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Por Mariana Enríquez juegos de rol, y fundó el fan club de Alien. Esta escena y estos
personajes podían verse en la Feria de Clubes de fans que durante el sábado y el domingo
pasados funcionó en el Centro Cultural San Martín, organizada por la Dirección General
de la Juventud. Dispuesta en cinco salas, la feria funcionó con locales de proyecciones
donde podían encontrarse desde películas de Chayanne hasta episodios de Los Expedientes
Secretos X, y dos salas dedicadas exclusivamente a la muestra de fan clubs, una para
música, la otra para ciencia ficción y TV. El eclectisismo podía resultar abrumador:
junto al fan club de Viaje a las estrellas se acomodaba el stand de Margarita Rosa, es
decir, la protagonista de Café con aroma de mujer, aquella novela colombiana que supo
tener muy buen rating hace dos años. Con lo cual, podía verse a una chica disfrazada con
traje de Star Trek, tras un escritorio que simulaba el panel de una nave, departiendo
amigablemente con mujeres de mediana edad que repartían caramelos de café y escarapelas
de Colombia, rodeadas de posters de Margarita Rosa y con shows de la actriz cantante
atronando desde un televisor. Algunos fans clubs, como el Achtung Guacho! de
U2 (que tiene programa de radio los jueves a las 22 en FM Patricios) estaban por demás
incómodos junto al Volver a nacer de Chayanne. Esto es raro,
decían. La feria abrió el sábado a las 12 con una performance de fans clubs, que fue
más simpática que valiosa. Un integrante del fan club de Queen Los súbditos de la
reina interpretando a Freddie Mercury. Una pareja bailó la canción
Cachita de Ricardo Montaner. Dos del fan club de Star Wars hicieron una pelea
de sables. Cinco chicos del fan club Backstreet Union (de los Backstreet Boys)
imitaron a la banda, y después fueron perseguidos por las chicas. La feria convocó a
20.000 personas. Pero el éxito de público no pudo ocultar algunos problemas de
organización, y la ausencia de nombres importantes en el mundo fanático argentino (ver
recuadro). No estaban presentes los hiperorganizados y numerosos fans de Kiss, faltaba el
fan club de Ricky Martin, los muy organizados fans de The Cure, la vistosa parcialidad de
Marilyn Manson, el más grande de los clubes de Michael Jackson (Heal The
World) y más. En la parte de ciencia ficción los fans clubs estaban más
representados (no faltó el asombroso club de X Files, a esta altura con miles
de socios, pero no estaban Cuadrante Argentina, el otro gran fan club de Viaje
a las Estrellas Y sí había fan clubs diminutos y poco movilizadores como el de Babylon
5.Eso sumado a una distribución incómoda de las salas, que
obligaba a subir y bajar escaleras todo el tiempo. Y una insólita elección de tamaño de
salas: en las de fan clubs de música, de por sí numerosos, apenas se podía caminar por
los pasillos entre los stands: la sala era incómoda ymínima. Hubiera sido interesante
que se ofrecieran charlas donde, por lo menos, se analizara, debatiera, o compartiera con
los protagonistas el fenómeno juvenil/social que significa la unión en fan clubs como
comunidades de gusto e intercambio, formas de comunicación en el espacio urbano. Es
decir, una reflexión que ayude a comprender a los fans en lugar de sólo mostrarlos, como
en una exposición de rarezas. La feria no funcionó como lugar de encuentro
entre fans: los seguidores de Thalía fueron al stand de Thalía, y no al de
U2. Cosa que, por otro lado, es lógica. La heterogeneidad del evento no logró tener un
hilo conductor, o una lógica abarcativa: fue divertido, y los fans lo pasaron bien. Pero
no mucho más.
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