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NUEVO FRACASO EN EL REPARTO DE FONDOS CON LAS PROVINCIAS
Los del NOA le dicen NO A De la Rúa

Las seis provincias del Noroeste mantienen firme el reclamo de participar de todo aumento de la recaudación. Sub-bloque propio.

Los seis gobernadores justicialistas de las provincias del Noroeste, en el Palacio Municipal.
El encuentro con De la Rúa sólo sirvió para ratificar posiciones y mantener las diferencias.

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Por Claudio Zlotnik

t.gif (862 bytes) La Alianza y los gobernadores justicialistas volvieron a fracasar en el intento de acordar la distribución de fondos para el próximo año. Ayer fue el propio presidente electo, Fernando de la Rúa, quien buscó convencer a los mandatarios de las seis provincias más díscolas de cerrar un pacto fiscal para el año 2000. De acuerdo con la visión de los gobernadores, la propuesta de la Alianza los deja afuera de un eventual aumento de la recaudación. José Luis Machinea ya había amenazado que sin el acuerdo con las provincias deberá echar mano a un paquetazo impositivo para poder cumplir con la Ley de Convertibilidad Fiscal.
En la extensa reunión de dos horas realizada en el Palacio Municipal, De la Rúa estuvo acompañado por los ministros designados José Luis Machinea y Federico Storani, además de Guillermo Rozenwurcel (estará a cargo de la relación con las provincias desde Economía) y el senador pampeano Antonio Berhongaray. Por el lado de los gobernadores, asistieron Juan Carlos Romero (Salta), Julio Miranda (Tucumán), Eduardo Fellner (Jujuy), Gildo Insfrán (Formosa), Ramón Puerta (Misiones) y Carlos Juárez (Santiago del Estero).
Síntoma del desacuerdo, al término del encuentro cada equipo brindó una conferencia de prensa por separado. “Fue muy positiva”, definió primero Romero y después Storani al enfrentar a la prensa. Pero lo cierto es que ésa fue una de las pocas coincidencias que tuvieron para mostrar los futuros funcionarios y los mandatarios. Sin el acuerdo, De la Rúa prefirió volver a su despacho antes de ensayar comentarios públicos.
A la reunión, los mandatarios llegaron a las seis en punto, tal cual lo acordado. Hasta ese momento habían compartido un cónclave íntimo en la Casa de Salta, al que se plegaron Néstor Kirchner (Santa Cruz) y Carlos Manfredotti (Tierra del Fuego). Allí coincidieron en defender, ante el propio De la Rúa, lo que ellos consideran lo más justo: no resignar ni un solo peso de los fondos que percibieron, en promedio, en los últimos dos años y rechazar cualquier monto fijo que la Alianza les proponga en concepto de coparticipación impositiva. Y, en una demostración de fuerzas, decidieron negociar de aquí en más en forma autónoma, como un sub-bloque de diez provincias (se sumarán San Luis y La Pampa) dentro de los estados administrados por el justicialismo.
El dato no es menor: la decena de provincias más chicas se juntan para evitar ser víctimas de la conveniencia de las más grandes, como Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. Pero, además, es la primera señal de que se consolida un bloque de oposición al futuro gobierno, aun antes de que éste asuma.
“Este año fuimos socios de la Nación en las malas. Pero también queremos ser socios en las buenas. Compartamos los beneficios”, le comentó a este diario el gobernador salteño, Juan Carlos Romero. Según los gobernadores, la recaudación tributaria del 2000 será superior a la de este año en virtud de una mayor actividad económica y del paquete impositivo que impulsará el nuevo gobierno. Y quieren que De la Rúa los participe de esa mejora.
Al contrario, en su oferta, la Alianza respeta los fondos específicos que perciben las provincias. Y ofrece promediar en una suma fija mensual los ingresos del ‘98 –que fueron mayores a los del año corriente– con los del ‘99. Con esos fondos en la mano –unos 1300 millones de pesos mensuales–, las provincias no tendrían derecho a reclamar más dinero aun cuando se incremente la recaudación. Y en ese caso, según Machinea, el ajuste fiscal sería más suave. “Ni siquiera quisimos escuchar una cifra. Esa discusión debe darse en el marco de un pacto fiscal en el Congreso”, le dijo Romero a Página/12.
Para seducir a los mandatarios de las provincias más chicas, Machinea planteó durante la reunión que esa suma fija mensual podría otorgarse sólo durante el año 2000. Y, a partir del 2001, se iría hacia un nuevo régimen de coparticipación. Pero los mandatarios se negaron. Ni siquiera los convenció la posibilidad de que el próximo gobierno los ayude a refinanciar las deudas. A cambio, los gobernadores le prometieron a De la Rúa votar afirmativamente el Presupuesto 2000, aun con las modificaciones que quiera introducirle Machinea. “Acordar un compromiso fiscal con las provincias va a llevar tiempo”, admitió el futuro titular de Hacienda durante la conferencia de prensa.
Al mismo tiempo que se negaron a los pedidos de De la Rúa, los gobernadores insinuaron reclamos: quieren que los planes sociales no queden exclusivamente en manos del poder central para administrarlos ellos mismos, lo mismo que ya sucede con la salud y la educación. Al mismo tiempo, se comprometieron a acogerse a una convertibilidad fiscal en cada provincia para poner en línea las cuentas públicas.
A dos semanas de asumir la presidencia, De la Rúa ya tiene que resolver una encrucijada con el justicialismo. La próxima semana volverá a encontrarse con los gobernadores, sabiendo que de ese acuerdo dependen los primeros pasos de su mandato.

