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ALIADO CON MERCURI, RUCKAUF ABANDONA A DUHALDE EN OLOR DE DERROTA
La peor astilla

El disparo con fusil de caza mayor que Ruckauf detonó sobre Arslanian forma parte de una estrategia de distanciamiento de Duhalde, similar a la que el candidato presidencial desplegó respecto de Menem. Y por parecidas razones: Ruckauf considera inevitable la derrota de Duhalde y cree que su única chance de sobrevivir a la débacle es abandonar a su protector. Aliado con el vicepresidente de la Legislatura Osvaldo Mércuri, Ruckauf le negará a Duhalde el refugio al que aspira en la presidencia del PJ provincial. De no haberse visto ante un hecho consumado, Duhalde hubiera podido estudiar mejor los antecedentes del nuevo ministro que designó al frente de los remanentes de la mejor maldita policía del mundo.


Por Horacio Verbitsky
t.gif (862 bytes)  Carlos Ruckauf considera inevitable la derrota de Eduardo Duhalde en las elecciones presidenciales de octubre. Los bruscos modales con que exigió y obtuvo el alejamiento del principal ministro del gabinete provincial son apenas una parte de su esfuerzo por no ser aplastado en el derrumbe. Hace diez días, Ruckauf recibió al vicepresidente de la Legislaturana02fo10.jpg (18072 bytes) bonaerense, Osvaldo Mércuri. La sobremesa se extendió tanto que el ex cafierista y ex duhaldista Mércuri pasó la noche en la casa de Ruckauf en Villa Gesell, bastante más modesta que la del diputado en el Gran Buenos Aires. Allí sellaron un acuerdo todavía secreto por el cual le negarán a Duhalde lo que Duhalde le negó a Menem para cuando deje el poder: su refugio en la presidencia del Justicialismo en el distrito que gobernó por casi una década. La conducción bonaerense del partido que con tan sospechosa insistencia exalta el valor supremo de la lealtad se propone ocuparla Ruckauf, respaldado en la estructura política que Mércuri construyó en doce años de libar del presupuesto estatal. De allí han comenzado a manar los recursos económicos que a Ruckauf le faltan para gastar en su campaña proselitista.
El clima en el campamento de Duhalde es sombrío. El viernes el candidato hizo un esfuerzo supremo por parecer enérgico en el Congreso del Partido Justicialista que selló su pacto con Menem. Duhalde se declaró continuador de su obra y Menem le cedió la conducción partidaria hasta el día de las elecciones. Pero el tono no fue suficiente para disimular el efecto que produjo la admisión de que está unos ocho puntos por debajo de su rival, una diferencia del mismo orden que la que Alfonsín le sacó hace 16 años a Luder en la peor elección presidencial del justicialismo. Quienes se reúnen con Duhalde lo perciben crispado, deprimido y con una dificultad llamativa para sonreír. Esto llega al patetismo en el aviso de campaña en el que dice “El mejor es Ruckauf”. Esta semana, durante su visita a la Sociedad Rural, hasta cosechó algunos aplausos cuando prometió auxilio financiero al sector. Pero los asistentes comentaron con asombro una frase que repitió tres veces en apenas media hora: “Estoy muy cansado”.
El furcio fácil
Ruckauf no sólo forzó a Duhalde a prescindir de Carlos Arslanian. Además intentó designar al sucesor, cosa que el enfurecido Duhalde impidió. Las palabras con que Duhalde despidió a Arslanian en la ceremonia de asunción de quien lo sucede miden la temperatura de la confrontación entre los candidatos a la presidencia y a la gobernación de Buenos Aires. “Pasarán los tiempos de la campaña electoral, y los que vengan a gobernar la provincia continuarán con esta reforma”, dijo.
