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LAS PRIMERAS DISCUSIONES TRAS LOS RESULTADOS DE DE LA RUA Y GRACIELA Cómo hará la Alianza para subsistir En su primera reunión, de madrugada, los principales dirigentes aliancistas coincidieron en mantener la identidad de la coalición más allá de la derrota bonaerense. El destino de Fernández Meijide y el papel de Alvarez.
Por Martín Granovsky
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![]() Alvarez arrancó muy temprano declarando a Nelson Castro que él se inclinaría por que Graciela tenga un cargo ejecutivo, más que parlamentario, pero todavía no hablé con ella ni hablé con Fernando de la Rúa. En 1997 Fernández Meijide se enteró por declaraciones de Alvarez a Página/12 de que la propuesta del jefe del Frepaso era que la entonces senadora se presentara como candidata a diputada nacional por la provincia de Buenos Aires. Tras una molestia inicial, aceptó la idea que terminó consagrándola como la ejecutora de una derrota aplastante del Partido Justicialista en el distrito que históricamente representa al corazón territorial del peronismo. Versiones no confirmadas que circulaban entre los asesores de la fórmula ganadora aventuraban un puesto de ministra de Educación para Graciela. La sugerencia de esta mañana de Alvarez fue matizada por el propio De la Rúa. Graciela tiene una posición muy importante en la Alianza, pero no hemos hablado de otras posiciones o destinos, dijo en su primera conferencia de prensa del día, poco después de la una. El uso de la palabra destinos dio pie a una especulación más: que Fernández Meijide recibiera un destino diplomático en el exterior. La diputazda tiene mandato hasta el 2001. Si se quedara en la Cámara y aspirase a un puesto decisivo, sólo tendría dos disponibles, la presidencia de la Cámara baja o la presidencia del bloque de diputados. Para el primero ya se candidatearon el delarruista puro Rafael Pascual y el actual presidente del bloque de la UCR Federico Storani. Para el bloque de la Alianza el número puesto es, hasta el momento, el frepasista Darío Alessandro. El análisis de escenarios debería tener en cuenta otros elementos: u Si Graciela salta al Gabinete nacional se consolidaría la imagen pública del nuevo gobierno como una administración de la Alianza. De los cinco fundadores originales, habría por lo menos tres en el Ejecutivo: De la Rúa, Alvarez y Fernández Meijide. Otro de los cinco es un posible funcionario, Rodolfo Terragno. Sólo quedaría afuera Raúl Alfonsín. u A la vez, ser ministro es, técnicamente, actuar como empleado del presidente y estar supeditado a él. u Y, visto del lado de De la Rúa, tendría instalada entre los ministros una presencia muy fuerte y con gran peso público. u Un destino diplomático, comparado con lo que será la política argentina de los próximos meses, garantiza descanso. Tal vez demasiado descanso para Graciela. De todas maneras, el espíritu de la Alianza no se agota en el puesto de Graciela, dijo a Página/12 un asesor de confianza de De la Rúa. Ese fue el tema que discutieron esta madrugada en el piso 20 del Panamericano, subsede del Frepaso, varios dirigentes frepasistas y radicales. Este diario pudo reconstruir que participaron, además de De la Rúa, Alvarez y Graciela, Alberto Flamarique, Darío Alessandro, Darío Lopérfido, Aníbal Ibarra, Cecilia Felgueras, Inés Pertiné y Rodolfo Rodil. Fernández Meijide agradeció a De la Rúa lo que definió como generosidad por el apoyo del candidato presidencial en el último tramo de la campaña bonaerense, sobre todo después de los ataques de Carlos Ruckauf. Incluso agradeció la generosidad económica, por el aporte de fondos de la campaña nacional a la provincial. No personalizó las críticasdentro de la Alianza, sino que se lamentó del humor de buena parte de los electores que, dijo, votaron por derecha. Uno de los frepasistas relató que Flamarique, habitualmente frío en el análisis, necesitó unos momentos para descargar su irritación contra Ruckauf. Todos sellaron estas conclusiones comunes: u De la Rúa ayudará al Frepaso a que se desvanezca toda preocupación sobre su papel futuro. u La identidad de la Alianza debe seguir intacta como tal, como identidad de una coalición, más allá de las posiciones partidarias. u La articulación de radicales y frepasistas es necesaria para mantener el perfil de la Alianza y transmitir ese perfil al nuevo gobierno. Dirigentes radicales y frepasistas que hablaron esta mañana con pedido de reserva de identidad barajaron que, además, De la Rúa necesitará a Alvarez para crear otro canal de negociación con los peronistas, ampliar la base política del nuevo gobierno e incluso contrapesar en el balance al viejo aparato radical. Con los peronistas puede hablar Coti, o puede hablar Chacho, dijo uno de los consultados, que elegía la segunda posibilidad, es decir Alvarez en lugar de Enrique Nosiglia. Chacho será decisivo no sólo en el Gabinete nacional sino el Senado, para darle un tono al tipo de negociaciones con el Partido Justicialista, imaginó otro. Y un tercero concibió a un Alvarez reciclando, dijo, figuras desgajadas de otras fuerzas o personalidades independientes. Chacho podrá seguir siendo una buena puerta de entrada a la Alianza o al delarruismo, si usted quiere ponerlo de otra manera, que quizás de otro modo no ingresarían por el mismísimo De la Rúa, fue otra de las definiciones recogidas por Página/12. No se habló en la reunión del futuro concreto de Graciela. Poco a poco, el Frepaso fue saliendo de su amargura por los resultados en la provincia de Buenos Aires. Su lectura tenía en cuenta los votos recogidos por Ruckauf del cavallismo, la Unión de Centro Democrático y un Luis Patti licuado por la polarización, pero incorporaba otra dimensión más: entre los bonaerenses Duhalde hizo la mejor elección presidencial de toda la Argentina. En otras palabras, ni Graciela ni De la Rúa, cada uno por su cuenta, pudieron contrarrestar la doble pinza del buen resultado de Ruckauf y del buen desempeño provincial de Duhalde, sin duda superior a una marca nacional que sólo pareció reunir el voto peronista cautivo. Así comenzó el día después. Un día que se extenderá no sólo al 10 de diciembre, fecha de la asunción del nuevo gobierno, sino a la elección del jefe de gobierno en el 2000 y la renovación parlamentaria del 2001, que ya suena como la odisea del espacio. Del espacio de la Alianza.
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