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RUCKAUF IBA A TERMINAR CON LOS FONDOS RESERVADOS PERO DUPLICO LOS DE RICO
PLATA NEGRA QUE QUEDA EN CASA

En campaña había prometido acabar con los fondos secretos. En el presupuesto 2000 que envió a la Legislatura elimina el millón de pesos correspondiente a la Gobernación, pero aumenta a dos millones los del Ministerio de Seguridad.

Ruckauf se podó los gastos reservados de su área. Pero traspasó esa cifra a la cartera que ocupará su amigo carapintada Aldo Rico.

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Por Laura Vales

t.gif (862 bytes) “Hay que gastar mejor”, solía recomendar Carlos Ruckauf en los no tan lejanos días de la campaña electoral. Y metido en su traje de candidato, aconsejaba terminar con los fondos reservados. Como gobernador electo, Ruckauf podría vanagloriarse de haber cumplido su promesa: acaba de renunciar al millón de dólares que la Gobernación disponía para sus gastos secretos. Pero sólo para pasar esa suma a manos de Aldo Rico, su futuro ministro de Seguridad. Si todo sale de acuerdo con sus planes, el ex teniente coronel comenzará su gestión al frente de la Policía Bonaerense con el doble de fondos reservados de los que gozaba su antecesor. Es decir que en lugar de recibir una caja negra de un millón, podrá disponer de dos millones de dólares para gastos discrecionales.
El pase de prestidigitación puede rastrearse en el presupuesto para el 2000 que acaba de ingresar a la Legislatura bonaerense. La “ley de leyes” propuesta para el año entrante ha sido presentada por el PJ como un modelo de austeridad, justamente por la eliminación de los fondos secretos en el área de la Gobernación. El drástico recorte de gastos anunciado por Ruckauf incluye también la reducción de cien cargos políticos, la supresión de organismos públicos y la limitación de horas extras. En medio de tanto ajuste, Rico parece ser uno de los pocos beneficiados.
–¿Cuál es la necesidad de llevar al doble sus fondos reservados? –preguntó este diario a uno de los técnicos del Ministerio de Economía provincial.
–En general, ese dinero se usa para el tema de los buchones de la policía. Es para lo que llaman el fondo de los reptiles –fue la respuesta oficial.
–¿Piensan gastar un millón de dólares más para alimentar a los informantes?
–La autorización es para usar hasta dos millones, pero eso no implica que estén obligados a hacerlo.
Los fondos reservados son recursos que usa el Poder Ejecutivo para afrontar situaciones de emergencia, aquellas que no pueden ser contempladas rigurosamente en la ley de presupuesto o que, por cuestiones de Estado, se considera inconveniente difundir. Pero siempre estuvieron teñidos por la sospecha de ser derivados a campañas políticas o perderse directamente en el bolsillo de los funcionarios. Desde antes del 24 de octubre, el PJ y la Alianza cruzan dardos sobre el tema. Carlos “Chacho” Alvarez anticipó que pondría fin a las partidas negras del Senado nacional de convertirse en presidente del cuerpo, y el propio Ruckauf, que como titular de la Cámara alta administra esa partida, devolvió el golpe enunciando que había devuelto 600 mil pesos de los dos millones que le corresponden. Pero también dobló la apuesta: “Hay que eliminar algunos gastos como los de los Fondos reservados y todos los que sean improductivos en general”, dijo hace apenas una semana.
Ahora el favor a Rico promete trasladar el debate a la Legislatura bonaerense. Allí la Alianza controlará las dos cámaras a partir del 10 de diciembre y deberá aprobar el mentado presupuesto 2000 para la provincia propuesto por Ruckauf, incluido el aumento destinado al Ministerio de Seguridad. Los aliancistas se quejan de que los gastos reservados en esa área ya vienen incrementándose considerablemente en los últimos años. “Además, en poder de un autoritario como Rico, el punto adquiere una dosis de peligrosidad extra”, advirtió el senador Eduardo Sigal al anticipar que se opondrá a aprobarlo. Lo cierto es que el incremento no parece tener una justificación clara, ni siquiera para quienes manejaron la seguridad de la provincia durante la gestión de Luis Lugones y de León Arslanian. “Si funcionamos toda la vida con la mitad, no sé por qué tendría que dejar de ser así ahora”, atinó a responder un ex funcionario que ocupó un alto cargo en el ‘97, precisamente cuando la Bonaerense fue intervenida y lainterrupción temporaria del sistema de recaudación ilegal obligó a desembolsos imprevistos.
–¿Para qué se usaban entonces los gastos reservados?
–Para testigos protegidos a los que había que conseguirles algún tipo de alojamiento, o para alquilar autos o cubrir gastos en relación al caso Cabezas. Pero la cifra que manejan ahora me sorprende; cuando se disolvió a la Maldita Policía y se cortó la recaudación ilegal, uno de los problemas que nos plantearon los jefes de brigada fue, precisamente, cómo pagar a los buchones. En ese momento empezamos a buscar un método para blanquear y controlar el punto; consultamos, por ejemplo, cuánto necesitaban los comisarios para su red de informantes. La respuesta fue que con 10 mil pesos por mes se sentían Gardel.
Los datos oficiales del gobierno bonaerense indican, por otra parte, que hasta octubre pasado Seguridad gastó 865 mil dólares del millón de que dispone para gastos reservados. En el Ministerio de Economía argumentan todo lo contrario. “Al Ministerio no le alcanzó –insistieron allí–; y el desembolso, técnicamente, nos parece razonable.” El argumento central es que esos fondos deben derivarse a “imprescindibles” trabajos de inteligencia. Una tarea a la que, a juzgar por los números, la gestión de Rico promete dedicar el doble de los esfuerzos gastados hasta ahora.

