Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira

 

“Suena a subversivo que un obrero sea candidato”

Un delegado de base de los Astilleros Río Santiago es el  candidato a presidente de la Nación por el PTS. Montes cree que los políticos y profesionales ya fracasaron en el poder

Montes tiene dos hijos, espera a un tercero y al primer nieto.
En 1973 comenzó a militar en el socialismo de los trabajadores.
.

na12fo01.jpg (14051 bytes)

Por Nora Veiras

t.gif (862 bytes) José Montes tiene 49 años, es delegado de base del Astillero Río Santiago y candidato a presidente de la República por el Partido de Trabajadores por el Socialismo (PTS). Es lo que representa: un trabajador socialista. “Suena a subversivo que un obrero sea candidato”, comenta Montes, convencido de que el rechazo convertido en “silencio de radio de la izquierda” a la propuesta de su partido de postular a gremialistas de las organizaciones obreras combativas hizo naufragar “un acierto histórico”. Tiene una hija de 26 años, un hijo de 22 –”el desgraciado me hizo abuelo”, dice– y espera un bebé de su segundo matrimonio para febrero. “Voy a hacer un spot que diga: ‘Montes lo hizo’”, chancea en alusión al slogan con que el brasileño Duda Mendonça intentó inmortalizar a Menem.
En 1973 empezó a militar en el Partido Socialista de los Trabajadores. El Astillero Río Santiago fue centro de una de las olas represivas más brutales de la última dictadura: desaparecieron 42 trabajadores y doscientos fueron detenidos. “En el polo industrial de La Plata, Berisso y Ensenada desaparecieron 2000 personas, el 80 por ciento eran activistasobreros. Ese miedo no es fácil de arrancar”, explica Montes y cuenta su temor, mucho más trivial: el de enfrentar los reportajes televisivos.
“Son los nervios de saber que hay cientos de miles que escuchan y poco tiempo para expresar las ideas. Como nosotros no somos especialistas en discursos ni somos políticos ni somos doctores... En televisión, por ahí, una palabra mal dicha desbarata todo.
–También se le complica cuando el panel es heterogéneo.
–Es un clásico en los programas de televisión: querer mostrar a la izquierda y a la derecha como que son lo mismo o que nosotros somos algo perimido, que sólo hay dos alternativas, el PJ o la Alianza, y que el resto es el chiquitaje.
–¿No piensa que el debate está planteado así en la sociedad?
–En cierto sentido sí. El terreno electoral es el que los trabajadores menos manejamos. Nosotros decimos ‘Trabajador vote trabajador’, los trabajadores sólo deben confiar en su propia fuerza. Cómo puede ser que los que hacemos producir al país, los que hacemos funcionar las empresas, las fábricas, los bancos, los transportes, el gas, los trenes, los correos, todo, en todo proceso electoral seamos convidados de piedra... que el 0,5 por ciento de la Población Económicamente Activa, es decir, 66 mil personas, se queden con la ganancia producto de la explotación de 10 millones de trabajadores.
–Pero son los mismos pobres y trabajadores los que votan a los partidos tradicionales...
–Me parece que las elecciones son el terreno más engañoso y menos favorable para los trabajadores. Te lo digo al revés: ¿cómo puede ser que los que votan a Duhalde o De la Rúa, a los meses, o a los días, los empiecen a pelear? Tiene una contradicción, la clase trabajadora: durante más de cincuenta años ha venido confiando en que los que le pueden dar una solución son sus propios verdugos y después tienen que salir a enfrentarlos cotidianamente. Esa es una discusión que tenemos con los compañeros en el astillero: hay muchos que van a votar a Duhalde y nosotros hace diez años que venimos enfrentando los intentos de privatización del astillero. La clase obrera tiene la necesidad de confiar en sus propias fuerzas. El problema no pasa por un acuerdo con los empresarios para suspender los despidos por un año. Acá los verdaderos interesados para solucionar el problema de la desocupación, somos los trabajadores.
–¿Cómo?
–Por ejemplo, una fábrica donde cien trabajan doce horas, doscientos podrían trabajar seis horas.
–¿Ganando la mitad?
–Nosotros decimos que no.
–Insisto, ¿cómo van a hacer para lograrlo?
–Nosotros decimos que cómo puede ser que los que se llenaron los bolsillos todos estos años, dejando a millones de trabajadores en la calle, cada vez que hay una crisis la descargan sobre los propios trabajadores. Mi abuelo decía, con el perdón de la expresión, que cuando hay que producir cambios importantes, ‘De algún trasero tiene que salir sangre’. ¿Por qué tiene que ser el trasero de los trabajadores el único que sangre cada vez que hay una crisis? Nosotros decimos que tiene que empezar a sangrar el trasero de lo patrones. Por supuesto que los patrones no van a decir ‘Muchachos, nos dimos cuenta que hace doscientos años que los venimos explotando y entonces tienen razón’. No, va a ser producto de una gran lucha, de la organización de la clase trabajadora, que se recuperen las organizaciones obreras para ponerlas al servicio de los trabajadores.
–¿Gana las elecciones?
–Desde ya te anticipo que no (Risas). –El Fondo Monetario Internacional le dice que tienen que devolver como sea...