El lunes pasado, durante una ceremonia en La Plata, Ruckauf repitió una consigna efectiva que usa en su campaña: “Para los padres de familia, trabajo; para los ladrones, la cárcel; para los asesinos las balas de la ley”. Pero cometió un furcio y sus balas verbales se dispararon sobre los ladrones y no sobre los asesinos. La presencia de medios nacionales les dio una repercusión especial a sus palabras, que se interpretaron como una respuesta al crecimiento del candidato de Edenor, el ex subcomisario Luis Patti. Con menos recursos de los que quisiera para publicidad y convencido de que la prensa nacional tiene definidas preferencias por la Alianza y no refleja en forma adecuada sus actividades proselitistas, Ruckauf sintió que había encontrado un tema de campaña idóneo para perforar esa alegada indiferencia periodística y convirtió el furcio en slogan.
Pero una cosa es el discurso duro en busca de votos esquivos (en definitiva De la Rúa emitió con las imágenes que lo muestran seguido por un grupo comando el mismo sórdido mensaje que Ruckauf expresó en palabras) y otra la operación política del vicepresidente en contra de su protector. Esa frontera la cruzó el miércoles, en forma tan deliberada que, antes de postular que se dividiera el ministerio de Justicia y Seguridad, se reunificara la policía y se designara a un comisario al frente, alertó para que comenzara a hacer precalentamiento a quien fuera su primer compañero de fórmula cuando se lanzó como precandidato, el ministro de gobierno José María Díaz Bancalari. Aunque ambos crecieron bajo la protección de la Unión Obrera Metalúrgica y de Lorenzo Miguel, Díaz Bancalari no aceptó el ofrecimiento de Ruckauf y prefirió consultarlo con Duhalde. “No, vos te quedás donde estás”, le respondió el gobernador. Su elegido para el cargo fue un viejo amigo personal, el juez federal de Campana Osvaldo Lorenzo, a quien Ruckauf ni siquiera conocía. Cuando Duhalde le recriminó el emplazamiento público contra su ministro de confianza, Ruckauf no negó que le hubiera apuntado a la cabeza. Por el contrario, lo fundamentó: “Arslanian nos cuesta cada día más caro. Tiene prejuicios contra la clase política y se niega a recibir a los intendentes, que se quejan de él. Releva a comisarios de confianza de los intendentes y designa a otros que no dialogan con los intendentes”.
Críticas que son elogios
Hay críticas que en realidad son elogios. Durante un seminario sobre reformas policiales, organizado en diciembre del año pasado en la Facultad de Derecho por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), dos ex funcionarios de la intervención que encabezó Luis Lugones, ambos del Frepaso, dijeron que la reforma policial se detuvo a nivel de los municipios. Ignacio Vélez refirió que en un solo día se recibieron 74 llamados de jueces e intendentes que pedían que no se expulsara a determinados policías. Uno de ellos tenía dieciocho causas por homicidio en riña, que es el nombre judicial del gatillo fácil, siete por apremios ilegales y dos por comercio de narcóticos. Marcelo Fabián Saín, que desde el Instituto de Política Criminal y de Seguridad fue uno de los redactores de las leyes de seguridad pública y orgánica policial, añadió que los punteros del Partido Justicialista en el conurbano financian sus actividades políticas con el tráfico na02fo02.jpg (13343 bytes)de productos estupefacientes, en complicidad con la policía. El secretario de seguridad desde el primer al último día de la gestión de Arslanian, Alberto Beraldi, que estaba presente, no refutó este tremendo punto. En diálogo con este diario, también Arslanian admitió en aquel momento que ello era posible en algunos casos, que se estaban investigando. “Relevamos a jefes departamentales en zonas muy pesadas, como Morón y la Matanza, y Arslanian se lo comunicaba a Duhalde después de firmar”, dijo Beraldi en