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Los colorados quieren que los blancos voten rosado en Uruguay

Los partidos Colorado y Blanco se reuniránhoy en el camino hacia un acuerdo electoralpara el ballottage del 28 de noviembre.

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Jorge Batlle, candidato colorado al ballottage.
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Luis Lacalle, líder del buscado Partido Blanco.

t.gif (862 bytes)  En Uruguay todos corren a la caza de los votos blancos para el ballottage del 28 de noviembre. Hoy se reunirán representantes del Partido Colorado y del Partido Nacional (blanco) en el marco del acuerdo electoral por el cual la dirigencia blanca ordenaría votar por el candidato colorado Jorge Batlle. El líder de los blancos y candidato en la primera vuelta, Luis Alberto Lacalle, declaró ayer que no hubo contactos con Encuentro Progresista-Frente Amplio, que el domingo ganó con 39 por ciento de los votos la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Pero la coalición izquierdista, cuyo candidato Tabaré Vázquez enfrentará a Batlle, acelera las gestiones en varios frentes. Designó a quienes negociarán para lograr más votos blancos. Y un equipo viajará mañana a Washington para entrevistarse con funcionarios del Departamento de Estado y con el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el uruguayo Enrique Iglesias.Blancos y colorados, archienemigos durante 163 años y actualmente juntos en el gobierno, se reunirán en la sede del Partido Nacional. La primera reunión informal, entre Batlle y Lacalle, se había realizado el martes, pero hoy se tratarán aspectos más concretos para alcanzar un acuerdo programático: el empleo, el sector agropecuario, el Poder Judicial, la descentralización y la educación. De todos modos, Lacalle quiere que sea la Dirección Nacional de su partido la que decida sobre este acuerdo electoral. El martes pasado, el candidato blanco le había pedido a Batlle que elevara por escrito al Partido Blanco el pedido de un acuerdo. Lacalle pretende que los blancos tengan una decisión única sobre el camino a seguir. El sector blanco de la Alianza Nacional, liderado por Juan Andrés Ramírez, parece que no quiere obedecer órdenes del partido. El mismo Ramírez se negó a hacer campaña por Lacalle y el mismo domingo reapareció en la escena política. Un dirigente de la Alianza Nacional, que pidió el anonimato, afirmó ayer que “la decisión de voto la van a tomar los ciudadanos” y expresó su temor de que en el interior del país haya “se pase por arriba a la autoridad partidaria”.Por su parte, la coalición Encuentro Progresista-Frente Amplio sabe que el apoyo de Lacalle a Batlle es casi un hecho y eligió el equipo más “negociador” para arrancar algunos de esos votos blancos que serán determinantes en el ballottage: el fundador y líder histórico del Frente Amplio, general retirado Líber Seregni, el actual intendente de Montevideo, Mariano Arana, y el candidato a la vicepresidencia Rodolfo Nin Novoa. Seregni es conocido por su espíritu de tolerancia y fue una figura clave en las negociaciones que tuvieron lugar en 1984 entre la dirigencia política civil y la dictadura militar para permitir la reinstauración de la vida democrática en el país. Arana cuenta con el 65 por ciento de aprobación en su gestión en la capital uruguaya y Nin Novoa perteneció al Partido Nacional. La coalición de izquierda también eligió cuidadosamente a sus enviados al exterior. Sus representantes serán el senador reelecto Danilo Astori, contador y la figura más moderada de la izquierda en materia económica, y Walter Cancela, ex consultor de varios organismos regionales y economista perteneciente a la Democracia Cristiana, integrante de la coalición. Astori y Cancela están entre los nombres que suenan para ministro de Economía y presidente del Banco Central, respectivamente, en caso de que Vázquez acceda a la presidencia uruguaya. De esta manera, la izquierda intenta anticiparse a uno de los blancos preferidos de ataque de la campaña colorada: las contradicciones del Frente en las propuestas económicas y la audacia de las propuestas económicas de algunos de sus integrantes. Todo indica que la campaña que viene, entonces, será un canto a la moderación. Ninguno de los dos candidatos, sobre todo Vázquez, quiere asustar a los votantes y, a la vez, ambos deberán asegurarse un mínimo de votos blancos.

 

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