 

Claves

ron2.gif (93 bytes)  Ruckauf quiere aumentar al doble los fondos reservados que manejará Aldo Rico.
ron2.gif (93 bytes)  Cumplió una de sus promesas de austeridad y eliminó la partida negra de un millón de dólares del área de la Gobernación.
ron2.gif (93 bytes)  Pero trasladó esa misma suma al presupuesto del Ministerio de Seguridad para el 2000.
ron2.gif (93 bytes)  La explicación oficial de los hombres de Economía es que el dinero es necesario para afrontar gastos de inteligencia.
ron2.gif (93 bytes)  El incremento debe ser aprobado por la Legislatura bonaerense, donde a partir del 10 de
diciembre la Alianza tendrá mayoría.


TAL PARA CUAL

Un comando con dos millones
Por Susana Viau

na03fo02.jpg (5842 bytes) Una década atrás, Aldo Rico regresaba a la vida civil. Por entonces, su grupo de apóstoles lo componían el ex mayor torturador Ernesto “El Nabo” Barreiro, el ex teniente coronel Arturo González Naya y los ex capitanes Martín Sánchez Zinny y Eduardo Morello. Ya en esos tiempos se insinuaba su intención de dedicarse a la política. La sospecha se confirmó y Rico fundó el Modín (Movimiento Dignidad Nacional). Pero el Modín iba a romperse por el abrupto apoyo del líder a la reelección de Eduardo Duhalde. Con ese quiebre, Aldo Rico perdió a algunos de sus viejos amigos. Después también iban a abandonar el barco Barreiro –excesivamente impresentable–; Sánchez Zinny (excomulgado a causa de su divorcio por Noemí Crocco, mujer de Rico y su mano derecha); Morello, enredado en extrañas historias de ventas de explosivos y armamentos, entre otras cosas. El “Ñato Rico” siempre había sido un bocazas y con sus exabruptos alimentaba la imagen de duro. “Estados Unidos regula el mercado (de la droga) controlando la oferta a través de la DEA. A la DEA hay que sacarla a patadas de la Argentina”, decía en aquellos no tan lejanos tiempos. Cuando se acantonó en San Miguel aprendió un nuevo ejercicio: mantener la lengua detrás de los dientes. Su discurso perdió filo, pero él mantuvo la imagen pública de hombre austero. Rico era un gasolero y quizás haya sido eso lo que lo decidió a realizar una incursión en plan familiar en el negocio de las naftas. Debutó en Cop Petrol, una sociedad rebelde a los controles de la DGI. Cuando hace diez años, un mes y cinco días fue conminado a abandonar la vida castrense, el “Ñato Rico” sabía que, con insubordinaciones o sin ellas, su vida en los cuarteles estaba liquidada. Nunca hubiera podido ir más allá del grado de teniente coronel. Era comando y los comandos, hasta para los militares, son peligrosos, juegan al límite. Jamás llegan a generales. Pero Ruckauf no tuvo esa cautela. Convirtió al comando en ministro y, hoy se sabe, le puso dos millones de gastos reservados en el bolsillo.