–Es como si me dijeras: ‘Ustedes dicen que no hay que pagar la deuda, van a huir los capitales’, eso es lo que dice el sentido común. Esa es una mentira, es un chantaje que nos hacen a los trabajadores. De todos los capitales que entraron durante el cavallismo, la ínfima minoría se destinó a la producción. Si entraron 10 mil millones, 10 millones fueron a la producción directa, el resto fue a timba financiera y privatizaciones, es decir, donde tenían los clientes cautivos, y frente a cada crisis (Tequila, Capirinha, la Crisis Rusa, la de los Tigres Asiáticos) los capitales huían. Cuánto se paga por deuda externa, por patentes, royalties...
–¿Cómo mantiene en funcionamiento el país si cortan el chorro por todos lados?
–La clase obrera es la única que está en condiciones de dar una alternativa. Nos van a decir que es utópico. A principios de siglo, cuando los obreros empezaron a pelear por las tres ocho (ocho de trabajo, ocho de esparcimiento y ocho de descanso) también decían que era utópico y eso sólo se consiguió con una gran lucha a nivel mundial que costó muertos, años. No es de la noche a la mañana que vamos y le decimos a Clinton: ‘Dedicáte a tocar el trombón porque a partir de ahora dirigimos nosotros’. Va a llevar años, yo probablemente no lo vea. Nosotros estamos ubicados en la perspectiva de construir una izquierda de los trabajadores, en decirles que tienen que confiar en su fuerza, su lucha. Somos los únicos que no tenemos nada que perder. Nuestras cadenas, nada más.
–¿Usted plantea la unidad de los trabajadores y hay seis candidatos de izquierda?
–Creo que el gran problema de la izquierda es que en los últimos treinta años ha sido incapaz de construirse en la clase trabajadora. Nosotros queremos construirnos ahí, no sólo utilizando las elecciones para decir que los trabajadores tienen que confiar en sus fuerzas sino que sólo va a poder unirse en la medida en que pueda ganar a la clase trabajadora, en que pueda arrancarla del peronismo. Opino que el peronismo, al contrario de lo que decía John William Cooke (“el peronismo es el fenómeno maldito de la burguesía”), es el fenómeno maldito de la clase obrera. Perón lo graficaba magistralmente, decía “los trabajadores van del trabajo a casa y de casa al trabajo”. Quería decir que los trabajadores no tenemos que hacer política, para eso están los políticos, están los doctores. La izquierda ha sido incapaz de romper esa tradición.
–Es muy complicado convencer a los trabajadores si no se convencen ni entre ustedes mismos de lograr una propuesta común.
–No se trata de que nos convenzamos entre nosotros. Se trata de convencer a la clase trabajadora. Si dice que quiere representar a la clase trabajadora, ¿por qué la izquierda se niega a llevar candidatos obreros? Nosotros propusimos que la izquierda se una y ponga su legalidad al servicio de que haya candidatos obreros de conducciones combativas: de Jujuy, de Foetra Capital, de San Lorenzo, de comisiones internas que enfrentan despidos, municipales tucumanos, correntinos autoconvocados...
–¿Cuál fue el argumento para negarse?
–Silencio de radio. Inclusive estábamos a favor de retirar nuestras candidaturas.
–¿Usted qué explicación le encuentra a ese silencio?
–Me parece raro que la izquierda que dice representar los intereses de la clase obrera se niegue a llevar candidatos obreros. ¿Por qué siempre la figura pública de cada organización o abogados?
–Que sean profesionales no quiere decir que no sean trabajadores...
–No lo digo en sentido despectivo, pero, ¿por qué políticos tradicionales y no obreros elegidos por las organizaciones? Creo que es laexpresión de lo que hace la izquierda cotidianamente en la lucha de clases, a toda hora: termina ubicándose en toda lucha como pata de presión de los dirigentes sindicales. Nosotros decimos que no, que lo que hay que hacer es echarlos a patadas, recuperar las conducciones obreras. El dirigente sindical deja de trabajar, llega al sindicato a leer los diarios, va a reuniones y lo empiezan a comprar.
–¿Por qué dice que su candidatura es subversiva?
–Nuestro mensaje apunta a cambiar de raíz todo. Parecería que es subversivo pensar que un obrero pueda hablar de política. El otro día una periodista me decía ¿cómo cree usted, que tiene tercer año, que puede dirigir el país? Martínez de Hoz, Cavallo, Roque Fernández estudiaron en Harvard o en Chicago y son los que hundieron el país. Menem, Duhalde, Alfonsín, son abogados. Y nosotros, los obreros que producimos la riqueza, no podemos dirigir el país. Todos hablan de la corrupción. Yo creo que no hay ningún obrero involucrado en la corrupción. Los que están involucrados son los jueces, los ministros, los legisladores. ¿Cómo puede ser que ganen 5 o 10 mil dólares por mes y tengan jubilaciones vitalicias? ¿Cómo puede ser que nosotros tengamos que vivir con 700 pesos y ellos no? Que ganen lo mismo que nosotros y se los cambie cuando no cumplan con la función para la que fueron elegidos. Vas a ver cómo se acaba la corrupción.
–Y se acaban los políticos.
–Probablemente.

 

PRINCIPAL