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EL BANCO MUNDIAL LE DARA A DE LA RUA UN INFORME DEL SALDO SOCIAL DEL MENEMISMO
El déficit no es tan sólo fiscal

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El 29% de los argentinos es pobre. En tanto el 7% es indigente, es decir que no pueden cubrir una dieta mínima en calorías.

Antes de asumir el 10 de diciembre, Fernando de la Rúa recibirá del Banco Mundial un informe que, por primera vez, realiza una estimación de la pobreza en Argentina a nivel nacional. En ese trabajo se precisa que, si no hubiera empeorado la distribución del ingreso desde 1994 a la fecha, habría 1,5 menos de pobres. Menem no sólo deja cuentas públicas desequilibradas.


Por Cledis Candelaresi
t.gif (862 bytes)  Días antes de asumir la presidencia, Fernando de la Rúa recibirá el primer estudio que mide la pobreza en todo el país, realizado por el Banco Mundial. El informe al que accedió Página/12 precisa que el 29 por ciento de los argentinos es pobre. En tanto el 7 por ciento es indigente, es decir que no pueden, siquiera, cubrir una dieta mínima en calorías. La propia entidad internacional encargada de dibujar el mapa de carencias de la Argentina revela que, si desde 1994 la distribución de la riqueza no hubiera empeorado en detrimento de los más necesitados, habría alrededor de un millón y medio menos de pobres. El análisis sobre lo que ocurrió en la década de gestión menemista estará formalmente concluido a fin de mes y será remitido, simultáneamente, a las autoridades salientes y electas. Para las primeras, es el saldo de su política. Para las segundas, uno de sus principales desafíos.

Los técnicos del Banco Mundial, comandados por el economista Haeduck Lee, utilizan como parámetro para diferenciar ricos y pobres la denominada "línea de pobreza". Debajo de ella se ubican los adultos cuyos ingresos no alcanzan para cubrir los 160 pesos mensuales que cuesta una canasta mínima de bienes, incluidos los servicios elementales, además de la comida. En tanto que quienes no dispongan de los 70 pesos necesarios para comprar los alimentos que cubren las calorías indispensables adquieren el rango de indigentes.

Tomando como base las últimas estimaciones del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos sobre población, el trabajo bancomundialista precisa que en Argentina existen casi 11 millones de personas que viven en la pobreza; y 2,6 millones que son indigentes, al no lograr siquiera alimentarse con una dieta mínima en calorías.

Hasta el momento, los índices de pobreza fueron calculados por la secretaría de Programación Económica en base a datos del INdEC, pero sólo referidos a Capital y el Gran Buenos Aires. La gran novedad que introduce el trabajo titulado "Pobreza en la Argentina" es que la medición se realizó sobre veintiocho centros urbanos de todo el país, donde se concentra más del 70 por ciento de la población total.

El relevamiento estadístico que realizó el organismo multilateral desde el norte al sur también incluye un análisis retrospectivo de lo que ocurría a principios de la década con la pobreza y cómo evolucionó la distribución de la riqueza:

* En 1989/90, durante la hiperinflación, los argentinos ubicados bajo la línea de pobreza representaban el 40 por ciento de la población total, proporción que bajó a la mitad en 1994. Pero dos años después, efecto tequila mediante, ya había trepado al 29 por ciento actual.

* A partir de 1994 la distribución del ingreso empeoró: el 20 por ciento más rico de la población pasó de ganar 11 veces más que el 20 por ciento más pobres, a capturar 14,7 veces más riqueza que ellos.

Pero quizás, lo más impactante es la conclusión que plasmó el Banco Mundial en el trabajo. "Si se hubiera mantenido la misma relación distributiva que en 1994, la proporción de pobres bajaría del 29 al 25 por ciento", explicó Lee a este diario. El relevamiento incluye otros datos que ilustran aquella diferencia entre los más y menos favorecidos, todos golpeados por la recesión que causó la crisis de México y las sucesivas.

* Entre 1992, "plena estabilización", y 1995, "después del tequila", los ingresos de la clase más baja cayeron un 20 por ciento; los de la clase media un 15, mientras que los ricos perdieron sólo un 5 por ciento.

"Seguro que hay un complejo de razones para entender que la brecha entre ricos y pobres sea cada vez más grande. Pero una de las explicaciones es la diferencia cada vez mayor entre los empleos calificados y los que no lo son", evaluó el responsable del trabajo.

Desde 1992 a 1998 el ingreso promedio per cápita se mantuvo en 300 pesos. Pero mientras la remuneración neta de los profesionales o trabajadores más calificados aumentó entre un 15 y un 20 por ciento, la de quienes no poseen calificación se derrumbó en la misma proporción. "Los que tienen un mejor nivel de educación poseen más posibilidades de salir de la pobreza, mientras que los menos calificados tienen muchas menos chances", opinó el especialista del Banco Mundial.

