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Tres testigos sostuvieron la coartada de un acusado

En el juicio que se sigue por el ataque a la casa de Eduardo Menem en 1996 fueron tres los testigos que dijeron compartir una fiesta con el acusado Carlos García la noche del hecho.

Carlos García dijo que estuvo con su novia en una fiesta.
Los testigos nunca pudieron declarar ante el juez Trovato.

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Por Laura Vales

t.gif (862 bytes) Tres testigos aseguraron ayer en el juicio oral por el ataque a la casa del senador Eduardo Menem que Carlos García, uno de los acusados, estuvo con ellos la noche en que ocurrió el episodio investigado. Pudieron hablar luego de una espera de tres años: en 1996, cuando García fue detenido, declaró ante el ahora destituido juez Francisco Trovato que el 6 de julio había estado en una fiesta de cumpleaños, y dio al magistrado los nombres de quienes lo acompañaron. Pero Trovato nunca los llamó a declarar. Recién ayer, frente al Tribunal Oral Nº 16, Norma Lamadrid, Gerardo Salinas y Oscar Mauro Pérez lograron testimoniar en favor de García. Cada uno pasó por una prolongada y áspera sesión de preguntas sin mostrar contradicciones en lo central: ratificaron que el joven detenido estuvo con ellos, a kilómetros de la casa del senador, la noche de la agresión armada.
Los tres coincidieron –en detalle y por separado– sobre cómo había sido la fiesta en cuestión, incluidos los nombres de una decena de invitados. Contaron lo que García hizo durante la reunión y la apariencia física que tenía en ese momento. Y enfrentaron preguntas que comenzaron por ser meticulosas y terminaron rayando en el ridículo, como la dimensión en metros del living donde se realizó el festejo, la cantidad de salchichas comidas en una cena anterior a la reunión y qué día de la semana habían caído sus propios cumpleaños cuatro años atrás.
La primera en declarar fue Norma Lamadrid, tía de la novia de Carlos García. Lamadrid aseguró que el 6 de julio el joven llegó a su casa a media mañana, acompañado por su pareja. Agregó que, por la tarde, salió unas horas para jugar un partido de fútbol y regresó cerca de las nueve de la noche. Cenaron juntos “salchichas con un poco de puré”, recordó la mujer. Después pasó una sobrina a recordarles que esa noche festejaba su cumpleaños; allí –aseguró– fue ella, con una de sus hijas, García y su pareja. García y su novia, concluyó la testigo, estuvieron en la fiesta hasta las dos y media o tres de la mañana.
La mujer contestó a los abogados de Menem, al fiscal Pablo Ouviña y a los jueces, con tono tranquilo y seguro, aun durante las partes más ríspidas del interrogatorio, que no fueron pocas.
Cuando llevaba más de una hora declarando, uno de los jueces quiso saber, por ejemplo, si durante la fiesta había tenido “siempre bajo su vista” a García.
–Carlitos estaba... –comenzó a responder Lamadrid. Pero el magistrado la interrumpió:
–Conteste lo que le estoy preguntando.
La mujer explicó que, como habían estado en el mismo lugar, lo había visto desde que llegaron hasta que García se retiró.
El abogado de Menem, enfrascado en detectar contradicciones, convirtió en un leit-motiv el tema de las salchichas que Lamadrid dijo haber cenado junto a García, su novia y una de sus hijas:
–¿Cuántas salchichas comió usted? –inquirió cuando la mujer había repetido tres veces el menú de esa noche.
–Pocas, porque me caen mal.
–¿Cuántas cocinaron?
–Hicimos como tres paquetes.
–¿Paquetes de 6, de 10 o de 12? –preguntó más tarde el fiscal general
La mujer lo miró un segundo y contestó:
–Creo que de diez...
–¿Cuántas salchichas comió su hija?
–Comió como cuatro, por lo menos –contestó la testigo, con una mirada de desconcierto.
–¿Cuatro salchichas una sola persona? –le repreguntaron con tono de incredulidad.
Lamadrid se sintió obligada a explicar que “una salchicha no llena”. Más tarde, el juez Anadón le hizo repetir paso por paso lo que recordaba de la noche en cuestión. El abogado querellante se permitió entonces retomar el tema de las famosas salchichas. Volvió a inquirir sobre la cantidad que cada comensal ingirió en la cena y, como nuevamente no hubo contradicciones, terminó cuestionándole que hubieran preparado tres paquetes si habían comido tan pocas.
–Las que no comimos, sobraron, ¿cuál es el problema? –se preguntó en voz alta Lamadrid.
Más tarde contó que –tal como había denunciado García– la policía golpeó a su novia cuando los capturaron, y que entonces la muchacha estaba embarazada.
Los otros dos testigos fueron interrogados durante una hora cada uno, y concordaron con ella. Gerardo Salinas y Oscar Mauro Pérez también coincidieron en que Mauricio Rolón –acusado del ataque a la casa de Menem junto con García– no estuvo en la reunión.
Los querellantes y la fiscalía tomaron nota de una serie contradicciones secundarias: Norma Lamadrid, por ejemplo, dijo que se retiró de la fiesta a las 6 de la mañana, mientras que uno de los jóvenes aseguró que se había ido a la una y media. Uno dijo que esa noche había pizza y asado, y otro no vio las pizzas. Y mientras la mujer aseguró que en los años siguientes no volvieron a festejar ese cumpleaños, Salinas dijo que sí se habíahecho. Al terminar el día, el fiscal Pablo Ouviña pidió que los tres testigos se presenten hoy ante el tribunal. Esta mañana está previsto que declaren otras personas que dicen haber concurrido a la misma fiesta. Todo indica que luego los querellantes y el fiscal pedirán un careo para aclarar cada una de las diferencias detectadas.

