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Por Fernando DAddario Desde Brasilia la personalidad de Chico. Aventurar que el
carácter intuitivo del fútbol y la planificación metódica de la arquitectura se
proyectaron en su obra artística abonaría el terreno de las arbitrariedades, pero él
construye sobre la marcha su opinión: Nunca había pensado esa mezcla. Con respecto
de la arquitectura sí, y no es casualidad. En la historia de la música brasileña hay
muchos ex estudiantes de arquitectura. Jobim, por ejemplo. La música tiene unacuestión
casi matemática, que la gente no ve ni escucha, pero está presente todo el tiempo en el
que compone. Pero por otro lado, no creo que lo intuitivo que pueda tener jugando al
fútbol lo haya trasladado al arte. Quizás si hiciera jazz podría ser, por el tema de la
improvisación permanente, pero no en mi música. Lo que llaman inspiración no me ha
visitado casi nunca. Siempre necesité de la planificación para construir mis
canciones. ¿Usted fue más vanguardista en sus novelas y en sus obras de teatro que
en sus discos?Es verdad, creo que fui y soy más rupturista en la literatura que en
la música. La explicación es simple: tengo más conocimiento de escritores y de libros
que de música. En lo musical siempre necesité de la ayuda de maestros para ir mejorando.
Y los tuve cerca. Crecí bajo la influencia de la bossa nova y durante muchos años sólo
traté de escribir letras como Vinicius, cantar como Joao y componer como Jobim. De tanto
imitar, aprendí algo. Si alguna vez, dentro de algunos años, a alguien se le ocurriera
catalogarme, a mí me gustaría que dijeran de mí: Fue un buen alumno de Tom
Jobim. Por eso, mi falta de conocimientos musicales profundos me impiden ser un
vanguardista al estilo Caetano o Gismonti. Lo mío es más
tradicional.¿Y en la literatura?Allí, como mis referentes son
más lejanos en tiempo y lugar, pude hacerme un camino más personal. De todos modos me
costó mucho lograrlo. Creo que recién con mi novela Estorvo conseguí un lenguaje
propio.Usted estuvo cinco años sin hacer shows. ¿Se siente más cómodo con la
literatura que con la música? No es tan así. Pero sí me siento más cómodo
escribiendo ya sea música o literatura, que actuando. ¿Por qué
volvió a actuar, entonces? Porque después de tanto tiempo, hay un público que
apenas me conoce. Me vienen a ver jóvenes que no vivieron mi anterior etapa y siento que
tienen más libertad para escucharme. No me piden que cante A pesar de
voce.¿No le gusta cantar A pesar de Voce?No, porque es una
canción con una mirada muy de los 70.Construcao también lo es y sin
embargo la canta.Pero hay una diferencia: una es política y está escrita para el
contexto de una época muy determinada. La otra, Construcao, es una canción
con una temática social y, en consecuencia, atemporal. Para cantar un tema necesito no
sentirlo viejo. Soy más formalista de lo que la gente piensa.El público suele
tener una reacción curiosa. Quizás no le moleste que hayan cambiado Cardoso, o Lula,
pero pretende que su artista favorito diga y haga siempre lo mismo, lo de
antes.Esta también es una actitud muy años 70. El hecho de haber
participado de una época muy convulsionada y de haber estado muy expuesto nos condiciona
para toda la vida. A los que empezaron hace poco no se les exige coherencia.
Lo que en realidad quiere la gente es volver a vivir esa época, y nosotros quedamos en el
medio, entre ellos y la realidad.En la canción Assentamento, de su
último CD, plantea la situación del movimiento de los Sin tierra. Ahí está
muy clara su postura sobre este fin de milenio. Es que yo no me desligo de lo que
pasa. Ese tema formó parte del libro Terra, del fotógrafo Sebastiao Salgado, y decidí
incluirlo en el disco. El problema que sufren los Sin tierra me sensibiliza
mucho. Está más que claro que la geografía de Brasil alcanza para darle tierras a todo
el mundo, y sin embargo no la tienen. Lo más curioso es que en mi país todos, menos los
latifundistas, claro, están de acuerdo con que se debe hacer una reforma agraria. Todos
están de acuerdo con que existe una injustaconcentración de riqueza en favor de unos
pocos. Pero nadie tiene la voluntad política para cambiar eso.¿Cardoso lo
decepcionó por haber sido un intelectual progresista que luego se volcó a la
derecha?En realidad, no me sorprendió. El fue en su momento un sociólogo de
izquierda, pero no bien estuvo cerca del poder se notó que ya no era el mismo. Era otro
Cardoso. Y resultó lógico que con las alianzas que estaba trazando su gobierno iba a ser
lo que es. También hay que ser concientes de algunas cosas: Cardoso no fue elegido por
haber sido un sociólogo de izquierda, sino por haber tejido una inteligente alianza
conservadora. Además, sería tonto pensar que Cardoso es un caso aislado, de un hombre
que en los 60 estuvo en la lucha clandestina y luego, en el poder, hizo todo lo contrario.