El informe es un valioso instrumento estadístico para que la Alianza perfeccione el diseño de su política social. Según se conoce hasta ahora, el plan del futuro gobierno tiene como ejes otorgar un subsidio de 70 pesos per cápita para algunos jefes de hogar desocupados y una subvención, también dineraria, a los empleadores de jóvenes.

Lo que aún no está claro es cómo se compadecerá esta política asistencial con la necesidad de instrumentar en las cuentas públicas un ajuste tan severo como el que advirtió el futuro ministro de Economía, José Luis Machinea. Ni qué hará De la Rúa para favorecer una distribución más equitativa de la riqueza, de modo tal que diminuya la cantidad de pobres.

CLAVES

* Dentro de pocos días el Banco Mundial le entregará a Fernando de la Rúa un informe que resume el saldo social del menemismo.
* La pobreza alcanza al 29 por ciento de la población. En tanto, la indigencia, al 7 por ciento.
* El trabajo del Banco, el primero que mide la pobreza a nivel nacional, precisa que en Argentina existen casi 11 millones de personas que viven en la pobreza y 2,6 millones que son indigentes.
* Haeduck Lee, el economista responsable de ese informe, afirmó a Página/12 que, si la distribución de la riqueza no hubiera empeorado desde 1994, en la actualidad habría 1,5 millones de pobres menos.
* Ese técnico aconseja extender a más trabajadores el pago de Ganancias e insiste con la necesidad de más flexibilización laboral para disminuir la pobreza.
* Por otra parte, un informe de INdEC revela que en el grupo de entre 10 y 14 años la cantidad de chicos que trabajan pasó de 10.587, en mayo, a 14.681, en agosto.
* El próximo gobierno no recibirá, entonces, solamente una situación fiscal muy complicada. También un dramático cuadro de pobreza, marginación e indigencia.

AUMENTÓ LA CANTIDAD DE CHICOS QUE TRABAJAN
En la escuela de la pobreza

 

t.gif (862 bytes) La cantidad de chicos de entre 10 y 14 años que trabajan en la Capital y el Gran Buenos Aires creció el 38,6 por ciento entre mayo y agosto de este año, revelan datos de la última Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). En el informe se indica que en el grupo de entre 10 y 14 años la cantidad de chicos que trabajan pasó de 10.587, en mayo, a 14.681, en agosto, con un crecimiento neto de 4094.

La encuesta sostuvo que también creció la presión sobre el mercado laboral de los niños, ya que para ese segmento la Población Económicamente Activa (PEA) habría subido el 24,2 por ciento. Mientras que en mayo la cantidad de chicos de hasta 14 años que estaban ocupados o que buscaban trabajo era de 14.301, en agosto la cifra trepó a 18.876. La única mejora que marcó la última EPH se refirió al segmento de chicos de hasta 9 años, en el cual en mayo había 1847 niños ocupados. Sin embargo, esa variación quedó neutralizada por el incremento de la PEA en el grupo de 10 a 14. La estadística indicó que en ese último grupo el Indec registró en agosto un desempleo del 22,2 por ciento, con una disminución de un punto sobre el 23,2 por ciento de mayo de este año.

En el desagregado de conglomerados urbanos, el Gran Buenos Aires concentró las cifras más alarmantes, ya que para ese grupo posee una PEA de 18.114 chicos, con 13.801 ocupados y 4312 desempleados. De esa forma, la tasa de desempleo infantil sólo para los partidos del conurbano se elevó al 23,8 por ciento, levemente superior al promedio con la ciudad de Buenos Aires. En cambio, en la Capital Federal se registró una PEA de 1303 niños, los cuales estarían todos ocupados, situación que marcó la inexistencia de cifras de desempleo.

Dado lo estrecho de las números sobre el universo de los niños de la región, cuya población total alcanza a 3,1 millones de chicos de hasta 14 años, los datos del Indec están sujetos a errores estadísticos. No obstante, la EPH reflejó en cierta medida un fenómeno que se da en la Argentina en el marco de la actual crisis económica y la falta de trabajo para los jefes de familia.

En el conurbano bonaerense, el 6,4 por ciento de la población vive en condiciones de extrema pobreza, lo que equivale a unas 600 mil personas. En los partidos que integran el Gran Buenos Aires, la última EPH de agosto reveló una tasa de desempleo del 17,6 por ciento.


"Hay que cobrar más el impuesto a las Ganancias

El técnico del Banco Mundial aconseja extender a más trabajadores el pago de Ganancias y duda de la conveniencia de generalizar el IVA. Insiste con la necesidad de más flexibilización laboral para disminuir la pobreza.