el seminario. “Me tuve que bancar presiones de intendentes, que las hubo cuando les tocamos su sistema recaudatorio, pero no nos torcieron la mano”, agregó luego Arslanian. Morón es el territorio del senador Horacio Román, el padrino político del nuevo ministro Lorenzo. Hace una década Román cabalgó sobre un autoacuartelamiento policial para desestabilizar al ex ministro de Gobierno Luis Brunati, cuya tibia política de reforma era resistida por los uniformados. En tiempos más recientes, estuvo entre los sostenedores de la última cúpula previa a la defunción de la ex Policía Bonaerense.
Paradoja de paradojas: la herida por la que resuella Mércuri, pero no sólo Mércuri, sino también Alberto Pierri y Hugo Toledo, la abrió Duhalde cuando dispuso que su delfín fuera Ruckauf, quien no ganó una elección en su vida ni conoce de la provincia en la que se postula otra cosa que sus playas y algunas sedes sindicales. Los odios que le ganó esa decisión se están demostrando más duraderos que el afecto del vicepresidente beneficiado. En 1996, Duhalde comenzó su operativo de diferenciación de Menem, con vistas a las elecciones legislativas del año siguiente. Eran los días en que el juez federal Hernán Bernasconi arrestaba a GuillermoCóppola, Chiche Duhalde declaraba que nunca lo invitaría a Olivos y su marido le reclamaba a Menem el alejamiento nada menos que de Ramón Hernández y Emir Yoma. Cruzarle al vicepresidente fue una jugada audaz. Con la pintoresca fórmula “Ruckauf al gobierno, Duhalde al poder” llegaron incluso a considerar un alejamiento prematuro de Menem y el adelantamiento de las elecciones presidenciales para fines de ese año, por temor a un deterioro social que hiciera un calvario de cada uno de los 38 meses que faltaban para la conclusión del mandato. En ese plan también estuvieron involucrados Julio César Aráoz y Hugo Anzorreguy.
Ave Fénix de los Llanos
Las elecciones de octubre de 1997 demostraron que quienes deseaban algo distinto al menemismo lo encontraban en la oposición y no en el duhaldismo. Ambos habían sido derrotados, pero Menem se imaginó como un ave Fénix de los Llanos, capaz de resucitar de las cenizas de Duhalde. Ambos pasaron un año y medio entre escaramuzas que concluyeron cuando Duhalde repitió con Palito Ortega la inversión de alianzas que había ensayado antes con Ruckauf. Esto bastó para contener las ambiciones de Menem por sucederse a sí mismo. El conflicto surgió cuando comenzó a sospecharse que no alcanzaba con eso para ganar las elecciones generales.
Como Chiche en 1997, la virtud de Ruckauf era su falta de peso propio, que dejaba en claro que el único y verdadero candidato era Duhalde. Pero su campaña presidencial encontró tan poco eco que las intenciones de voto en favor de Ruckauf comenzaron a superar a las suyas, algo que nadie había previsto. Duhalde perdía pero, corte de boleta mediante, Ruckauf superaba a la Alianza en la provincia. Este cambio en las relaciones de fuerza entre los dos hombres no llegó a deteriorar la relación personal. Hasta que Duhalde decidió aplicar en Buenos Aires la misma táctica que Menem en la Nación: hacerse elegir presidente del partido hasta el 2003 para guarecerse allí en caso de derrota. También resolvió redoblar la campaña en la provincia de Buenos Aires donde podría descontar con un buen resultado la ventaja que la Alianza le lleva en la Capital, Córdoba y Santa Fe. Pero desde hace dos semanas la oposición también pasó adelante en Buenos Aires. Si siempre fue ostensible que la fórmula provincial no estaba en condiciones de traccionar a la nacional, a partir de entonces Ruckauf advirtió que la declinación nacional de Duhalde podía hundirlo a él en Buenos Aires.
Lógica florentina