 

Un reto más antes de irse

Roque Fernández no se salvó de los retos de Carlos Menem, aun cuando la de ayer se trató de la antepenúltima reunión de gabinete de la gestión menemista. “Lamento que mis propios funcionarios no hayan sido capaces de defender mi gestión ante los ataques de la oposición”, se quejó con amargura el jefe de Estado dirigiendo su mirada al titular de Economía.
“No puede ser que los políticos opositores puedan criticar la manera en que dejamos el país sin que nadie les diga nada”, prosiguió. El enojo de Menem con su ministro de Economía ya lleva tiempo. Más precisamente, desde que Roque Fernández se negó sistemáticamente a dar los avales para que se construya el Canal Federal. La tensión entre ambos llegó a su pico máximo hace poco más de un mes, cuando el titular de Hacienda amagó con un portazo, al enterarse de que Menem le estaba buscando reemplazante.
Con el reto presidencial, en la quinta de Olivos se hizo un espeso silencio. Ningún funcionario se animaba a arrimar bocado. Hasta que el propio Menem decidió cambiar a otro tema que lo preocupaba: la elección de intendente en Río Cuarto del domingo.


 

LOS ECONOMISTAS EN EL GABINETE
La ortodoxia avala

t.gif (862 bytes) Con diferencias apenas de matices, los economistas ortodoxos y los habituales consultores de grandes empresas elogiaron la conformación del nuevo gabinete nacional, en el que se destacan por su número los que provienen de su misma profesión. “Los economistas invertimos mucho tiempo en investigar cuestiones de la administración pública, y por eso tal vez contamos con algunas ventajas”, justificó Daniel Artana, de FIEL. “El presidente Fernando de la Rúa quiere tranquilizar a los ahorristas”, fue la explicación que halló Roberto Alemann, ministro en la última dictadura.
Artana consideró que lo que Argentina necesita con más urgencia es lograr un equilibrio en sus cuentas y mayor eficiencia en el gasto. “La trayectoria de toda esta gente (por los cuatro economistas que integrarán el elenco ministerial) ha seguido pautas que apuntan en este sentido”. Pero tampoco se mostró sorprendido por la diversidad de áreas en las que cumplirán funciones sus pares de profesión (Cancillería, Defensa y Educación). “En otros países también hay economistas que trabajan en áreas que exceden su marco profesional. En Argentina todavía no estamos acostumbrados a eso”, señaló.
José Luis Espert, de la consultora Econométrica, fue el único que desentonó, al sostener que “la presencia de economistas demuestra la gravedad de la crisis que soporta la Argentina. Sobre todo, el que va a estar en Economía (José Luis Machinea) tiene un pasado dudoso y es bueno que esté apuntalado por otros profesionales del área”.

 

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