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FERNANDO DE LA RUA NO HACE NOMBRES DE
FUTUROS MINISTROS NI SIQUIERA CUANDO SE REFIERE A MACHINEA
“Que quede claro que la única garantía soy yo”

En un reportaje con Página/12, el candidato de la Alianza duda de que Duhalde haya pergeñado lo del “plan secreto para devaluar” que atribuyó a la coalición porque es “falso y poco cuerdo” y dice que la campaña de su adversario la maneja Duda Mendonça. La corrupción. La Corte. La gobernabilidad.

El candidato a presidente de la Alianza no quiere ponerle nombre, todavía, a ningún ministerio. De la Rúa cree en la renovación natural de la Corte Suprema y dice que no la tocará. Pero también sigue los números en el Senado.

Por Fernando Cibeira y José Natanson

t.gif (862 bytes) Fernando de la Rúa recibió a Página/12 ayer por la mañana, en su amplio despacho de la Jefatura de Gobierno porteño, un poco cansado luego de un acto que terminó más tarde de lo previsto. El candidato de la Alianza admite que no duerme más de seis horas diarias. De todos modos, logra lidiar con el sueño de la mañana y se distiende para dialogar durante una hora con este diario: la marcha de su campaña y la de Eduardo Duhalde, la transición, los primeros pasos de un futuro gobierno, el rol de Raúl Alfonsín y el de Enrique Nosiglia. A continuación, las definiciones del hombre que se siente más cerca de la Casa Rosada con cada encuesta que le alcanzan.
–¿Ya está pensando qué va a hacer si gana las elecciones?
–Todo candidato, más allá de cualquier encuesta, debe pensar en la responsabilidad inmediata. Por eso planteé que debe haber un compromiso de todos para apoyar enseguida de la elección las leyes que proponga quien resulte electo.
–Duhalde contrató al asesor brasileño Duda Mendonça. ¿Qué cree que puede pasar de acá a octubre?
–Es un asesor imaginativo. Lo demostró en Córdoba y ha iniciado una campaña muy movida para Duhalde, muy variada. Y muy costosa, por cierto. Hay que medir cuál es el efecto.
–¿Cree que el impacto de la publicidad puede modificar la situación actual, que puede ser determinante?
–Si lo hacen es para avanzar algo. Algún resultado tendrán. Yo la veo y es interesante. Lo que se nota es una variedad de mensajes, con cambios todos los días y distintos tonos. Unos agresivos, otros pacíficos. Se dirige no sólo a distintos segmentos, también a distintos estados de ánimo.
–¿Cómo evalúa las declaraciones de Duhalde sobre que la Alianza tiene un “plan secreto para devaluar”?
–Yo no sé si lo dice él o sus asesores. Una modalidad del brasileño es poner él la campaña, pasa a ser él quien la hace. De otro modo, hubiera sido difícil que Duhalde diga algo así, tan falso y tan poco cuerdo. Son expresiones peligrosas para los mercados.
–En esta campaña se pusieron de moda los asesores extranjeros. Usted tiene uno norteamericano.
–Dick Morris fue contratado por el grupo de encuestas (se refiere a la consultora Analogías), sobre todo para orientar el análisis de la opinión pública. Su trabajo más directo es en ese campo. El ha sugerido formas de análisis para apreciar la opinión pública. Lo he conocido: es un hombre muy inteligente y con experiencia. Pero no estoy permanentemente con él. Yo hago la campaña por mi cuenta.
–¿Es útil escuchar sus consejos?
–Es un hombre con experiencia. Pero yo no he entregado la campaña. La campaña la hago yo. La colaboración principal es en los mensajes y la publicidad.
–Usted propuso consensuar algunas medidas claves después del 24 de octubre...
–El Presidente electo planteará la sanción de leyes necesarias. Es bueno que se facilite, que se tenga en cuenta su opinión sobre el presupuesto, que saquemos la ley para las PYMES, la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central, algunas reformas impositivas necesarias.
–¿Qué opina de la propuesta de Duhalde para que se concreten ya?
–No está definido cuál de los criterios prevalecerá en la medida en que no hay coincidencias. El salió con una propuesta, que es un acto de campaña, y sin explicar cómo inmediatamente suprime impuestos y cómo los reemplaza, cómo suple a las provincias la baja en la coparticipación. Decir que todo el programa del próximo gobierno salga del consenso entre los partidos es difícil porque las diferencias existen.
–¿Ya decidió quiénes serán sus ministros?
–Este es un tema posterior. Tenemos equipos de trabajo. Todos los grupos están trabajando en los distintos temas. Estamos además incorporando gente joven, que hará falta, capacitada, muy calificada.
–¿Tiene los nombres in pectore, como dice Menem?
–No es tiempo de hacer nombres. Cuando uno tiene los equipos, tiene la gente con la que se va a manejar. Pero no es un esquema cerrado. Hay un gobierno que se extingue y otro que viene.
–A José Luis Machinea se lo presenta como su futuro ministro de Economía. ¿Será así?
–Repito: no hay nombres. Machinea es el coordinador de los equipos económicos de la Alianza. No hago nombres porque no es conveniente. Es un momento en el que la campaña la conduzco yo y quiero que quede claro que la única garantía soy yo. Algunos analistas dicen: “¿quién será la garantía del funcionamiento del sistema?”, como si el Presidente tuviera que tener un garante. El que decide las políticas es el Presidente. Pero él es un excelente coordinador, un hombre de una gran sensatez.
