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 Los datos
del INdEC que reflejan una dramática realidad social no dan respiro al Gobierno. Según
estadísticas de ese organismo oficial, en todo el país hay cerca de 100 mil chicos
menores de 14 años que trabajan. En tanto, en Capital y Gran Buenos Aires viven 12.500
pibes menores a esa edad que trabajan en jornadas completas, de los cuales 1800 no superan
los nueve años. Los datos figuran en la última medición de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que el organismo oficial relevó en mayo. A nivel nacional, de cada cien chicos menores de 14 años, cinco trabajan. Esto significa, según los últimos datos, 92 mil niños participando en el mercado laboral. Rosario posee el triste “privilegio” de ser la capital nacional de ese fenómeno. Los números del Gran Buenos Aires contienen una perlita: en la franja de edad que va desde los 10 a 14 años figuran unos 2900 chicos que aparentemente buscan empleo y no consiguen, el INdEC los clasifica como “desocupados”. Siempre se discutió si era correcto que el INdEC diera pasivamente cuenta de los chicos que trabajan. Hay quienes sostienen como inadmisible que un organismo oficial identifique a los niños que trabajan sin más. Y consideran que esa información debería ser girada de inmediato al Ministerio de Trabajo, de formal tal de evitar la explotación infantil. Sin embargo, los técnicos del organismo oficial siempre defendieron la postura de que el INdEC no hace más que reflejar la realidad social, en los últimos años, cada vez más triste. Y argumentan que así como el INdEC no transfiere la información de ingresos, que surge de las encuestas de hogares, a la DGI, tampoco puede hacerlo con el trabajo infantil. Si lo hiciera, se supone, la gente en el futuro le mentiría a los encuestadores todavía más que hoy. Según Artemio López, de la consultora Equis, “Rosario es el aglomerado urbano que tiene más trabajo de niños, con un 8 por ciento de la población infantil”, aunque aclaró que “las estadísticas no son confiables, porque se oculta la situación”. Justamente, López indicó que el trabajo infantil “está subrepresentado” en los números oficiales porque en realidad “está prohibido”. “El empleo de los niños se ha incrementado en esta década como producto de la crisis de ingresos” que genera el modelo económico, aseguró López. En tanto, explicó que “existen dos modalidades de trabajo: el chico puede ir a trabajar con un familiar, o sale directamente a emplearse en forma irregular. En el país estas modalidades mantienen porcentajes parecidos, más o menos un 50 por ciento para cada una”, señaló. “El único programa que se puede aplicar desde el Estado para desterrar este fenómeno es que los chicos dejen el trabajo para que vayan a las escuela, pero para eso los padres tienen que mejorar sus ingresos”, concluyó.
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