Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira

 

El modo de hacer política

Por Washington Uranga

Tanto el triunfo de Fernando de la Rúa a nivel nacional, como el de Carlos Ruckauf en la provincia de Buenos Aires, ponen de relieve una vez más la tendencia hacia la personalización de la política que se viene verificando tanto en la Argentina como en el mundo. El nuevo presidente y el gobernador electo de la provincia de Buenos Aires llegaron a la victoria imponiendo sus figuras por encima de las propias estructuras partidarias. Personalización puede leerse también como despolitización, si se entiende por construcción política la generación de una propuesta con amplia participación de las estructuras partidarias a partir de consensos generados socialmente.
“Cambio” fue la palabra más utilizada durante la campaña electoral. Sin embargo, la solicitud de cambio expresada en los resultados electorales habla quizá más de modificaciones en el estilo de gestión y en las conductas de los gobernantes que en los temas de fondo. Ni Fernando de la Rúa ni la Alianza prometieron grandes cambios en las cuestiones fundamentales y Carlos Ruckauf anunció más de lo mismo respecto de lo que venía haciendo Duhalde en la provincia de Buenos Aires. En consecuencia, el proclamado cambio, en cualquiera de los casos, expresará con nuevos y diferentes estilos la continuidad de una política de signo conservador para la administración de los asuntos públicos.
Falta resolver una cuestión fundamental sobre el modo de hacer política en la Argentina. El trauma de la dictadura va quedando atrás, aunque todavía sean evidentes las secuelas. Ya no se vota con el temor a un golpe militar y eso permite a los votantes hacer opciones, cortes de boletas y cruces que en otras circunstancias hubieran resultado impensados. Pero sigue pendiente la construcción de nuevas formas de participación a partir de la organización social. El resultado electoral exigirá de concertaciones y negociaciones entre los políticos. Probablemente también el reconocimiento de un mayor pluralismo. Pero todo esto será poco productivo, social y políticamente, si en el nuevo espacio de cohabitación o gobernabilidad –como mejor se lo prefiera llamar– no hay un lugar importante para las organizaciones sociales vinculadas con demandas primarias de la población, con sus necesidades básicas y con su calidad de vida. Porque allí, en medio de las urgencias y de las dificultades, se abona un nuevo modo de hacer política que los dirigentes siguen ignorando.

 

 

PRINCIPAL