–¿Qué piensa del ataque de Menem a Machinea responsabilizándolo por la hiperinflación?
–Antes atacaban a Alfonsín, ahora no pueden y entonces atacan a Machinea. En el medio me atacaron a mí. Antes atacaban a toda la Alianza, decían que no iba a durar, que era un acuerdo electoral. Y acá está la Alianza, con una perspectiva muy concreta de ser gobierno.
–¿Ese puede ser un obstáculo para Machinea?
–No. Ha desempeñado con prestigio la función de coordinador de los equipos de la Alianza. Pero no hay nadie designado para ser ministro de Economía. Quiero gente que conozca la realidad de la vida, gente que conozca la pobreza, las necesidades, que tenga sentido de apertura. No teóricos de gabinete, ni autoritarios, ni dogmáticos, ni indiferentes.
–Otro nombre que apareció mencionado es el de Fernando De Santibáñez, ¿cuál es su rol?
–Es amigo mío. Es un hombre muy inteligente, con un título académico y una gran experiencia económica. Es hombre de consejo y ayuda mucho en el análisis. Lo conozco mucho y sé que no quiere ningún cargo ni función. Siempre es bueno tener personas de confianza, de calidad probada, con las que se pueda hablar y confrontar la realidad.
–Debe haber muchos que le piden ser ministros, secretarios...
–Nadie me ha pedido. Debemos ver el mejor equipo, el que cree más confianza y estar abiertos a incorporar gente independiente. Vamos a estar todos. Gente de un lado y otro, o independientes. Con Chacho hablamos mucho, no del reparto de cargos, sino de cómo hacer mejor las cosas. Lo analizamos con una gran coincidencia, un gran respeto y un gran afecto.
–Si la Alianza llega al poder, va a tener muchos condicionantes: el Senado y muchas gobernaciones bajo control del PJ, además de la mayoría automática de la Corte Suprema. ¿Cómo se gobierna en esa situación?
–Soy realista. Vivimos dentro de las instituciones, la Constitución organizó un sistema donde los cambios no se dan bruscamente. Yo estoy seguro de que el Senado no se constituirá en un obstáculo. Estoy seguro de que se podrán obtener las leyes necesarias. Por otra parte, en el 2001 hay elección directa de senadores. Cada uno sabe que si va contra el interés general la opinión pública lo señalará. En cuanto a la Corte Suprema, yo creo en la renovación natural que se da en los cuerpos. Todo Presidente asume con una Corte que ya existe. Espero que la Corte actué con independencia. La idea del juicio político tiene el obstáculo del número.
–¿Qué va hacer con los jueces federales nombrados por este gobierno?
–Quiero respetar la independencia de la Justicia. Quienes alguna vez dijeron que hay que poner a la Corte en comisión o los jueces en comisión no saben que esto es imposible en el marco de la Constitución. Sólo una Asamblea Constituyente puede hacerlo. Yo quiero que actúe el Consejo de la Magistratura y el Tribunal de Enjuiciamiento en los casos necesarios, que la Justicia lleve un impulso de autodepuración. Yo confío en que, si elpoder político respeta la independencia de la Justicia, va a tomar su cauce.
–¿Qué va a pasar con la Policía Federal si triunfa en octubre?
–Vamos a mantener la unidad de la policía y vamos a hacer que la acción operativa de seguridad metropolitana pase a la ciudad. No dividir la policía, pero sí descentralizar la operatividad.
–¿Qué piensa hacer con la SIDE si gana las elecciones?
–Duhalde dijo que había que suprimirla. Eso es no saber de gobierno. Un país que ha sufrido atentados como los de la AMIA o la embajada de Israel, con el avance del narcotráfico, precisa un servicio de inteligencia. Pero está sobredimensionado. Si se suprimen los servicios de inteligencia, volvemos al sistema de inteligencia de las Fuerzas Armadas. Es como el agua que busca su cauce.
–Un tema central de la SIDE es el de los fondos reservados.
–Es un problema de todo el Estado. Hay que suprimirlos.
–¿Qué opina de la situación de los concejales que fueron procesados?
–Lo importante es que actúe la Justicia, con independencia. Este es un tema del área del Poder Legislativo y de la Justicia.
–Pero usted es el presidente del partido...
–Yo no me puedo convertir en juez ni reemplazar a la Justicia. Me preocupa que esto haya ocurrido en la ciudad, en el Concejo, como en otros campos, en otros lugares también se dan investigaciones.
–¿Habló con Juan Trilla?
–Lo llamé por teléfono, una vez.
–¿Le dolió verlo preso?
–Acá hablamos de hechos, no de sentimientos.
–Pero también puede expresar sentimientos...
–Mi deber es actuar subordinado a la ley y a los hechos. Cada uno debe ejercer su defensa. Podría decir que pienso que se va a aclarar, que hay que esperar los acontecimientos. El está vinculado a la causa por actividades funcionales. Es un hombre de una larga actuación, tuvo siempre el respeto de todos. Pero el juicio responde a valoraciones del juez.
–¿Está de acuerdo con que Raúl Alfonsín vuelva a la jefatura del partido?
–Sí.
–¿Cree que puede contribuir a conjugar distintos sectores, a trabajar para la concertación?
–No está planificado.
–Usted dijo que está dispuesto a investigar a Menem. ¿Se refería a alguna causa en particular?
–Yo hice una presentación del plan para combatir la corrupción. Esto vale para el pasado y para el futuro. La diferencia es que los otros hablan sólo de lo futuro. Yo quiero decir que no hay excluidos. Hay causas públicas, conocidas, como el tráfico de armas, IBM, y muchas más.

