Por Mariana Carbajal
Orfebres
marroquíes viajarán especialmente a Buenos Aires para esculpir versos del Corán en sus
paredes. Alfombras multicolores, bien mullidas, tejidas en algún país árabe, tapizarán
su sala de oración en la que un millar de fieles podrá rezar mirando en dirección a La
Meca. Estos serán algunos detalles de la gigantesca mezquita, que se construye a todo
vapor en el barrio de Palermo y que se convertirá en el templo islámico más grande de
América latina. Entre los deseos más íntimos del presidente Carlos Menem figura poder
inaugurarla antes del 10 de diciembre, cuando concluye su mandato. Sin embargo, la fecha
de finalización de la obra, que se inició con una polémica donación del jefe de
Estado, sigue siendo un misterio. Mientras en la embajada de Arabia Saudita guardan
estricto silencio sobre esta cuestión, y fuentes cercanas al estudio de arquitectura
advierten que faltarían cuatro meses, los obreros que trabajan sin pausa en el predio de
la avenida Bullrich y Libertador aseguran por lo bajo que el día elegido es el 24 de
noviembre. Una posibilidad es que el templo quede terminado antes de
fin de año para permitir a Menem, motor del proyecto, cumplir con su anhelo, y que el
resto de las obras del complejo cultural sigan su curso y finalicen entre febrero y marzo.
El silencio en torno al eventual acto podría responder a cuestiones de seguridad.
"Tenemos miedo de que se produzca algún atentado", confió a
Página/12 un operario que trabaja en el lugar desde el inicio de la obra, en
diciembre último. "Menem vino a inaugurar la obra y vendrá cuando esté
terminada", agregó el mismo oficial especializado, con absoluta convicción. Varios
obreros coincidieron con él: todos repitieron que el evento estaría previsto para el
último miércoles de noviembre. Con esta versión encajaría el apuro por concluir la
vereda que rodea la entrada al templo, sobre la avenida Bullrich.
No obstante, fuentes cercanas al estudio del prestigioso arquitecto
Mario Roberto Alvarez, a cargo de la dirección del proyecto diseñado por una de las
mejores consultoras del mundo musulmán, con sede en Arabia Saudita, aseguran que cierto
retrasos en las obras impedirían que el templo pueda estrenarse en menos de un mes.
Por lo pronto, alrededor de 300 operarios
distribuidos en los 33.726 metros cuadrados del predio aceleran sus tareas. Por estos
días, la jornada laboral comienza a las 7 y recién concluye a las 22. El complejo, que
ocupará una superficie cubierta de 20 mil metros cuadrados, incluirá, además de la
mezquita, un centro cultural, salas de arte, una biblioteca y una confitería, que
estarán abiertos al público en general. Se completará con cuatro edificios escolares
--dos para varones y dos para mujeres--, dormitorios para los alumnos del interior del
país, playas de estacionamiento subterráneo para 91 vehículos y dos torres, llamadas
minaretes, propias de la arquitectura islámica.
La construcción, sin dudas, cambiará la fisonomía de una de las
zonas más caras de la ciudad (ver aparte). Según informó la embajada de Arabia Saudita,
el conjunto de edificios estará rodeado de espacios verdes: una cancha de fútbol con
pista de atletismo alrededor y un parque diseñado con senderos y especies de árboles
originarias de los países árabes y de aquellos donde han tenido fundamental influencia.
El costo total de la obra será de más de 14 millones de dólares, financiado por la
embajada y el rey Fahd.
Buenos Aires ya tiene otras mezquitas. La más conocida es la de la
calle Alberti al 1500, en el barrio de San Cristóbal. No obstante, la colectividad
musulmana espera con ansiedad la inauguración del complejo de Palermo. Se estima que
cerca de 250 personas acudirán al flamante templo en cada uno de los rezos del día, que
son cinco: al alba, al mediodía, a las 17, a las 19 y a la noche. Los viernes, el día
sagrado para los musulmanes, podrán llegar a reunirse mil personas.
Se calcula que en la Argentina viven cerca de un millón de practicantes del credo
islámico, provenientes no sólo de Arabia Saudita sino también de otros países como
Turquía, Malasia o Pakistán.
Terrenos
"innecesarios"
La mezquita de Palermo ubica al presidente
Carlos Menem y a su sucesor, Fernando de la Rúa, una vez más en las antípodas. Mientras
el actual mandatario realizó la polémica donación de las tres hectáreas --valuadas en
unos 20 millones de pesos--, De la Rúa fue el único senador que votó en contra del
obsequio a la embajada de Arabia Saudita.
En rigor, tanto la UCR como el Frepaso --en
aquel momento, muy lejos de ser socios políticos-- coincidieron en 1995 en rechazar el
regalo del presidente Menem tanto en el Congreso como en el ex Concejo Deliberante
porteño, por considerar que el mandatario estaba apropiándose de terrenos de la ciudad
para cumplir con una promesa personal. Incluso el abogado constitucionalista Jorge
Vanossi, cercano al radicalismo, objetó severamente la decisión presidencial.
El jefe de Estado impulsó la donación del
valioso predio, luego de prometerle personalmente al propio rey Fahd un lugar para una
mezquita, durante una visita a Arabia Saudita en mayo de 1992. Para concretar el regalo,
tres meses después, el entonces intendente Carlos Grosso declaró a esos terrenos
"innecesarios para la acción de gobierno", como condición para cederlos
gratuitamente. La donación finalmente se llevó a cabo con una ley del Congreso votada
por el justicialismo y un posterior decreto reglamentario firmado por el mismo Menem. |
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