El as menos querido
Por S.V.

na03fo10.jpg (6667 bytes) Carlos Federico Ruckauf es con seguridad uno de los hombres menos queridos por el aparato justicialista, pero a los 55 años se ha convertido en su as de espadas. Tuvo un debut prematuro en la función pública. Auspiciado por Lorenzo Miguel ocupó la cartera de Trabajo. Una etapa turbulenta, signada por la acción de las bandas paramilitares protegidas por el gobierno que él había pasado a integrar. De todos modos, la experiencia duró poco. Fue interrumpida por el golpe del 24 de marzo de 1976. Una etapa negra, afirma, para él y su familia. La persecución, sin embargo, no lo obligó al exilio ni impidió que el joven abogado laboralista ligado al sindicalismo se acercara a Deolindo Felipe Bittel, el hombre del PJ que mantenía un diálogo cordial con el general Roberto Viola. En 1983 dedicó sus esfuerzos a bloquear el acceso de Carlos Grosso y los renovadores a los lugares clave del aparato justicialista. Una actitud que, cuatro años más tarde, en 1987, rectificó implícitamente aliándose a la corriente que no había podido derrotar. Luego de ganar una banca de diputado y por sugerencia de Eduardo Bauzá, Carlos Ruckauf fue elegido para ocupar el ministerio del Interior al que Gustavo Béliz había renunciado. En 1995 Carlos Menem, por una nueva recomendación de Bauzá y con el respaldo de Esteban Caselli, lo designa segundo en la fórmula con la que alcanzaría la reelección. A los ojos del Presidente, Ruckauf tenía una virtud: carecía de fuerza propia. Y fue eso mismo lo que le hizo recibir el apoyo de Carlos Menem en su carrera a la gobernación. Obtenido el objetivo, Carlos Ruckauf devolvió el viejo favor a Esteban Caselli y lo nombró ministro de Gobierno. Sabía que, además de Menem, su segundo gran aliado había sido el miedo. No tuvo empacho en reconocerlo al nombrar a su ministro de Seguridad.


 

La Alianza ayer cumplió y Corach ya es senador

La Legislatura aprobó su pliego de senador. Votaron en contra dos aliancistas, cuatro peronistas y el bloque de Nueva Dirigencia.

El pliego se aprobó por 39 votos contra 17. Corach ya es senador.
Suárez Lastra cometió un fallido: “Votamos al candidato de la UCR”.