Por C.C.
t.gif (862 bytes) Haeduck Lee, técnico del Banco Mundial responsable del estudio sobre pobreza en lana02fo01.jpg (6179 bytes) Argentina, acaba de participar en Buenos Aires de un taller para perfeccionar las estadísticas sociales (Mecovi) que está desarrollando el INdEC, con 2,5 millones de pesos donados por ese organismo, el BID y la Cepal. En diálogo con Página/12, el economista recomendó achicar la brecha entre ricos y pobres aplicando más flexibilización laboral. Avala la extensión de Ganancias a salarios más bajos, pero no cree que haya que buscar fondos extendiendo el IVA a otras actividades.

--¿A qué atribuye la ampliación de la brecha entre ricos y pobres?

--Creo que es un fenómeno muy complejo, que no tiene una explicación única. Desde 1980 Argentina aplicó una política de apertura económica y atracción de capitales. También privatizó muchas empresas que empleaban trabajadores con baja productividad, que quedaron liberadas en un mercado de competencia. Los inversores extranjeros usualmente buscan trabajadores más calificados, y los ex empleados estatales no podían responder a esa exigencia. Esto es sólo una parte de la ecuación. La otra es que, si hubiera más flexibilización de salarios, el mercado de trabajo funcionaría mejor y esa gente se podría reubicar.

--¿Usted cree que el problema del ingreso se soluciona con más flexibilización laboral?

--No es una garantía. Es una condición necesaria pero no suficiente.

--¿Qué más hace falta?

--La clave es reducir el costo del trabajo. Hay muchos regímenes con inflexibilidad para despedir o cambiar de funciones a un trabajador. Los empresarios temen tener que conservar empleados que no contribuyen a su empresa.

--Sin embargo, en Argentina hay una alta proporción de trabajadores en negro, flexibilizados de hecho.

--Es cierto. Hay un 40 por ciento de trabajadores en el sector informal, que hacen de contrapeso al sector no flexibilizado. Por eso yo digo que la flexibilización es un factor importante, aunque no la solución única.

--¿Cree que para disminuir la desigualdad serviría aumentar la presión tributaria sobre los sectores con más capacidad para contribuir, por ejemplo, cobrando más impuesto a las Ganancias?

--Lo que pasa es que el aumento de impuestos tiene el efecto de desanimar la creación de trabajo. Hay que balancear esto. Pero diría que sí se podrían eliminar exenciones cobrando Ganancias sobre los sueldos que hoy no pagan.

--¿Y qué pasa si se extienden a actividades hoy exentas de los impuestos al consumo como el IVA?

--El IVA es fácil de recaudar y de administrar. Ya está el sistema en marcha y, por lo tanto, extenderlo es sencillo. Pero tiene la desventaja de ser un impuesto regresivo, dañino para los pobres. Además, la alícuota en la Argentina (21 por ciento) es bastante alta.

--¿Ustedes estimaron la incidencia del costo de los servicios públicos en la economía de los más pobres?

--Hicimos un análisis sobre el tema y concluimos que, antes de privatizar, las tarifas eran más bajas, pero la cobertura del servicio, menor: muchos lugares no tenían teléfono o agua, por ejemplo. Pero las empresas invirtieron para ampliar esa cobertura y la calidad del servicio es mejor. Desde el punto de vista del bienestar general, hubo una mejora. Aun los hogares con menos recursos están dispuestos a pagar por un servicio mejor.

--El futuro gobierno está dispuesto a subsidiar a los jefes de hogares que estén bajo la línea de pobreza entregándoles efectivo. ¿Cree que es un paliativo?

--En Argentina hay muchos programas sociales que son eficaces y que tienen sus propios objetivos. Como el Plan Trabajar, que tiene como meta aliviar el problema del desempleo temporario. O el Asoma, que sirve para auxiliar a la tercera edad. También es cierto que algunos se superponen y otros son ineficientes. En estos casos, los recursos sí podrían utilizarse para asistir en efectivo a las familias pobres.

--Hay funcionarios argentinos y estudios del BID que plantean que el gasto social en Argentina es relativamente alto en relación con otros países de América latina pero que, en gran medida, se desaprovecha, y es absorbido por la estructura burocrática. ¿Cree que es así?

--Creo que no puede generalizarse. Hay, incluso, algunos programas como el Siempro --financiado por el Banco Mundial-- que sirven para mejorar las estadísticas sociales. Y eso también es gasto social eficaz, porque las políticas después se diseñan sobre información más realista.

--Los últimos documentos del Banco Mundial y del BID recomiendan ahora a los países de América solucionar sus problemas de ingreso, como hace una década les aconsejaban abrir la economía. ¿Qué opina de ese cambio de criterio?

--No creo que haya ningún cambio de fondo. El enfoque siempre es el mismo. El Banco Mundial aconsejó cómo hay que crecer, porque el crecimiento es una herramienta para reducir la pobreza.

--Sin embargo, muchos países de la región, incluida Argentina, crecieron y su pobreza aumentó.

--Es que lo que hay que determinar es qué tipo de crecimiento es mejor para que la mayor parte de la población se beneficie.

 

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