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MCCAFFREY QUIERE PARTICIPACION POLITICA REGIONAL EN COLOMBIA
El “zar” viene a pedir intervención

El general Barry McCaffrey, jefe antidrogas de EE.UU., reclamará la intervención política de América latina en Colombia.

McCaffrey en uno de sus recientes vuelos de reconocimiento sobre zonas de combates.
“Este no es un problema de Colombia, éste es un problema regional”, es el argumento del general.

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t.gif (862 bytes)  Estados Unidos quiere una intervención hemisférica en Colombia. El zar antidrogas Barry McCaffrey reclamó ayer la “participación política” de los países de la región para contener el derrame del conflicto colombiano, y aseguró que la ayuda norteamericana contra el narcotráfico sirve además para respaldar la lucha antiguerrillera del ejército colombiano. En un intento por controlar el desborde de la guerra a través de la frontera, el gobierno venezolano –que recibió al subsecretario de Estado norteamericano Thomas Pickring– ratificó su voluntad de dialogar con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que ayer atacaron las ciudades de Cali y Cúcuta, en la frontera con Venezuela, para quebrar la barrera de los paramilitares en la zona.
“El argumento es que éste no es el problema de Colombia. Este es un problema regional y ellos necesitan la participación política de todos nosotros en el hemisferio”. El zar norteamericano adelantó así el propósito de los nuevos sondeos que realizará a partir del 23 de este mes en los países vecinos y cercanos a Colombia: evaluar la posibilidad de crear una fuerza regional capaz de actuar en la guerra interna entre el ejército y los narcotraficantes, a los que identifica con la guerrilla. “Cuando se trate de hacerles frente a la guerrilla y a los paramilitares, es el trabajo de Colombia. Debe ser su policía, sus leyes, sus fuerzas armadas, ése no es nuestro esfuerzo”, aseguró McCaffrey. Aunque aclaró que “nosotros podemos respaldarlos con recursos, entrenamiento, equipos, inteligencia. Estamos claramente tratando de respaldarlos con inteligencia relacionada a la droga”.
Mientras el presidente Andrés Pastrana analiza la formación de su nuevo gabinete después de la renuncia protocolar masiva presentada el miércoles por 15 de sus 16 ministros, el canciller colombiano Guillermo Fernández de Soto salió nuevamente al cruce de las declaraciones del gobierno venezolano sobre su disposición a dialogar con las FARC. El ministro negó que la guerrilla “ejerza el poder” en el país como lo insinuó el canciller venezolano Vicente Rangel. “Como estado soberano, Venezuela tiene completa autonomía para dialogar con quien quiera. Si eso les molesta, se les pasará”, había dicho Rangel. Esa afirmación “se refiere a dificultades de Venezuela para controlar a los grupos irregulares en su propio territorio –respondió de Soto–. Prefiero suponer eso porque estos problemas se abordan entre los gobiernos, a través de las fuerzas estatales de seguridad. Lo otro sería aceptar que el gobierno de Colombia no tiene control sobre todo su territorio, y eso es inadmisible”.
El gobierno del venezolano Hugo Chávez apuesta a que una buena relación con la guerrilla le permita mantener la seguridad en la frontera común, pero el temor en Colombia es que ese diálogo reconozca a las FARC como fuerza beligerante con estatus jurídico. “Yo confío en la sensatez del presidente Chávez, en su buena fe”, dijo el canciller colombiano en el programa “La noche” del canal de televisión RCN, donde se dio a conocer una encuesta según la que el 81 por ciento de los consultados considera que Chávez se está entrometiendo en los asuntos internos de Colombia. “El presidente Chávez ha tenido una actitud orientada a ratificar que no queremos intervenir en la soberanía colombiana, pero también tenemos que defender nuestro territorio y a los ciudadanos venezolanos –justificó el canciller venezolano–. Nos interesa, porque la paz en Colombia es la paz en Venezuela y la guerra en Colombia es también, de alguna manera, la guerra en Venezuela”.
La afirmación fue casi simultánea a la nueva incursión de las FARC en el límite entre Colombia y Venezuela, en la ciudad de Cúcuta del departamento de Valle, donde se producen continuos enfrentamientos entre la guerrilla izquierdista y las fuerzas paramilitares de derecha por el control de la estratégica zona de Urabá. Las cuatro bombas de bajo poder estallaron en Cúcuta y Cali, y otras fueron desactivadas en Bogotá. Según la policía local, comandos urbanos de las FARC provocaron las explosiones contra tres bancos y distribuyeron panfletos en protesta por la presencia paramilitar.