 

Spots, mensajes, imágenes

–Las publicidades de televisión de la Alianza rompieron con su estilo de comunicación ¿le costó mucho adaptarse?
–Es muy bueno tener el asesoramiento de David Ratto, con su experiencia, y de Ramiro Agulla, con su innovación. Pero siempre es el candidato el que siente cuál es el mensaje. Tomar ese tema, con el aviso del aburrido, era frenar una campaña de ataques. O el mensaje “somos más”, lo recogí de la elección de San Juan. El día del triunfo de (Alfredo) Avelín debía decir unas palabras. Al darme vuelta vi una reproducción de sus afiches y ahí decía: “somos más”. Entonces me salió, en el discurso, decir “somos más”.
–¿Le cuesta mucho actuar en los spots?
–Depende como se mire. Ayer fui a Tres Arroyos y grabé ahí mismo tres spots para distintas localidades y me salieron de primera.
–Un aviso muy discutido fue el que lo mostraba junto a un grupo comando estilo SWAT.
–A mí también me chocaba. En el contexto del spot, significaba mi compromiso de ocuparme personalmente de los temas graves. Todos saben de mi espíritu democrático, mi actuación dentro de la ley. Lo que se quiso traslucir es eso: la decisión firme en algo en lo que hay que tener una decisión firme. Pero en el spot hablaba también del trabajo, de la salud, de la educación. Mi preocupación será directa, eso quise señalar. No otra cosa.


