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Computadoras en shoppings para vigilar al Estado

Chacho Alvarez promueve una corriente pro transparencia de las contrataciones del sector público. Información abierta al público.

Carlos Alvarez quiere computadoras en shoppings y supermercados para abrir la información del Estado.

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Por Cledis Candelaresi

t.gif (862 bytes) Para garantizar la eficiencia administrativa del Estado, la Alianza pule una idea llamativa y original. Los técnicos más próximos a Carlos Alvarez estudian montar una red de computadoras en supermercados y shoppings para que los ciudadanos puedan obtener información en tiempo real de las compras y contrataciones públicas. Transformar los centros comerciales en unidades de auditoría popular es sólo un capítulo de la movida pro transparencia que comandará la vicepresidencia de la Nación. Algunas de las fórmulas previstas están inspiradas en políticas del primer ministro británico, Tony Blair.
Ligado a esa imaginativa idea está el propósito de impulsar la sanción del proyecto de ley presentado por el Alvarez en Diputados para que todas las operaciones del sector público sean publicitadas a través de Internet. El segundo capítulo de esa iniciativa supone garantizar que esa información tendrá el mayor alcance posible, meta que podría cumplirse sembrando de PC lugares de gran afluencia de público. Parte de la información estatal ya está en on line, fundamentalmente, los decretos y resoluciones administrativas. Pero aún falta mucho para ampliar la base de datos y, después, facilitar el acceso a ella habilitando “centros de información”.
Esta divulgación así como un sistema de control de la gestión de los funcionarios están contemplados en la Ley de Solvencia Fiscal, que pone límites al déficit público. Ahora, Alvarez confió en el ex subsecretario de Presupuesto, Marcos Makón, el diseño de al menos un par de herramientas que permitirían mejorar el funcionamiento del Estado vía decreto o resolución, cuya redacción se alistaría durante el fin de semana:
ron2.gif (93 bytes)  Una es la gestión por resultados, expresamente prevista en aquella ley. El sistema ya existe en Nueva Zelandia, Inglaterra y Estados Unidos, y consiste en instrumentar un sistema de premios y castigos para evaluar a los funcionarios. El propósito es que cada repartición pública consiga sus metas en el menor tiempo y al menor costo posible. De hacerlo, todo el personal accedería a estímulos (dinerarios o de otro tipo) o la repartición se beneficiaría con la flexibilización de su sistema de compras, adquiriendo mayor autonomía, entre otros beneficios. En todos los casos, la evaluación quedará en manos del ministerio u organismo que corresponda.
ron2.gif (93 bytes)  Otra idea sobre la que trabaja el futuro gobierno es la denominada “carta de compromiso con el ciudadano”. En virtud de ella, todas las reparticiones que atiendan al público tendrán la obligación de tener un detalle bien visible de los pasos a seguir para completar un trámite y estará identificado al funcionario responsable de que éste se concrete. Por ejemplo: inscripción en un registro público y obtención de la constancia a las 48 horas. Si los tiempos y condiciones no se respetan, los ciudadanos involucrados podrán denunciar la falta y conseguir que el o los responsables tengan la correspondiente sanción administrativa, como la apertura de un sumario. La idea, novedosa en nuestro país, es copia del exitoso sistema que Blair inauguró en Gran Bretaña.
Aunque no se crearán cuerpos especiales de contralor, la aplicación de esos regímenes entrañan costos adicionales. Pero éstos deberían ser cubiertos con los presupuestos de cada área, ya que el ajuste que se está preparando no incluye reforzar partidas. “No vamos a aumentar la estructura burocrática”, advierte Makón, quien fiscalizará la modernización estatal desde un cargo aún no precisado en la vicepresidencia.

 

Transparencia en obras

El futuro ministro de Infraestructura, Nicolás Gallo, confirmó la contratación de Transparencia Internacional para fiscalizar la licitación y ejecución de obras públicas. Esta decisión forma parte de una estrategia para demostrar la voluntad política de combatir las irregularidades administrativas. Otro de los cambios que instrumentará el futuro ministro es la apertura de discusión con los concesionarios de servicios públicos para conseguir una rebaja tarifaria. Antes de asumir, Gallo comenzó una ronda de consultas con algunas empresas adjudicatarias, entre ellas, las de rutas por peaje. La tarea de promover una reducción tarifaria será encarada en forma conjunta con Economía, que tendrá competencia en el precio de todos los servicios públicos, la mayoría de los cuales quedará en la jurisdicción de Infraestructura.


 

Menos atribuciones para la Jefatura
Achicaron a Terragno

Por C.C.

t.gif (862 bytes) Rodolfo Terragno sueña con darle a la Jefatura de Gabinete un rol protagónico, bastante más destacado del que tuvo a durante la gestión menemista. Sin embargo, la futura estructura estatal parece reservarle casi lo contrario, ya que las funciones del sucesor de Jorge Rodríguez estarán más acotadas. En principio, porque se reducirán de cuatro a dos las secretarías y de diez a dos las subsecretarías bajo esta órbita.
Aunque ya están elegidos los ministros, aún no hay una definición última del organigrama estatal, pero sí un bosquejo de las reparticiones que subsistirán y de su dependencia funcional. Según este borrador, en el ámbito de Jefatura sobrevivirán sólo las secretarías de Control Estratégico (actualmente a cargo de Miguel Solé) y de Relaciones Parlamentarias (en manos de Néstor Alcalá). Tanto la de Equidad Fiscal (en manos de Carola Pessino) como la de Función Pública (a cargo de Claudia Bello) tienen expedido el certificado de defunción.
“El jefe de Gabinete es un coordinador de los ministros, encargado de controlar las políticas que instrumenta la Presidencia”, precisa Marcos Makón, uno de los autores del proyecto de Ley de Ministerios y reforma estatal en curso. Esas funciones serán competencia de dos subsecretarías: la de Gestión y Organización y la de Seguimiento de Políticas Públicas.
Pero uno de los axiomas de la Alianza es evitar la superposición de funciones, única manera de ahorrar recursos sin alterar la operatividad del Estado. Bajo ese principio, la idea es que la administración del Presupuesto sea competencia de Economía y en él no tenga el jefe de Gabinete las atribuciones que hoy distinguen a Rodríguez: éste, por ejemplo, puede reasignar partidas presupuestarias a piacere, algo que no podrá hacer Terragno.
El mismo borrador prevé que Medio Ambiente se desmembrará: las obras hídricas quedarán en manos de Infraestructura, en tanto que la política de cuidado ambiental será competencia de Acción Social, cartera reservada a Graciela Fernández Meijide. Este punto no tiene chances de ser modificado, ya que hay consenso en el futuro gobierno para concretar el desmembramiento.
Por el contrario, la Secretaría de Comunicaciones sigue generando dudas, en gran medida, porque hoy acapara funciones muy diversas, como la de controlar a las empresas privatizadas de teléfono y Correo y, al mismo tiempo, diseñar la política de comunicaciones del país.
La red de ministerios debe ser resuelta por ley. Pero para la creación de secretarías y subsecretarías sólo basta un decreto, así como para generar o suprimir direcciones es suficiente una resolución ministerial. Estas alternativas legales le dan margen al nuevo gobierno para postergar hasta último momento algunas definiciones, que tendrán tanto impacto en el Presupuesto como en la relación de poder interno entre sus hombres.

 

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