Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


El Gobierno rechaza la presión
kelper por un acuerdo pesquero

Un consejero supeditó los viajes a las Malvinas a un acuerdo de largo plazo. Cisneros quiere hablar primero de soberanía.

Thatcher Drive fue nominada en honor de la Dama de Hierro.

na12fo02.jpg (14030 bytes)

t.gif (862 bytes)  “Que quede muy claro: para nosotros nunca se discutirá a fondo el tema de los recursos, como la pesca y el petróleo, mientras no se discuta la soberanía”, afirmó ayer el vicecanciller Andrés Cisneros, acerca de la posición del Gobierno con respecto a Malvinas. La respuesta fue inmediata y llegó desde islas: “El Reino Unido y la Argentina han hecho un acuerdo del que no se pueden separar”, retrucó el consejero kelper Richard Cockwell y, a modo de advertencia, dijo no creer que argentinos y británicos “quieran tener desacuerdos en esta etapa”. La polémica se suscitó después de que el consejo legislativo isleño señalara que, en caso de no alcanzar un entendimiento en materia de explotación pesquera, se caería el acuerdo que permitió el regreso de ciudadanos argentinos al archipiélago.
Después del cruce entre Cisneros y Cockwell, el funcionario del Departamento de Pesca del gobierno de Malvinas Jonathan Clark salió a aclarar que “no es necesario hacer caer el acuerdo” que la Argentina y el Reino Unido firmaron en Londres, si no se alcanzan coincidencias en torno del tema de la pesca. Pero la polémica ya estaba planteada.
Pese a remarcar que la Argentina tiene “gran respeto por los isleños y su propia organización interna”, Cisneros recordó que “nuestros acuerdos son con el Reino Unido, no con el gobierno isleño. Nosotros acordamos con el Foreign Office y con el gobierno de Gran Bretaña”. Así, relativizó la amenaza de los consejeros kelpers de volver a prohibir el ingreso de argentinos a Malvinas a partir del 9 de octubre próximo, en caso de que para esa fecha no se llegue a un acuerdo sobre la pesca en la zona.
Cisneros destacó que la continuidad de las visitas de argentinos a las islas “no está supeditada a ninguna otra cosa que el cumplimiento de lo acordado” y aseguró que “vamos a cumplir los compromisos asumidos”. En cuanto a la pesca, precisó que “no es un tema nuevo, ya que lleva años” de negociaciones y recordó que existe una comisión dedicada a analizar el tema, que “se reúne cada seis meses, una vez en Londres y una vez en Buenos Aires”. También apuntó que “lo único novedoso, entre comillas, que incluyó el acuerdo firmado en Londres, es el refuerzo de las medidas que toma cada una de las partes contra lo que podríamos considerar un enemigo común, que son los barcos ‘piratas’”.
Sin embargo, no fueron esas expresiones de Cisneros, sino su afirmación acerca de que Argentina “nunca discutirá a fondo el tema de los recursos mientras no se discuta la soberanía”, la que provocó la reacción de los kelpers. “Algún motivo debe tener”, especuló Cockwell sobre los motivos de las expresiones del vicecanciller y enfatizó que “el Reino Unido y la Argentina han hecho un acuerdo del que no se pueden separar”. Si bien subrayó su “empeño en hacer funcionar el acuerdo”, deslizó también –como al pasar– que no creía que argentinos y británicos “quieran tener desacuerdos en esta etapa” y recordó que “las coincidencias firmadas el 14 de julio en Londres son parte de un acuerdo internacional, hoy en manos de las Naciones Unidas”.

 

Sólo para ejecutivos

Nada más ni nada menos que 4000 pesos. Eso es lo que le cuesta a un argentino –entre traslado, alojamiento, comidas y gastos generales– la visita de una semana a Malvinas. De movida, el pasaje aéreo –ida y vuelta– Buenos Aires—Santiago de Chile—Mount Pleassant (el aeropuerto isleño) tiene un costo de 1815 pesos. La estadía semanal oscila –según el lugar– entre 526 y 690 pesos en invierno, tarifa que trepa a 827 pesos en verano. Un almuerzo o una cena va desde los 10 a los 20 pesos. Por más que los británicos hayan levantado a los argentinos la prohibición de ingresar a las Malvinas, las tarifas constituirán una barrera infranqueable para muchos de los que quieran visitar el archipiélago.


 

PARA LA FUERZA AEREA, NO HUBO MAS OPCION QUE LA GUERRA
Como si lo hubiese escrito Galtieri

t.gif (862 bytes) La Guerra de Malvinas fue “la consecuencia de un acto de un gobierno sin demasiadas opciones, que resolvió recuperar las islas en acción de defensa propia”. Esa es la conclusión a la que arribó la Fuerza Aérea Argentina en el informe oficial sobre su “bautismo de fuego” que presentó ayer. En otras palabras, a 17 años de aquel conflicto, la Aeronáutica repite los justificativos del ex dictador Leopoldo Fortunato Galtieri y soslaya que fue el deterioro político de su gobierno de facto lo que lo llevó a embarcarse en la aventura armada.
El documento fue presentado en una ceremonia a la que concurrieron el jefe de la Aeronáutica, Rubén Montenegro; el secretario de Asuntos Militares del Ministerio de Defensa, Armando Blasco; y el titular del Estado Mayor Conjunto, Carlos Zabala. Su redacción fue coordinada por la Dirección de Estudios Históricos de la Fuerza Aérea.
Es en el capítulo “Conclusiones y reflexiones” donde puede leerse que “a mediados de los años setenta, grupos de presión, liderados por la Falkland Island Company, se convirtieron en verdaderos detractores de las aspiraciones argentinas y en un potencial factor de guerra”, que magnificaron el “valor económico de la región y fomentaron un movimiento en contra de nuestros derechos”. También, que “la Argentina se vio forzada a la opción armada” y que de haber aceptado la expulsión por parte de los británicos de los operarios argentinos que izaron una bandera nacional en las Georgias, “se habría visto afectada la dignidad nacional, demostrando una inaceptable debilidad política y reconociendo, abiertamente, la soberanía inglesa en los archipiélagos australes”.

 

PRINCIPAL