diferencia ente la universidad pública y la privada.”

PRINCIPAL