Por Horacio Verbitsky
 Cuando los
directivos de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos intentaron colocar una placa
recordativa de la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en la puerta
del edificio que entonces pertenecía a la Organización de los Estados Americanos y ahora
a la Procuración General de la Nación, el dueño de casa no estaba. Fue su segunda,
Graciela Reiriz, quien con apoyo policial impidió el homenaje a la CIDH, que en setiembre
de 1989 verificó en distintos puntos del país los actos de barbarie organizada que
estaba ejecutando en forma clandestina la dictadura militar. El titular, Nicolás Becerra,
estaba a muchos miles de kilómetros de distancia, cultivando la tradición nacional. Al
menos una, inaugurada por su predecesor, Angel Agüero Iturbe: la del viaje del Procurador
General a China con nutrida comitiva, integrada entre otros por uno de los hombres de
confianza de Becerra, el fiscal federal Paulo Starc. Entre los invitados a integrar su
séquito en China también figura Carlos Stornelli, cuyos dictámenes en el caso de las
armas son una molestia persistente para el gobierno, y el fiscal del Tribunal Oral de La
Rioja, Horacio Salman, que en lo que va del año sólo celebró un juicio.En la nueva sede
de la Procuración, en Avenida de Mayo 760, el séptimo y último piso es un espléndido
departamento reservado para uso personal del Procurador. Al regresar de China Becerra
ocupará un despacho de 6,35 por 8,36 metros, pero tendrá además una sala de televisión
o microcine de 5,20 por 4 metros, un comedor privado de 4,62 por 4 y una sala de reposo y
conferencias de 8,19 por 4,62 metros, además de los lujosos baños, la cocina y las
dependencias para el denominado personal de apoyo, según consta en los planos de la
Dirección de Arquitectura, aprobados durante la gestión de Agüero Iturbe. El
intercambio con China, en cuya dictadura las funciones del ministerio público no tienen
puntos de contacto que puedan ser aprovechados dentro de una organización institucional
democrática, había tenido un episodio previo en agosto, durante la Segunda Reunión
Extraordinaria de la Asociación Interamericana del Ministerio Público. Así como Japón
fue invitado a jugar la última Copa América de Fútbol, China participó en la Copa
América de los fiscales. En cambio, faltó a la cita sin aviso la Procuradora General de
los Estados Unidos, Janet Reno, que ocupa mejor su tiempo. Los fiscales o procuradores
generales de casi cincuenta países fueron alojados con sus esposas en el Hotel
Intercontinental. También pasaron dos días en el hotel los colaboradores de Becerra
encargados de la organización del encuentro, entre ellos Starc. Una de sus misiones
reservadas consistió en conseguir un auto blindado para el Procurador General de
Colombia, prestado por Mercedes Benz. A Starc le gustaron tanto los modelos de la marca
alemana que desde entonces se desplaza en un Mercedes del nuevo modelo compacto para clase
media en ascenso, que a quienes lo pagan les cuesta 25.000 dólares. El colombiano se
alojó en el Intercontinental con su custodia. Todos los invitados, más los fiscales
federales de la capital, fueron agasajados con una cena y show en el restaurant
Michelangelo. Un núcleo de elegidos, entre ellos los diez miembros de la delegación
china, fueron invitados además a conocer Bariloche, con paseos guiados por los colegas
nativos. En este momento lo están retribuyendo en China. El programa costó más de medio
millón de dólares. Más discreto que el ex Procurador riojano, nadie cree que el muy
viajado mendocino Becerra siga también la tradición iniciada por Agüero Iturbe, que al
regreso movilizó tres coches de la Procuración para cargar sus compras y las de su
esposa, lo cual dio lugar a una denuncia penal pormalversación. Pero al regreso habrá
que seguir con lupa los dictámenes de Stornelli en la causa que enloquece al gobierno. |
