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Menem defiende a Oviedo, pero
para Di Tella “es un garrón”

El Presidente atacó a la Alianza apelando a los bombardeos a la Plaza de Mayo para defender a su amigo golpista. Pero el canciller dijo preferir que Oviedo “desaparezca en el aire”.

Lino Oviedo permaneció ayer en la estancia, contento porque el gobierno decidió que se quede.
Menem apeló a los bombardeos a la Plaza de Mayo para defender el asilo a su amigo golpista.

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t.gif (862 bytes)  ”Es un garrón que nos comimos y que nos estamos comiendo y no es sencillo”, se sinceró ayer el canciller Guido Di Tella sobre la presencia en el país de Lino César Oviedo. El ministro del Interior, Carlos Corach, lo dijo de otro modo: “Nos ha traído molestias y no réditos”. Pero ambos saben que donde manda capitán, no manda marinero. Es que el propio presidente Carlos Menem salió a defender la decisión de mantenerle el asilo al ex general golpista y acusó a la oposición de agitar el tema “con fines electoralistas”, después de recordar que en el ‘55 los radicales “bombardearon la Plaza de Mayo, mataron a más de trescientas personas, entre ellas, niños que salían de las escuelas, y pidieron asilo en Uruguay”.
Menem parece resuelto a defender a capa y espada a su amigo Oviedo, pero lo cierto es que la incontinencia verbal del ex hombre fuerte paraguayo torna cada vez más difícil la empresa. Los hombres del Gobierno debieron hacer malabares para explicar que el anuncio público de Oviedo de que “pronto” volverá a Paraguay para “levantar al pueblo campesino necesitado” no constituía una violación a las reglas de su asilo político.
La cara para cumplir con el deseo de Menem de no ser el presidente que expulse a Oviedo de la Argentina la tuvo que poner la Cancillería, que –a pesar de la claridad de las declaraciones del ex general golpista– salió a aclarar por medio de un comunicado oficial que no había “ninguna evidencia que suponga incursión en temas políticos o una nueva transgresión a las normas del asilo”.
Di Tella no abandonó esa línea, aunque tampoco ocultó su disgusto por la presencia de Oviedo en el país. Con fastidio, admitió que “quisiera no tenerlo, que desaparezca en el aire, pero no es fácil. Es un garrón que nos comimos y que nos estamos comiendo”. También manifestó que la “reiteración de advertencias” al ex general golpista para que no formule pronunciamientos políticos “nos está cansando a todos”, además de insistir en que “hubo funcionarios paraguayos que hablaron sin respeto de la institución presidencial y eso nosotros lo consideramos agresivo”.
Eso fue en lo único en que Di Tella coincidió con Menem, quien dijo seguir “esperando las disculpas” del gobierno paraguayo, pero realizó una defensa mucho más cerrada de Oviedo: explicó que su amigo “no habló de golpe (de Estado), dijo que él podía dar un golpe en las urnas, con los votos. Eso no tiene entidad como para disponer la anulación del asilo”.
Menem atribuyó cualquier otra interpretación de las palabras de Oviedo a “una serie de difamaciones, injurias y calumnias, producto de la ignorancia de algunos legisladores paraguayos a los cuales se incorporan algunos argentinos”. A los “argentinos” no los individualizó, sino que acusó a la oposición de agitar el tema “con fines electoralistas”, y fue particularmente virulento con el radicalismo: sostuvo que el asilo “es una institución señera en el ámbito internacional” y recordó que “los radicales en 1955 bombardearon la Plaza de Mayo, provocando la muerte de más de trescientas personas, entre ellos varios niños que salían de las escuelas, y pidieron asilo en Uruguay. A pesar de que el gobierno argentino los reclamó para juzgarlos por los crímenes (Uruguay) no los devolvió”.
El secretario general de la Presidencia, Alberto Kohan, se erigió una vez más en el principal escudero de Menem, al señalar que los dichos públicos de Oviedo “no vulneran la condición de asilo”. De paso aclaró que conoce al ex general golpista, pero “no soy amigo personal”.
Corach, en cambio, navegó a dos aguas. Reconoció que Oviedo “nos ha traído molestias y no réditos”, aunque indicó que “tenga o no nuestra simpatía, se busca cumplir con una tradición del país que le permitió a miles de argentinos salvar sus vidas”. Como ejemplo, citó el caso de Juan Domingo Perón y, pese a aclarar que no pretendía compararlo con Oviedo, lo hizo: “Hablemos seriamente, esa es la misma acusación que le hicieron a Perón, que lo acusaron de estupro, de asesinato, de haber quemado la bandera, de persecuciones a la Iglesia. Sin embargo, él era un asiladopolítico”, contestó cuando le recordaron que la Justicia paraguaya busca a Oviedo por el asesinato del ex vicepresidente Luis María Argaña.

 


 

INDAGATORIAS POR LOS SEGUIMIENTOS A PERIODISTAS
Un espía militar en el banquillo

Por Adriana Meyer

t.gif (862 bytes) El principal imputado en la causa que investiga el espionaje que realizó la Fuerza Aérea a periodistas y a una agrupación de mujeres deberá presentarse hoy a prestar declaración indagatoria. El ex jefe de Inteligencia brigadier José Agustín Vanden Panhuysen será interrogado por el juez federal Gabriel Cavallo y por el fiscal Miguel Angel Osorio. En los próximos días declararán los otros cinco acusados de haber violado la Ley de Defensa Nacional que establece que “las cuestiones relativas a la política interna del país no podrán constituir en ningún caso hipótesis de trabajo de organizaciones de inteligencia militares”.
Vanden Panhuysen deberá explicar por qué en 1997 el Departamento III de Inteligencia del arma ordenó obtener los “datos de filiación y antecedentes de todo tipo” de diez periodistas de los diarios de Página/12, Clarín, La Nación y El Cronista, tal como consta en la Orden de Pedido de Información 057/97 que este diario publicó hace un año en exclusiva. Según esa OPI, los periodistas “elaboraron en diversas oportunidades artículos donde se realizaban críticas a la seguridad aeroportuaria y/o a las privatizaciones (de los aeropuertos)”. El acto por el Día de la Mujer que organizó el Movimiento de Mujeres en Lucha ese mismo año también fue monitoreado por los aviadores, quienes elaboraron un documento en el que trataron de reproducir las peticiones y las consignas de esa manifestación, además de recolectar los panfletos que arrojaron las agrupaciones políticas que las acompañaron. Cavallo delegó la investigación en el fiscal Osorio, quien también solicitó la indagatoria del comodoro Jorge Alberto López, jefe del Departamento III Inteligencia; del vicecomodoro Salvador Ozán, jefe de la regional Inteligencia de Capital Federal; del capitán Jesús Guasti, del capitán Guillermo Barreira y del agente civil Gustavo Cid. El juzgado espera que la Fuerza Aérea informe los domicilios reales del resto de los imputados para poder fijar la fecha de las citaciones. Osorio entendió que las pruebas colectadas en el expediente indican “la existencia real de las actividades denunciadas”.

 

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