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 Tal como lo
esperaban los financistas, Estados Unidos se abstuvo de elevar la tasa de interés de
corto plazo. Pero, al mismo tiempo, Alan Greenspan, el presidente de la Reserva Federal
(banca central estadounidense), emitió una advertencia: colocó “al alza” la
perspectiva del costo del dinero. Entre los inversores, el aviso del banquero tuvo la
misma lectura: que la FED podría elevar la tasa antes de que finalice el año. Por ese
motivo, el índice de acciones líderes MerVal terminó con una caída del 0,9 por ciento,
en línea con lo sucedido en Wall Street y en los principales recintos latinoamericanos. A
su vez, los títulos públicos cedieron hasta un 1,9 por ciento.Hasta la media tarde, las acciones mostraban un repunte afianzadas en la certeza de que Greenspan no movería la tasa, en virtud de que no se han detectado síntomas de inflación. Pero todo se precipitó después del informe del directorio de la FED. “La reducción de trabajadores disponibles es una evidencia de que la demanda superó a la oferta”, sentenció Greenspan. En efecto, las tensiones en el mercado laboral son lo que más viene preocupando al Comité de Mercado Abierto de la FED. Para sus integrantes, un incremento en los costos laborales –vía aumentos salariales– podría contribuir a que haya “presiones inflacionarias y socavar la impresionante performance de la economía”, escribieron en el documento. En pocos minutos, el MerVal, que ganaba 1,3 por ciento, se dio vuelta. Y el índice Dow Jones de la Bolsa neoyorquina, que recuperaba 100 puntos, pasó a perder 100, aunque el cierre marcó una caída de apenas 0,7 punto. En tanto, la tasa de los bonos del Tesoro estadounidense aumentó hasta el 6,18 por ciento anual, frente al cierre anterior del 6,08. Tal avance estuvo influenciado por la perspectiva de que la FED podría subir la tasa en un cuarto de punto el próximo 16 de noviembre. “La decisión de Greenspan fue sensata a la luz de la fuerte evolución que muestra la economía de Estados Unidos. Ante esta circunstancia, un rebrote inflacionario sigue latente”, comentó a este diario Claudia Boffelli, economista de la firma Cima Investment. Y agregó: “Sin la incertidumbre política, la Bolsa argentina se va a mover de acuerdo a lo que vaya pasando en Wall Street que, a su vez, será un reflejo de los datos económicos que vayan apareciendo”. En opinión de los expertos, la advertencia de la FED podría complicar aún más el acceso de la Argentina al mercado de capitales internacional. Para Roger Heale, analista del banco de inversión Raymond James, “la evolución del mercado en el corto plazo va a depender casi con exclusividad de si se concreta una corrección en Wall Street”. Pero lo que suceda en Estados Unidos no es lo único que preocupa en el microcentro. Ayer, Brasil fue nuevamente centro de las miradas de los financistas. El real se devaluó 0,6 por ciento y llegó a 1,953 por dólar. Pero en el mercado paralelo cada dólar se pagó dos reales. El motivo de las presiones hay que buscarlo en que la Corte Suprema suprimió dos medidas del ajuste ideado por Fernando Henrique Cardoso y el gobierno aún no definió cómo recaudará los 1200 millones de dólares que en el año 2000 le iban a reportar esos impuestos. Incluso, en la city de San Pablo se rumoreó que podrían gravarse las remesas de lucros al exterior, lo que alteró aún más a los inversores. En ese clima, la Bolsa de San Pablo fue la que más perdió en la región: 1,2 por ciento.
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