Hay un grupo de gente que cambió. Si a un hombre cualquiera lo hubiesen tenido durmiendo
estos últimos 30 años y le mostraran ahora la foto actual de Cardoso y de su gabinete,
diría: ¡Estamos en Cuba! Pero está claro que no estamos en Cuba.¿Es escéptico
con respecto del futuro? No tengo esperanzas de cambio. Y tampoco veo otro camino
posible. Lo que me aburre es que se siga este único camino posible con tanto
fervor...Da la sensación de que hoy, a diferencia de lo que ocurrió siempre en la
historia, es la derecha la que avanza y avanza, mientras que la izquierda sólo puede
defender lo poco que le queda...Es que se invirtieron los roles de la retórica.
Muchas de las consignas de la izquierda fueron tomadas por la derecha. Son ellos los que
ahora dicen: La concentración de la riqueza es terrible, hay que hacer algo.
¡Pero es la derecha la que está en el poder! Me resulta particularmente patético que
muchos viejos izquierdistas, ahora en el gobierno, tienen tanta necesidad de
limpiarse de su pasado, están tan obsesionados por afirmarse en su nuevo rol,
que los derechistas históricos parecen más izquierdistas que ellos.¿Usted cree
que ante este estado de las cosas el arte puede ser un vehículo de resistencia?
Sí, porque todo lo que sea imaginación es una forma de resistencia. Esto no lo
digo yo. En el Mayo Francés decían: la imaginación al poder. Está claro
que la imaginación todavía no llegó al poder.Brasil siempre fue
proteccionista en materia musical. No es fácil entrar en el mercado
brasileño. Sin embargo, los mayores movimientos musicales del país, la bossa nova y el
tropicalismo, fueron producto de mixturas, ya fuera con el jazz o con el rock. ¿Cómo se
maneja ahora el tema de la penetración cultural y la identidad?Es cierto que el
jazz y el rock fueron influencia en su momento, pero después aparecieron otros ritmos.
Están el rap, que es más crudo porque refleja la vida de gente con una realidad más
cruda, el reggae, y el intercambio entre las músicas de las diferentes regiones
brasileñas. Hoy se ve una propuesta interesante en artistas de Pernambuco, en Recife. No
me parece mal que exista una asimilación constante de música extranjera si se conserva
la identidad. Lo interesante es ser regional y al mismo tiempo internacional. Como pasó
con el samba-reggae, por ejemplo.Pero hacia afuera da la sensación de que no hubo
una camada de músicos que pudiera suplantar, con el mismo nivel artístico, a su
generación, la de Gil, Caetano, Gal... No sé qué es lo que llegará a la
Argentina, pero hubo una buena generación de recambio. Carlinhos Brown, Chico César,
Marisa Monte, y muchos nombres más. Lo que pasa es que mi generación se manifestó en un
momento socio-cultural muy especial y es difícil que se borren nuestros nombres de la
memoria de la gente. Pero quizás tengamos en el futuro nuevos movimientos, con nuevas
mezclas de estilos, nuevas influencias. Negarse a la asimilación de culturas extranjeras
es tan peligroso como conservador. Y si no, miren lo que pasó con Piazzolla. Brasil tuvo
capacidad para asimilar todo. Con la buena música extranjera que llegabase hizo y se hace
buena música brasileña. Con la mala música extranjera, que también llega en cantidad,
se hace mala música brasileña. Esto fue así toda la vida. ¿Ve en los músicos
jóvenes una actitud diferente de la que tenían ustedes?Los noto más aplicados,
con un bagaje teórico más desarrollado. Por ejemplo, hay un mercado muy fuerte de
song-books, y los chicos muestran mucho interés por aprender
musicalmente.¿Y la bohemia? No, ahí no. Ya no hay bohemia. No existe eso de
encontrarse a tocar, a cantar, a hablar de la vida, a crear colectivamente. Hoy se está
construyendo una sociedad cada vez más aislada y entonces los músicos también viven
más aislados. Quizás por eso se dediquen a estudiar más que lo que hacíamos nosotros.
En general, la gente está encerrada en sus casas, y sino, se encierra en los shoppings.
La mía fue la generación de las jam-sessions, ésta es la de los song-books...
Antes se refería a Maradona y destacaba su rebeldía. Usted también es exitoso, es
famoso, tiene dinero. ¿Dónde ubica la rebeldía en su vida? Creo que durante toda
mi carrera, mi inconformismo habló a través de los discos y de los libros que hice. Y
después de tantos años, sigo siendo rebelde. Lo que ocurre es que ahora soy mansamente
rebelde. O delicadamente rebelde, si te gusta más.
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