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Por Santiago Rodríguez

t.gif (862 bytes) Carlos Corach se jacta de que está en condiciones de ingresar en el Libro Guinness por ser el funcionario que más conferencias de prensa ha dado. Si es que quiere mejorar su propio record, podrá seguir convocado a los periodistas a la puerta de su casa todas las mañanas a partir del 10 de diciembre, cuando deje de ser ministro del Interior. Cargo ya tiene: la Legislatura porteña lo consagró ayer como senador nacional por la Capital Federal. Lo que resta saber es si a la prensa le interesará lo que pueda decir desde su nuevo puesto.
Para los casi siete meses que los legisladores tuvieron en “estudio” –por no decir cajoneado– el pliego de Corach en la Comisión de Asuntos Constitucionales y en la Junta de Acuerdos de la Legislatura, su discusión en el recinto duró poco. Menos de dos alcanzaron para asegurar el futuro del ministro del Interior: 39 diputados de la Alianza y el PJ aprobaron su pase al Senado contra 17 –todo el bloque de Nueva Dirigencia, dos aliancistas, tres peronistas y Jorge Argüello– que se opusieron.
Lo que cambió desde el ingreso del pliego de Corach en la Legislatura a esta parte es que la Alianza ganó el 24 de octubre. Hasta entonces, aprobar el diploma de senador de una de las figuras paradigmáticas del menemismo era una carga para las aspiraciones de Fernando de la Rúa; ahora no. El mismo presidente electo –que imagina a Corach como un interlocutor para la construcción de consensos que en la Cámara alta requerirá inevitablemente su gobierno– dijo después de las elecciones que era necesario “cumplir con la ley”.
Ese fue el discurso que una amplia mayoría de legisladores de la Alianza enarboló para consagrar a Corach como senador. “Para que la política crezca no debemos hacer lo que nos gusta, sino lo que se ajusta a derecho y a la Constitución”, explicó el radical Facundo Suárez Lastra, no sin destacar que “tenemos profundas diferencias que nos separan de Corach, una figura paradigmática de los valores políticos contra los que luchamos”.
Para una minoría de aliancistas, en cambio, esas “profundas diferencias” resultaron insalvables. Los radicales Felipe Figuerero y Cristian Caram, quien insistió con que Corach “no es idóneo para ser senador porque siempre atentó contra la autonomía de la ciudad, dieron la cara y votaron en contra. No así el frepasista Raúl Zaffaroni y el radical Daniel Bravo, quienes prefirieron no aparecer por el recinto. Llamaron la atención las ausencias de Agustín Zbar y Lilia Saralagui porque ambos habían aprobado el pliego de Corach en comisión, como la presencia de Alberto Flamarique, cuyo asistencia no suele ser de lo mejor.
La peronista Alicia Pierini no sólo apeló a la “legalidad” –como Suárez Lastra, a quien le costará olvidar el lapsus de haber cerrado su intervención diciendo que “es por eso que votamos al candidato propuesto por la UCR”–, sino que destacó las cualidades de Corach. Lo calificó como un “arquitecto constructor del consenso político”, destacó su papel en la comisión redactora “del más formidable pacto político de este siglo” (el de Olivos, claro, que posibilitó reelección de Carlos Menem) y recordó su labor como abogado en defensa de los derechos humanos durante la dictadura militar. Llegó a señalar, incluso, que “es el mismo que compartió durante la dictadura con Carlos “Chacho” Alvarez la dirección de la revista Vísperas”.
De lo que nada dijo Pierini es de la cuestionada interna peronista de la que surgió Corach para el Senado. Pero sus compañeros se lo trajeron a la memoria. “Se usaron a los sectores más pobres de la sociedad, se utilizaron desembozadamente recursos públicos”, apuntó Juliana Marino, quien criticó “esta decisión del partido contraria a la necesidad de superar etapas agotadas”. A la Alianza le reprochó dar por válido el pronunciamiento judicial que convalidó la interna peronista “cuando ganó cansándose de denunciar la falta de independencia de la Justicia”.
Por los mismos motivos de Marino votaron en contra sus compañeros Antonio Cortés (presidente del bloque del PJ) y Liliana Sánchez, además del duhaldista Argüello. Nueva Dirigencia se opuso porque “la defensa de la autonomía porteña no ha sido la conducta dominante de Corach”.

