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Ante el zar antidrogas, corach ataco a las FARC como “guerrilla asesina”
Cómo ser más zarista que el zar

Barry McCaffrey, asesor de Bill Clinton en la lucha contra las drogas, no planteó intervención en Colombia ni cuestionó públicamente a la guerrilla que controla el 40 por ciento del territorio. Pero Corach denunció que las FARC, “financiadas por el narcotráfico”, tienen un representante en la Argentina.

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Carlos Vladimiro Corach, zar por un momento, y Barry McCaffrey, zar permanente en la lucha contra las drogas en Estados Unidos.


Por Martín Granovsky
t.gif (862 bytes)  El zar Barry fue tan cuidadoso ayer que uno de sus interlocutores argentinos vio el vacío y se convirtió por un segundo en zar: el zar Vladimiro. Carlos Vladimiro Corach dijo que “el grupo de guerrilla asesina financiada por el narcotráfico tiene un representante también en la Argentina”. A su lado, ante los periodistas, el general Barry McCaffrey, conocido habitualmente como “El zar antidrogas”, escuchó en silencio.
Corach indicó que el representante es Javier Calderón, “un colombiano que viene oficialmente en nombre de las FARC, tienen contactos en el interior del país, por ejemplo en Cutral Có, y acá también”. El ministro del Interior opinó que “la dirigencia política y social no debiera recibir a ese representante”.
na03fo01.jpg (9851 bytes)Este diario pudo establecer que McCaffrey ni mencionó a Calderón en ninguna de las entrevistas de su maratónico día en Buenos Aires. No habló de él con Carlos Menem, tampoco con el jefe antidrogas argentino Eduardo Amadeo, no lo hizo con Fernando de la Rúa y se abstuvo de cualquier mención con Eduardo Duhalde.
Corach fue, así, más zarista que el zar, y aprovechó la presencia de McCaffrey para potenciar un mensaje que quería emitir en público desde mucho tiempo atrás: el Gobierno sabe que la oposición mantuvo contactos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (ver aparte).
El tono de Corach contrastó con el que McCaffrey utilizó durante todo el día, en público y en privado. En público:
u “No habrá ninguna intervención estadounidense en Colombia, ni habrá conversaciones de intervención alguna en Colombia. Esto lo digo como funcionario del gobierno de Estados Unidos, pero también como el padre de una hija que es capitán en el ejército de mi país y un hijo que es mayor de la infantería”.
u “Vamos a debatir cómo proveer recursos, apoyo al sistema judicial, capacitación y equipos para la policía y las FF.AA., asociación en inteligencia y actuar como uno de los socios regionales de Colombia para darles apoyo político”.
u “En Estados Unidos se gastan en consumo de drogas 57 mil millones de dólares cada año. Existe un enorme centro de actividad ilícita en Nueva York y Los Angeles, pero también en Canadá, en las islas Caimán y en todas las Américas”.
u “Claramente hay narcotráfico y droga que sale desde Buenos Aires y apunta a los Estados Unidos y posiblemente a Europa”.
Con Menem, por la mañana, McCaffrey fue más que cauto.
–¿Cómo sería una negociación en una situación tan compleja como la colombiana? –le preguntó Menem.
–Mire, Presidente, nosotros no lo sabemos. Es extremadamente complicado pronosticarlo –respondió McCaffrey.
Guido Di Tella le dijo que la Argentina no planea intervenir en Colombia.
En un tramo del desayuno McCaffrey deslizó un elogio para Amadeo:
–Ayudó a construir un liderazgo continental –dijo.
McCaffrey y Amadeo se pusieron de acuerdo en que “valen más los valores que las armas”, según relato de un participante de las reuniones, y compartieron información sobre la nueva tendencia en la fabricación de drogas: las sintéticas, que no se obtienen de la naturaleza sino en pequeños laboratorios. Hubo otra coincidencia más: los dos acordaron en que, como dijo McCaffrey, “hay que separar la ideología de la ciencia”.
–Coincido con McCaffrey es que lo que sirve es la ciencia, no la ideología –dijo Amadeo ana03fo02.jpg (9292 bytes) Página/12–. La ideología dice que la droga en los Estados Unidos es un problema de los negros pobres. Y la ciencia dice que es un problema de los sectores medios blancos, los profesionales. En la Argentina pasa lo mismo. La ideología trata de encapsular las cosas para negarlas.
De la Rúa estuvo acompañado de Carlos “Chacho” Alvarez, su número dos en la ciudad Enrique Olivera, los miembros del gabinete porteño Enrique Mathov y Cecilia Felgueras y el diputado Melchor Cruchaga.
McCaffrey les dijo que “cualquier programa antidrogas es una apuesta a diez años y los partidos deben trabajar juntos”, recomendó medir el consumo de drogas de los adolescentes de 12 a 16 años para atisbar el futuro, alertó sobre las drogas sintéticas y comentó con preocupación el crecimiento de las FARC.
De la Rúa explicó los programas de prevención del gobierno porteño. “A los narcos hay que encarcelarlos, a los que tienen adicción hay que atenderlos”, resumió. Contó que aquí “es vox populi que la venta de drogas es cada vez más sencilla” y aclaró que él no contaba con policía propia. McCaffrey fue gentil. “Admiro mucho a los intendentes, porque a veces ser intendente es más difícil que ser presidente”, dijo. No habló en ningún momento de “narcoguerrilla”, como Corach, y escuchó este comentario de labios de De la Rúa: “Conozco Colombia, conozco a Rafael Pastrana de cuando era intendente”, dijo. “Comparto la preocupación por la crisis y soy solidario con los colombianos.”
En su turno con McCaffrey, Duhalde puso énfasis en el régimen legal. “En la Argentina todavía hay muchas cosas pendientes en material legislativa”, dijo.

 

Una reunión secreta

M.G.
t.gif (862 bytes) Más que la oposición en general, Página/12 averiguó consultando con altos dirigentes de la Alianza que quien se reunió con el representante de las FARC en el Cono Sur, Javier Calderón, fue Raúl Alfonsín. Aunque el encuentro fue discreto, como es de práctica en estos casos, dos importantes políticos aliancistas que pidieron reserva de su nombre no tuvieron complejos en explicar el contenido de la reunión, que transcurrió el año pasado:
ron2.gif (93 bytes) Las FARC explicaron que no tienen relaciones con el narcotráfico y expusieron su visión de la múltiple guerra civil colombiana.
ron2.gif (93 bytes) En la reunión, además, dijeron que solo querían mantener a los políticos argentinos con un canal directo de información.
ron2.gif (93 bytes) Alfonsín les comentó que su deseo es un acuerdo en Colombia.
En ese momento uno de los dirigentes que acompañaron a Alfonsín en la entrevista buscó interesar a la Cancillería en un contacto reservado, pero recibió una respuesta negativa. “Nos parecía que es bueno conocer de primera mano la opinión de una fuerza que controla casi el 40 por ciento del territorio colombiano sin que eso suponga que la Argentina está a favor de la guerrilla ni la reconozca como parte beligerante, pero ellos no estuvieron de acuerdo”, es la explicación.
Las declaraciones de Corach marcan la segunda vez en los últimos tiempos que el Gobierno trata de importar la crisis colombiana. La primera, hace un mes, fue cuando Menem comparó Colombia con Tucumán en 1975, pese a las diferencias: las FARC controlan territorio y, como señaló ayer McCaffrey, “manejan industrias y puertos, además de 15 mil guerrilleros”. En cambio en el ‘75 la guerrilla ya estaba derrotada y no gozaba de arraigo popular en la selva tucumana.

 

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