De acuerdo a la lógica florentina, el justicialismo es un partido modelo y para alguien tan perceptivo de los olores de la derrota como Ruckauf no hay nada más razonable que desembarazarse del compañero Duhalde, así como ambos planeaban deshacerse de Menem hace tres años. La seguridad fue sólo un tema coyuntural, aunque revelador de la ideología del candidato. Cuando Ruckauf sostiene que su retórica fascistoide viene de lejos no miente: ya el 6 de octubre de 1975 refrendó el decreto del presidente interino Italo Luder que ordenó a las Fuerzas Armadas ejecutar “las operaciones militares y de seguridad que sean necesarias a efectos de aniquilar el accionar de los elementos subversivos”, prólogo de la toma del poder por los uniformados y de la guerra sucia. Y en setiembre de 1996, aún maltrecho por las elecciones de la Capital en las que con el 15 por ciento de los votos encabezó la cosecha más magra en la historia del justicialismo local, Ruckauf pidió “leyes más firmes” para defender “a los que sufren la violencia”, incluyendo aumento de penas, disminución de la edad de punibilidad, aumento de facultades y/o recursos a la policía y restricción de las excarcelaciones. Cada vez que le recuerdan el momento descollantede su carrera política en que firmó el decreto de aniquilamiento, Ruckauf responde que “nosotros no ordenamos a los militares torturar ni robar bebés”. Esto es formalmente cierto, así como la letra de su actual exabrupto canero tampoco postula las ejecuciones extrajudiciales que con alta probabilidad se incrementarán en simpática respuesta a sus palabras. Con tales antecedentes sus acusaciones a la Alianza de defender los derechos humanos de los delincuentes y a Graciela Fernández Meijide de que debido a su historia personal no puede ver a un uniformado, tienen un perturbador aire de familia con la propaganda dictatorial sobre la campaña antiargentina.
Nada en especial
También es cierto que Ruckauf no experimenta aprensión alguna hacia los uniformes. Su hija María Laura se casó con Christian Whamond, hijo del almirante James Whamond, quien durantena03fo01.jpg (6552 bytes) la dictadura militar fue embajador en Japón. Un pariente, el capitán de fragata Francis Whamond fue uno de los torturadores de la Escuela de Mecánica de la Armada que recuperaron su libertad con la ley de obediencia debida del ex presidente Raúl Alfonsín. Quienes lo han visto funcionar de cerca destacan la influencia que ejerce sobre el vicepresidente la Policía Federal, desde los tiempos en que la tuvo a sus órdenes como ministro del Interior. Ponen como ejemplo que uno de los dos secretarios privados en quienes Ruckauf confía todos sus secretos es un federico que la jefatura le asignó como custodio.
Entre los ex colaboradores del ministro saliente Arslanian se afirma que Ruckauf se asesora en materia de seguridad con el capitán de navío (R) Randolfo Agusti Scachi. El infante de marina Agusti ya lo había acompañado en el ministerio del Interior y también estuvo en la Dirección Nacional de Migraciones con el notorio masserista Hugo Franco. Agusti integró el grupo de tareas de la ESMA y fue condecorado por Massera. En un reportaje en marzo de este año, Agusti admitió a la revista “XXI” que”desgraciadamente nos tocó trabajar en tareas lamentables”, pero la única precisión que ofreció fue que “protegimos al país del terrorismo”, de lo cual “no tengo por qué arrepentirme”. Los esfuerzos del periodista Andrés Klipphan no alcanzaron a penetrar su hermetismo.
–Uno hacía cosas –divagó.
–¿Qué cosas? –insistió el periodista.
–Cosas –reiteró Agusti.
No fue más locuaz para explicar sus tareas como asesor categoría 2 de la vicepresidencia con Ruckauf.
–¿En qué lo asesora?
–En temas varios, nada en especial –respondió.

