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ELIMINARAN EL LIMITE HORARIO DE LA NOCHE BONAERENSE
A bailar que se acaba la veda

Si gana, Ruckauf anunciará un proyecto para derogar el límite horario para las discotecas. Fernández Meijide hará lo propio. En la práctica, ya no se cumple. Historia de una veda que nunca conformó a nadie y perjudicó a muchos.

Originalmente el límite era las 3 en invierno y las 4 en verano.
Los dueños de los boliches dicen que muchos cerraron por eso.

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Por Eduardo Videla

t.gif (862 bytes) La empecinada guerra que hace más de tres años emprendió Eduardo Duhalde contra la “cultura de la noche” ya tiene vencedores y vencidos: el propio candidato del PJ a la gobernación bonaerense, Carlos Ruckauf, anunciará en pocos días un proyecto para derogar el límite horario para el funcionamiento de las discotecas –impuestas por el actual gobernador–, en el caso de ganar en las elecciones de octubre. Idéntica medida adoptará Graciela Fernández Meijide, según adelantó la candidata a Página/12. Se trata de la muerte anunciada de una medida que agoniza desde poco después de nacer: ya nadie cumple ni hace cumplir un decreto por el que se intentó cambiar las costumbres de la sociedad. Para los dueños de los boliches, la norma trajo consecuencias que parecen irreversibles: el cierre de unas 200 discotecas –destruidas por la competencia de sus pares de la Capital Federal–, que nunca pudieron recuperarse, y la incorporación al mercado de la noche de los chicos de 14 a 18 años, que ahora pueden salir a bailar hasta las 4 de la mañana y antes lo hacían sólo hasta las 12.
Voceros de Ruckauf confirmaron a Página/12 que el candidato ya está trabajando en el proyecto y hará el anuncio en un acto, el 21 de setiembre próximo, un mes antes de las elecciones. “Se trata de darles libertad a los padres y a los hijos para decidir a qué hora termina la diversión nocturna”, explica una fuente cercana al candidato. Y advierte que, de ahí en más, los municipios serán los que legislen sobre el tema. La idea de Ruckauf, que en las encuestas marcha unos puntos por debajo de Graciela, es apuntar hacia el electorado joven. Y, de paso, distanciarse una vez más del actual gobernador.
La candidata de la Alianza también promete el fin de los decretos de Duhalde. “Cuando una norma se hace obsoleta, no tiene por qué existir”, dijo a este diario. “Se trata de una medida arbitraria –agregó–. El Estado no puede impedir lo que una familia permite. El núcleo familiar es el que debe poner límites.” Para Graciela, el problema no es la cultura de la noche sino “la cultura del día sin hacer nada, de la falta de oportunidades”.
El decreto de Duhalde apuntaba a combatir la “nocturnidad”, como promotora del consumo de drogas. Según Fernández Meijide, el gobernador no sólo fracasó en esa intención: “Según datos de la Justicia, en los últimos cinco años, en la provincia, la edad de inicio en el consumo de drogas bajó de los 18 a los 15 años”.
Duhalde firmó el controvertido decreto el 3 de junio de 1996. A partir del 1º de julio siguiente, las discotecas debían cerrar a las 3 de la madrugada entre marzo y diciembre y a las 4 en los meses de verano. Pero mientras a los mayores se les acortaba el horario de diversión, a los chicos de 14 a 18 se les extendía desde las 24 a las 3 o 4 de la madrugada, según la época del año.
“Lo único que logró Duhalde es mandar a los chicos de 14 a la calle hasta la madrugada. Eso termina por destruir la actividad, porque un chico que empieza a los 14 en la noche, a los 20 pierde el encanto de ir a los boliches”, dice a Página/12 Raúl Lafón, dueño de una confitería bailable en Morón y dirigente de la Asociación Bonaerense de Empresarios de Confiterías Bailables.
Para el empresario, la norma terminó siendo inaplicable. “Se convirtió en un nuevo quiosco para los funcionarios encargados de hacerla cumplir”, sostiene Lafón, en alusión a posibles casos de coimas para “hacer la vista gorda cuando los horarios no se cumplían”.
Duhalde pagó el costo de esa medida en las elecciones de 1997: su esposa, cabeza en la lista de diputados, fue derrotada por Graciela, en gran parte, por el voto de los jóvenes, que se cobraron venganza por la prohibición. Meses después, en abril de 1998, el gobernador unificó el tope en el horario de las cuatro. Pero ya era tarde.
“La norma cayó en desuso, se dejó de aplicar. Era una medida autoritaria y fascista, tan aberrante que no se pudo sostener”, dijo a este diario Aníbal Mathis, abogado de la cámara de boliches bailables y autor de decenas de recursos de amparo exitosos, que les permitieron a otras tantas discotecas seguir trabando sin respetar la veda.
Según el empresario Lafón, de los 600 boliches que había en la provincia, cerraron unos 200 como consecuencia de la medida. “Los más afectados fueron los del conurbano: la gente que puede movilizarse prefiere ir a la Capital. Y esa costumbre se mantiene hoy, aunque los boliches de la provincia hayan vuelto a su horario anterior: en este tiempo en que se trabajó en desventaja, las discotecas de Capital quedaron mejor paradas y hoy tienen una mejor oferta.”
Ruckauf recordará en unos días que siempre estuvo en contra del límite horario. Sin embargo, no hablará de fracaso sino de una cuestión de etapas: “Después de la libertad absoluta y de los límites, la decisión debe quedar en la familia”, argumentará. Para Graciela, la severidad hay que ponerla “en los adultos que venden alcohol a los chicos en pleno día”. “Para pensar en los jóvenes, hay que fortalecer a las familias”, dice a modo de slogan de campaña. En cualquier caso, a nadie se le ocurrirá de aquí en más decirle a la gente, por decreto, a qué hora se debe acostar.

 

Todo el mundo en contra

Cuando firmó el decreto que le ponía un límite a la noche, el 3 de junio del ‘96, Duhalde estaba cumpliendo con uno de los ejes de su programa de gobierno, cuando asumió en 1991. El argumento de su propuesta consistía en que la actividad nocturna, especialmente en los locales bailables, propicia el consumo de drogas. Sin embargo, un análisis de la Secretaría de Prevención de las Adicciones, dependiente de su gobierno, sostenía en ese tiempo que la mayoría de los jóvenes se iniciaba en el consumo “en la calle, en la casa de amigos o en sus propias casas”.
El decreto generó la protesta de los jóvenes y la rebelión de los empresarios. La FUA organizó bailes en las universidades y la Juventud Radical reunió cerca de 100 mil firmas contra la medida. Por su parte, los dueños de los boliches le arrancaron al Ministerio de Economía un dictamen según el cual el decreto violaba la desregulación de la actividad, a la que había adherido la provincia. Paralelamente, presentaron decenas de recursos de amparo ante la Justicia, que en su mayoría les resultaron favorables.
En octubre del ‘98, la Cámara de Diputados bonaerense aprobó un proyecto de la Alianza para derogar el tope horario de las 4 de la madrugada. A esa altura, el 85 por ciento de las discotecas no respetaba la norma, de acuerdo con un relevamiento de la cámara del sector. Pese a la contundencia de los datos, Duhalde nunca reconoció el error.

 

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