 

Relato punto por punto

El juez Gustavo Anadón interrogó a fondo a Norma Lamadrid. Después de escuchar un largo relato de la mujer, le solicitó que repitiera punto por punto lo que hizo Carlos García el 6 de julio del ‘96. Y mostró especial interés en determinar los horarios de cada una de las actividades que compartió con García.
–¿Qué pasó a la tarde? –inquirió el magistrado
–Se fue a jugar al fútbol –dijo, como minutos antes, la testigo
–¿A qué hora se fue?
–A la tarde –contestó la mujer–; no recuerdo a qué hora exacta.
El magistrado guardó silencio unos segundos. Luego insistió:
–¿A qué hora se fue?
–La verdad, no recuerdo –se mantuvo Lamadrid.
–Refresque su memoria –continuó con sequedad el magistrado.
–...serían las tres y media o cuatro de la tarde.
–¿Y cómo supo que era esa hora? –remató el magistrado.
Minutos más tarde, eligió un tono más contemporizador:
–...Usted vio que en este tipo de fiestas están los grandes de un lado y los chicos del otro... es una cosa frecuente. ¿Estaban así ustedes en la fiesta, con los chicos de un lado y los grandes del otro?
–Estábamos todos juntos –dijo la testigo, como lo había contado por primera vez.


Mañana, el testimonio de Eduardo Menem

El senador Eduardo Menem confirmó que se presentará a declarar mañana, jueves, a las once de la mañana. Su mujer, Susana Valente, se excusó en cambio de asistir. “Está afectada por una dolencia gastrointestinal” sostuvieron los abogados de la familia. Inmediatamente después del ataque a la residencia de los Menem, la esposa del senador fue muy frontal en exponer públicamente sus dudas sobre lo ocurrido. “Ese día alguien llamó varias veces por teléfono; llamaban y cortaban, como si alguien quisiera chequear que estuviésemos en casa”, reveló entonces. En las primeras semanas, tanto el senador como su esposa sostuvieron –enfrentando a todo el Gobierno– que no se podía descartar ninguna hipótesis, incluida la del atentado. Después, Eduardo Menem aseguró que había dejado atrás sus iniciales sospechas. Ayer el tribunal –integrado por Carlos Acerbi, Gustavo Anadón y Carlos Acerbi– aclaró expresamente que la presencia de Eduardo y Menem y su esposa había sido solicitada por ellos. La citación de los Menem causó sorpresa porque en ninguna de las audiencias orales surgió ningún elemento que justificara escucharlos como testigos, un día antes de que se dé a conocer el veredicto.


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