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OPINION

Frankenstein y la momia
Por Eugenio Raúl Zaffaroni *

La peor ineficiencia
Por Alberto Binder *

No entiendo el nombramiento de Aldo Rico como ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires. Y tampoco entiendo lo que está queriendo hacer Ruckauf: pone de ministro a la momia, con vendas y todo, y después muestra a Frankestein como asesor. No sé si es sólo discurso o si está buscando escándalo para después echarse atrás. El gobernador electo de la provincia de Buenos Aires es el único que puede contestar eso. Tal vez busca ser el Haider argentino (Joerg Haider, dirigente ultraderechista austríaco que elogió en público las políticas de Adolf Hitler y fundador del partido FPOe que, en las últimas elecciones de Austria, se convirtió en la segunda fuerza política). Sin embargo, el Partido Justicialista se caracterizó siempre por ser un partido con vocación de poder; la ultraderecha –por el contrario– siempre tuvo un techo electoral. Por eso el discurso de extrema derecha de Ruckauf, que hasta lo superó a Patti, está vacío de contenido. Si se concreta la designación de Rico, no tendría ninguna viabilidad por la conflictividad del personaje elegido por Ruckauf para la seguridad de la provincia de Buenos Aires. Además, la Alianza en la provincia va a estar atenta porque esta situación puede ser una amenaza para el sistema democrático, habrá que manejar las mayorías en ambas cámaras para controlar las políticas de seguridad del gobierno provincial.

* Legislador del Frepaso y penalista.
La designación de Aldo Rico como ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires es el punto más bajo de la apelación a la ineficacia y a las políticas simbólicas. Tanto Rico como Patti son ejemplos paradigmáticos de malos policías y malos militares. Son ejemplos de baja eficiencia. Lo más grave es la insistencia de la dirigencia en desarrollar políticas simbólicas y no afrontar el problema. Las políticas simbólicas son aquellas que no aceptan la necesidad de una reforma estructural en el sistema de seguridad y judicial.
Hoy se vuelve a vislumbrar un retorno a la “edad de oro”, a la época en que los dirigentes podían hacer arreglos con la Bonaerense: a cambio de darle a la policía total autonomía, ésta aseguraba un control territorial y una cierta sensación de baja delincuencia.
El nombramiento de Rico es también una provocación y esconde la posibilidad de enterrar a la Reforma Policial iniciada por Lugones y continuada por Arslanian. Esa misma reforma que se llevó a una cuestión electoral cuando Ruckauf no dudó en tirar abajo a Arslanian. Volverán así las viejas prácticas de la policía. Si lo de Ruckauf sólo fue una treta electoral, es también negativo. De esta manera los dirigentes siguen mezclando las políticas de Estado con la demagogia.

* Director del Inecip (Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales).

 

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