Para despegarse del Coti

Al igual que el resto de los dirigentes radicales, Fernando de la Rúa fue cauto y esquivo cuando se lo consultó sobre la foto que Página/12 publicó el jueves pasado, que mostraba a Enrique Nosiglia tomando un café con el jefe de los espías, Hugo Anzorreguy, y con el juez Pablo Bruno, que está acusado de tolerar torturas en su presencia.
–¿Qué opina del retrato? –le preguntó este diario a De la Rúa.
–Habría que preguntarle a él. Le pregunté qué era eso y me dijo que era un almuerzo con el encargado de negocios de Estados Unidos (Manuel Rocha), que no tenía nada que ver. Uno puede ir a otra cosa.
–¿Cuál es el rol de Nosiglia?
–No cumple un rol específico. Es un dirigente partidario de la Capital. No tiene participación en la campaña.
–¿Usted lo consulta? ¿Hablan frecuentemente?
–En algunas ocasiones. Pero no tiene un rol activo en la campaña.
–Nosgilia fue ministro del Interior de Raúl Alfonsín ¿cree que puede ocupar algún lugar en un eventual gobierno de la Alianza?
–Esta pregunta lleva, con los nombres, el juicio. Si yo he dicho que no voy a hacer nombres, no lo hago de ningún modo. Pero usted sabe la respuesta.


 

La mujer de De la Rua debuto con dos villas en la campaña
Inés Pertiné, de la Recoleta al barro

Por Romina Calderaro

t.gif (862 bytes) –Usted tiene una re-casa, ¿no? –preguntó un chico del asentamiento El Bosque.
–No. Tengo una casa normal. Sin “re” –le respondió ella detrás de sus lentes oscuros.
Inés Pertiné, la esposa del candidato presidencial de la Alianza, Fernando de la Rúa, tuvo ayer su bautismo de fuego en la campaña. Pertiné –una dama “de sociedad”, nieta del general Basilio Pertiné– recorrió por primera vez junto a su marido dos villas de Lomas de Zamora y conversó con los nenes que se le acercaban para saludarla, pedirle juguetes o simplemente darle la mano.
Ataviada con un pantalón marrón, saco de cuero y zapatos al tono, la esposa de De la Rúa recorrió dos asentamientos de Lomas de Zamora: El Bosque y Facundo Quiroga. A su marido, a la candidata a la gobernación bonaerense, Graciela Fernández Meijide, y al candidato a vicegobernador, Melchor Posse, los vecinos les pedían desagües, asfalto y, como siempre, trabajo. A Pertiné la seguían los más chicos. Si uno caminaba a su lado, Pertiné lo abrazaba. Si un nene le tendía la mano, ella la agarraba.
–Yo quiero ser como usted –le dijo el mismo chico que quiso saber sobre el piso que los De la Rúa tienen en la Recoleta. Pero después se corrigió:
–Mejor, quiero ser como su marido.
Cuando llegó, De la Rúa repartió pelotas de fútbol. Pero no las suficientes. Por eso, uno de los chicos le pidió una a Pertiné.
–No hay más, pero vamos a traer –respondió ella. ¿Cuándo?, insistió el nene, ni lerdo ni perezoso.
En los asentamientos –que ayer estaban llenos de barro– la rata más chica deja sin aliento al más guapo. En El Bosque, un arroyo contaminado funciona desde hace años como cementerio de botellas.
“Cuando llueve, nos inundamos hasta acá”, le dijo a De la Rúa uno de los vecinos, tocándose la frente con el índice. “Ya lo creo”, contestó el candidato. Mientras tanto, José, veinte años, desocupado, le gritaba desde lejos, encaramado a una bicicleta: “Si me das trabajo te voto en todas las votaciones”. “Es que, así como me ves, tengo dos pibes, uno de un año y el otro de tres meses, ¿viste?”, comentó a Página/12.
A las seis de la tarde, en un acto en el Club de Temperley, De la Rúa hizo referencia a su visita a los asentamientos. Frente a una dos mil personas se preguntó qué hizo el actual gobernador Eduardo Duhalde con los seiscientos millones de dólares al año del Fondo del Conurbano Bonaerense. A esa altura de la tarde, su esposa ya estaba sentada a un costado del escenario, sin lentes y acompañada por Fernando “Aíto” de la Rúa, el menor del clan.

 

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