 

CLAVES

ron2.gif (93 bytes) Ruckauf ha decidido tomar distancia de Duhalde en olor de derrota, así como Duhalde tomó distancia de Menem.
ron2.gif (93 bytes) La embestida contra Arslanian es parte de esa operación, que cuenta con ramificaciones en el PJ.
ron2.gif (93 bytes) Ruckauf intentó promover a Díaz Bancalari en su reemplazo pero Duhalde no lo aceptó.
ron2.gif (93 bytes) Con apoyo de Mércuri, Ruckauf se propone negarle a Duhalde su consagración como presidente del justicialismo bonaerense hasta el 2003.
ron2.gif (93 bytes) De no haberse visto ante un hecho consumado, Duhalde hubiera tenido tiempo para investigar mejor los antecedentes del nuevo ministro.
ron2.gif (93 bytes) Al haber renunciado como juez, la denuncia de la Cámara Federal en su contra podría derivarse a la Legislatura o a la justicia penal.
ron2.gif (93 bytes) Ruckauf, del decreto de aniquilamiento a la relación con un infante de Marina de la ESMA.




Problemas, de apuro

Por HV
t.gif (862 bytes) Con el apuro, Duhalde no tuvo tiempo de asegurarse que la designación de Osvaldo Lorenzo como ministro de Justicia y Seguridad no le trajera problemas. Puede traérselos. Si Ruckauf no le hubiera dejado tan poco tiempo para resolver, tal vez Duhalde hubiera descubierto que el candidato había sido denunciado ante el Colegio de la Magistratura por los jueces de la Sala II de la Cámara Federal de San Martín por su desempeño en una causa por contrabando y evasión fiscal, mal antecedente para alguien que deberá conducir a los remanentes de la mejor maldita policía del mundo. El texto de la denuncia ya ha sido difundido, aquí y en otros diarios. Lo que falta es interpretarlo.
Ante una consulta periodística, Lorenzo trató de minimizar el caso. Dijo que no le reprochaban ningún delito y lo desdeñó como una mera cuestión administrativa. Pero al mismo tiempo vinculó la denuncia con su designación ministerial. Nada más alejado de la verdad. La resolución de la Cámara fue firmada el 10 de junio, dos meses antes de su nombramiento ministerial, y su texto sugiere, si bien en forma elíptica, una conducta delictiva, con decisiones en contra de la presunción de inocencia y la garantía de defensa en juicio. “El tribunal no logra detectar”, dice, el motivo de un allanamiento y de las detenciones “manifiestamente improcedentes” de una serie de personas que no tenían relación con los delitos investigados. También sostiene que pese al secreto del sumario Lorenzo permitió que la causa tuviera “inusitada publicidad”, que dividió el expediente en forma “inexplicable” y que uno de los detenidos “quedó desvinculado de la causa sin motivo que lo justificase”, lo cual muestra “una evidente desigualdad procesal”. Para quienes están habituados a leer entrelíneas los expedientes judiciales, aquí se insinúa que el juez podría haber procedido en forma arbitraria para luego modificar la situación de los procesados a cambio de algún beneficio, al estilo de lo que hacía el destituido juez de San Isidro Osvaldo Solimine, quien actuaba de acuerdo con una banda de policías bonaerenses. La denuncia también incluye una referencia sugestiva acerca de la relación del juez con la policía que ahora dependerá de sus órdenes. Por un lado le reprocha “pasividad” en la búsqueda de pruebas “esenciales para dilucidar el fraude denunciado”. Pero añade que esto “contrasta abiertamente con el despliegue encarado por el juez al disponer la afectación de no pocos integrantes de la policía de la provincia de Buenos Aires para realizar innumerables seguimientos, filmaciones y tomas fotográficas, que implicaron el traslado de varias comisiones por diferentes localidades bonaerenses”. La Cámara se asombra de que esa “significativa labor desarrollada durante más de dos años”, no sirviera para corroborar “alguna de las actividades ilícitas investigadas”.
El Consejo de la Magistratura no podrá investigarlo para decidir si lo acusa ante el jurado de enjuiciamiento, dado que Lorenzo renunció a la justicia para asumir el ministerio. Pero ante esta novedad los jueces de Cámara Alberto Mansur, Horacio Prack y Daniel Rudi o el propio Consejo de la Magistratura podrían remitir las actuaciones a la Legislatura bonaerense o a la justicia penal.

 

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