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La felicidad y los avances de la ciencia, según pasan los años

Gilles Lipovetsky plantea estos temas en el  ciclo "Abadi.com", que se verá hoy por Canal   á. Y de paso polemiza con su colega Javier Sadaba

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Por Verónica Abdala
t.gif (862 bytes)  En uno de sus libros, El crepúsculo del deber, publicado en 1994, el filósofo francés Gilles Lipovetsky escribió: "La era de la felicidad narcisista no es la del todo está permitido sino la de la moral sin obligación ni sanción". Se refería, claro, a la época actual, caracterizada, a su juicio, por una serie de variables --el consumismo, el hedonismo, el individualismo, el derrumbamiento de los valores absolutos y las grandes morales heroicas, el escepticismo, el aligeramiento de las tradiciones, etc.-- que se han constituido en su objeto preferido de estudio. Estaba hablando de la era a la que él mismo definió alguna vez como "la cultura higiénica, deportiva, estética y dietética". Su próximo libro estará dedicado exclusivamente a profundizar el análisis de la felicidad, tal como es entendida en el fin de milenio. Lipovetsky hace su anuncio en el marco de la emisión de hoy del ciclo "Abadi.com", conducido por José Abadi, que se verá a las 8.30, 12.30 y 21.30 por Canal á.

En el programa, el filósofo más leído de la Europa occidental da algunas claves para abordar el tema y se presta al diálogo con otro colega, el español Javier Sadaba. A lo largo de los 25 minutos que dura la emisión, ambos discurren sobre este tema y sobre otro que preocupa cada vez más a los pensadores contemporáneos: los desafíos que plantean los avances tecnocientíficos, en un mundo que a menudo parece llegar tarde a las controvertidas polémicas que su propia evolución genera.

"Lo que me planteo en mi próximo libro --afirma Lipovetsky al comienzo de la emisión-- es qué tipo de felicidad es posible en el mundo contemporáneo, cómo nos representamos la felicidad actualmente. Quienes vivimos en esta época, por ejemplo, asociamos frecuentemente amor, sexo y felicidad", explica. "Es difícil, para nosotros, imaginar la felicidad total presuponiendo una situación de frustración sexual cotidiana, por ejemplo. Los griegos, sin embargo, no hubieran pensado lo mismo. Para ellos, por el contrario, la felicidad tenía más que ver con la distancia frente al placer que con la pasión y el arrebato: la asociaban a la paz espiritual, a la tranquilidad, mientras que nosotros pensamos que es 'malo' no ser apasionado". Lo que Lipovetsky intentará demostrar en su obra, aún sin título, es que la relación con la felicidad es cultural y depende del entorno histórico.

Sadaba se opone, en este marco, a la idea de que resulte positivo plantear y discutir el tema de la felicidad. Sostiene que, lejos de ser una vía de acceso a ella, hacerlo es alejarse de la posibilidad de "vivirla", desde el punto de vista psíquico y perceptivo. "Todos perseguimos la felicidad, pero ella parece estar siempre a nuestras espaldas, escurriéndose", afirma.

En relación con el acuciante y creciente debate sobre el avance tecnocientífico, Lipovetsky dice: "Las escuelas heredadas de Heidegger se preguntan acerca del destino de la sociedad tecnocientífica, presuponiendo que en la actualidad están separadas la ciencia y la técnica. Esta postura supone que el hombre creó lo tecnocientífico y que ahora está dominado por su creación". Para él, esta visión es totalmente falsa. "Siempre hay posibilidades de tener una actitud crítica respecto de las cosas", argumenta. "La cuestión ahora es: ¿se podrán prohibir determinadas cosas? ¿Hay que prohibirlas, hay que poner límites? Personalmente, estoy convencido de que la idea de una tecnociencia librada a sí misma es un mito. Que las cosas no ocurren de esa manera: constantemente hay bifurcaciones posibles en la aventura científica".

Sadaba acuerda sólo parcialmente con lo expuesto por el francés. Para él, en la actualidad existe un desequilibrio entre el desarrollo científico y el desarrollo moral. "Desde el punto de vista moral --advierte-- estamos casi a un nivel paleolítico, mientras tanto la ciencia avanza como si no tuviera que rendirle cuentas a nadie. Lo que entiendo por filosofía es un constante preguntarse por la verdad y por la libertad. De manera que nuestro deber es recordar, a cada momento, que nuestra libertad depende de que podamos preservar nuestra capacidad de decisión. La ciencia será la mejor conquista del hombre en toda su historia, pero no debemos olvidar que está y estará siempre en nuestras manos, y que lo que hagamos con ella es nuestra responsabilidad."

 

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