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LA BANDA DE VALOR EN PLENO SE DECLARO INOCENTE
"Yo sé que no soy peligroso"

Lo hicieron a su modo: uno juró por sus ocho hijos y casi no recuerda el nombre del último. Otro se reconoció ladrón, pero no asesino. Fue el último alegato antes del fallo del viernes.

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Por Carlos Rodríguez
t.gif (862 bytes)  De pie, ante el tribunal que el viernes decidirá la suerte de cada uno, los nueve acusados de integrar la "superbanda" de Luis "El Gordo" Valor negaron haber participado del intento de robo ocurrido el 19 de setiembre de 1994 por el que son juzgados. Mientras Valor acusó al comisario Mario "Chorizo" Rodríguez por haberlo convertido "en una persona muy peligrosa, aunque yo sé que no lo soy", Hugo "La Garza" Sosa apeló al giro poético para impactar a la audiencia: "Vengo del infierno, sin pactar con el Diablo, para pedirle a Dios que ilumine a los jueces" a la hora del fallo. Rodolfo Cardozo juró por sus ocho hijos --le costó recordar el nombre del último-- que no tuvo "nada que ver" en el hecho. "Se ha probado mi inocencia", clamó luego el imputado Daniel Hidalgo, mientras que Juan Monzón desacreditó la investigación policial: "Cuando me detuvieron fui torturado en presencia de mi hijo". La mayoría admitió su pasado delictivo, menos Claudio Chávez, quien enarboló su falta de antecedentes: "Muchos dijeron que no lo eran, pero yo sí soy un niño de pecho".

El alegato final de los acusados sobrepasó los límites del Código Procesal cuando La Garza, a los gritos, siguió dándole material al periodismo. "¡No tenemos nada que ver! ¡Vayan a preguntarle al comisario Rodríguez!", alcanzó a decir antes de que se lo llevaran los 30 guardias asignados a la custodia de los detenidos. A la mamá de Claudio Gutiérrez, en medio de una crisis, se le escuchó decir: "Mi hijo es inocente". La mujer se dejó caer sobre uno de los asientos mientras resumía su presente afirmando que está "muy enferma y muy sola". La asistieron, con un vaso de agua y palmadas en el hombro, los mismos guardias penitenciarios que se habían llevado esposado a su hijo.

Emilio Nielsen, otro imputado, dijo que el juicio sirvió para establecer que "hay dos bandas: una que está afuera, en libertad, y otra integrada por el señor Chorizo Rodríguez, que es la más peligrosa de todas". Dejó en evidencia que leyó el libro La Bonaerense cuando, citando párrafos textuales, vinculó a Rodríguez con la desaparición de Andrés Núñez y con la agresión al periodista Hernán López Echagüe.

"No soy lo que mis padres querían", admitió Nielsen, pero insistió en que "fue Rodríguez el que 'armó' esta superbanda". Dirigiéndose al camarista Martín Moreno, y aludiendo a un contrato de alquiler citado como prueba en su contra, Nielsen aventuró: "Señor presidente, si usted me alquilaba una pieza hoy podría estar sentado al lado mío".

Los testimonios que más golpearon a defensores y familiares de los presos fueron los que brindaron Claudio Chávez y Claudio Gutiérrez. El primero recordó a su padre, ya fallecido, a quien solía visitar de niño en distintas cárceles del país en las que estuvo preso. "Yo me considero un chico de pecho, fui criado por mi vieja, la pasamos mal y nunca me gustó lo que había hecho mi viejo". Aseguró que nunca fue delincuente: "No me gusta, era feliz trabajando 14 horas por día".

Claudio Gutiérrez sostuvo que los 22 años y seis meses que pidió para él la Fiscalía significan "la pena de muerte, porque jamás estuve en el hecho y porque estoy enfermo de sida por una mala jugada de la vida". Valor abrió la rueda acusando, otra vez, al comisario Rodríguez. La Policía Bonaerense, dijo, le adjudica "18 delitos" diferentes, por los cuales --en su mayoría-- todavía no ha sido juzgado. El defensor de Valor, Roberto Babington, aseguró a Página/12 que "en la mitad de esas causas no hay acusación concreta y mi representado será absuelto".

Con su lenguaje carcelario, pleno de guiños hacia el público adicto, La Garza Sosa arrancó diciendo que le pedía "a Dios" que ilumine a los jueces "para que pueda saberse toda la verdad, porque vengo del infierno, aunque no pacté con el Diablo", en lo que pareció una alusión al "Chorizo" Rodríguez. Tropezó sólo cuando dijo "boda" en lugar de "aniversario" de la muerte del sargento Claudio Calabrese, quien murió en el intento de robo. "Cuando llegue ese día no quiero que su familia piense que yo estuve en el lugar", deseó. "Soy ladrón, pero nunca asesino", gritó más tarde, cuando lo sacaban de la sala. Para concluir insistió: "Señores jueces, en esta película yo no estuve". La sentencia se conocerá el próximo viernes.

 

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