 

Balza negó contactos

“No hay ninguna posibilidad de contacto entre los ejércitos de Argentina y Estados Unidos”, aseguró ayer el jefe del Ejército Argentino, el general Martín Balza. Balza desmintió así que la Argentina pueda formar parte de una fuerza regional en una eventual intervención en la guerra interna de Colombia. En una conferencia de prensa desde Montevideo junto a su par uruguayo, el general Fernán Amado, Balza subrayó que “Argentina no va a participar en el sentido de enviar tropas a Colombia”. La aclaración podría ser un adelanto de la posición de Argentina ante la próxima visita del zar antidrogas norteamericano, el general Barry McCaffrey, que reclama la participación de los países de la región en el conflicto colombiano.


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Tres respuestas desde la Argentina

Acción inevitable
Por Carlos Escudé

La situación, tal como se ha venido perfilando, nos indica que una intervención de algún tipo, ya sea de un bloque de países sudamericanos o de los Estados Unidos –aunque no necesariamente se realice en forma directa– es en el mediano plazo inevitable. Una intervención de América latina podría hacer más benigna la de Estados Unidos. Naturalmente que ellos van a controlar por lo menos el 80 por ciento del espacio, lo que hay que definir si retener ese 20 por ciento que pueda moderarlos. El tema clave para Argentina es definir si vamos a estar presentes para tener por lo menos voz en el proceso de decisión que dictamine qué tipo de intervención llevar a cabo o si vamos a optar por aislarnos y no participar del proceso histórico. Si actuamos según nuestra tradición, no vamos a participar. En cambio, sí lo haremos si actuamos según el nuevo género de política exterior trazado en 1989. Probablemente se trate de una de las decisiones más difíciles que deberá adoptar el nuevo gobierno. Yo sostengo que no haber dicho “presente” en casos como el Holocausto de Hitler fue un error pragmático y moral. Por eso estoy a favor de decir “presente” ahora con todos los riesgos de orden militar, político y moral que eso implica. Sabemos, por ejemplo, que al ejército colombiano no le interesa derrotar a la guerrilla porque la guerra es su negocio. Si la escalada, como hasta ahora, conduce a que la guerrilla domine un territorio cada vez más grande, el uso de fuerzas será ineludible. Pero se definirá según la voluntad de Colombia y de Washington.

Consultar a Brasil
Por Carlos Pérez Llana

Cualquier posición que asuma Argentina en relación a una posible intervención de Colombia debe hacerse en consulta con Brasil. Primero porque Brasil –y el Mercosur–, es nuestro socio estratégico, algo así como el “barrio” desde donde se define la política exterior. Brasil, además, está más involucrado que nosotros porque tiene 1500 kilómetros de frontera con Colombia. En segundo lugar, lo que habría que evitar es que una posible participación latinoamericana sólo sirva para dividir la región. Tercero, de lo que se trata es de contribuir al fortalecimiento del Estado colombiano y de sus fuerzas armadas, es decir, que dispongan de todos los recursos posibles para combatir la amenaza del narcotráfico. El propio presidente colombiano dice que no está pensando en una intervención extranjera y que con recursos le bastaría para afrontar la situación.

Política, no balas
Marcelo Stubrin

Comparto que no debemos abstenernos de colaborar para lograr que cese el baño de sangre en Colombia. Estoy a favor de una intervención política y diplomática pero en esto Argentina debe ir detrás de Brasil, nuestro principal aliado estratégico. Brasil debe saber que la República Argentina está dispuesta a utilizar todos los medios pacíficos, políticos y diplomáticos. Que América latina no asuma políticas autónomas en relacióna Estados Unidos implica desinteresarse para consentir la intervención militar. Hay que atender a la gravedad de la situación, lo que no equivale a proponernos como mejores alumnos de los Estados Unidos. Y me permito recordar que cuando se logró frenar la invasión a Nicaragua e instalar allí elecciones limpias fue gracias a una iniciativa conjunta de países latinoamericanos. Hay que descartar las intervenciones militares, son un disparate, a nadie se le puede ocurrir llevar adelante un Vietnam en América latina. Pero sí hay que comprometerse políticamente con Colombia. Otra cosa llamativa es la cantidad de versiones que tuvo nuestro gobierno alrededor de este problema. Carlos Menem dijo una cosa, Alberto Kohan dijo otra, la Cancillería dijo otra.

 

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