 


 

CAVALLISTAS Y PERONISTAS JUNTOS EN LA CAPITAL
Donde hubo fuego, cenizas quedan

Por Adrián H. Mouján

t.gif (862 bytes) Entre el 10 de diciembre y fin de año, los equipos técnicos del justicialismo y de Acción por la República (AR) comenzarán a trabajar juntos para elaborar un plan para gobernar la ciudad de Buenos Aires. Las tareas en grupo se iniciarán en vistas de un acuerdo que se cerraría a fines de enero del 2000, con una fórmula conjunta entre Domingo Cavallo y Raúl Granillo Ocampo, como para ir permitiendo una inserción del ministro de Justicia en el electorado y el esmerilamiento de la candidatura del aliancista Aníbal Ibarra. Para el acuerdo, Cavallo también conversa con referentes del duhaldismo porteño, quienes aún deben solucionar sus conflictos con el sector de Granillo. Mientras que dirigentes orteguistas y duhaldistas oficializaron su acercamiento a Gustavo Beliz.
Fuentes del PJ Capital y de AR confirmaron a Página/12 que los equipos técnicos de ambas fuerzas comenzarán a trabajar para ir definiendo los perfiles de Cavallo y Granillo, y cuáles son las cualidades que los ciudadanos porteños les ponderan a ambos. Cavallo afianzará su rol de administrador, mientras que los peronistas buscarán un inmediato despegue de Granillo de su rótulo de menemista, y afianzarán “un papel de opositor serio, con propuestas claras en el tema seguridad y reformas al Código Penal”, según señaló un colaborador suyo.
“Lo que tienen que preguntarse los porteños es si quieren un intendente o un jefe de Gobierno que convierta a la ciudad en otra provincia”, explicó un colaborador de Granillo.
Los integrantes de la nueva coalición se entusiasman con oponer el perfil de administrador, de hombre con capacidad de decisión que atribuyen a Cavallo condiciones que –a su entender– no poseen ni Ibarra ni Beliz.
Lo cortés no quita lo valiente. Mientras avanzan los acuerdos programáticos, se irán armando listas de legisladores. Sobre este punto justicialistas y cavallistas manejan versiones diferentes. En las oficinas de Granillo aseguran que “cada partido lleva su propia lista de legisladores”, mientras que en la Secretaría de Seguridad Interior apuntan que “la lista va a estar compuesta por un 60 por ciento de peronistas, incluidos los duhaldistas, y un 40 por ciento de cavallistas”.
Los cavallistas piensan que la gran dificultad de su líder es ponerle un freno a la diáspora que se inició en el peronismo porteño. Mientras Granillo y Toma apenas logran mantener cohesionada a su tropa, los duhaldistas se encuentran divididos. En una reunión celebrada en la Quinta Don Tomás, Eduardo Duhalde recibió a sus referentes porteños y les aclaró que “como titular del congreso partidario no voy a avalar una incursión por afuera del partido”. Este mensaje estuvo dirigido para aquellos duhaldistas, como Jorge Argüello, Alberto Iribarne y Alberto Fernández, que podrían sumarse a la lista de legisladores del cavallismo, y para Jorge Telerman, María Laura Leguizamón y Sergio Constantino, que hoy inaugurarán el centro cultural Génesis en Villa Urquiza, que tendrá como invitado estelar a Gustavo Beliz. A este acto se sumaron los orteguistas Diego Santilli y Horacio Rodríguez Larreta.
En esa reunión, Duhalde dijo: “Entiendo, muchachos, que estén conversando con Mingo o con Beliz, porque la lista del partido es un desastre, pero Gustavo se equivocó y mucho. Ya le pasó el tren para volver al peronismo y no lo tomó, ahora le va a ser imposible”. Las críticas contra Toma y Granillo obligaron a Argüello, Iribarne y Fernández a tomar distancia nuevamente de la lista oficial del peronismo.

 

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